Cómo se está produciendo la integración del Internet de las Cosas en el TV
En un mundo digital, donde todo son ceros y unos, la conectividad abre las puertas a nuevas formas de interaccionar con los objetos (las “cosas”), incluso remotamente y a través de apps o un entorno donde se ponen a disposición de los usuarios diferentes opciones de monitorización y control. Miles de millones de objetos conectados […]
14 de julio de 2018
En un mundo digital, donde todo son ceros y unos, la conectividad abre las puertas a nuevas formas de interaccionar con los objetos (las “cosas”), incluso remotamente y a través de apps o un entorno donde se ponen a disposición de los usuarios diferentes opciones de monitorización y control.
Miles de millones de objetos conectados
Añadir conectividad a un objeto ha acabado por ser barato. La miniaturización ha hecho posible que apenas ocupe espacio y que el consumo energético sea tan reducido que incluso se puedan usar baterías para proporcionar energía a estos dispositivos conectados del IoT con autonomías de semanas o meses.
Lo único que se requiere es WiFi, LTE, NB-IoT, LTE-M, Zigbee o cualquier otra conexión que se emplee para hacer que las “cosas” estén online. También se necesita una plataforma que “hable” con los dispositivos conectados y que permita “dialogar” a los objetos IoT, así como aplicaciones e interfaces web para que los usuarios puedan acceder a la plataforma IoT.
al es la magnitud de este fenómeno que la consultora Gartner predice que en 2020 habrá unos 26.000 millones de objetos conectados en el mundo. Según ABI Research, esta cifra llegará a los 30.000 millones para ese mismo año. Sea una u otra, lo que es seguro es que habrá un número ingente de objetos conectados.
Estos pueden pertenecer al ámbito corporativo e industrial, dentro de lo que se ha llamado “Industria 4.0”, o a un entorno doméstico, al alcance de una audiencia general. Es en este último ámbito en el que se engloba la integración con el televisor.
Cosas de casa que se hablan
Entre los objetos cotidianos conectados o susceptibles de estarlo, encontramos ejemplos de todo tipo. Así, tenemos luces conectadas a Internet como las Philips Hue, sistema de aire acondicionado, lavadoras, frigoríficos, hornos, “buscas” para mascotas, medidores de humedad, cafeteras, termostatos para calefacción, timbres para casa que te avisan en el móvil cuando alguien llama…
Y también televisores, los nuevos Samsung QLED TV 2018, que gracias a SmartThings entran de lleno en el universo del Internet de las Cosas. Nos detendremos en ello un poco más adelante.
De todos modos, es una fase inicial en la que se echa de menos una homogeneización de los sistemas de acceso a los dispositivos de IoT, así como a su monitorización centralizada desde un único lugar, ya sea una app o un panel de control web, como apuntábamos antes.
En la actualidad, cada dispositivo conectado suele tener su propia aplicación e incluso tecnologías propietarias, aunque la tendencia es la de la apertura e interoperabilidad de las plataformas para hacer que “hablen” entre sí mediante protocolos (idiomas, por decirlo metafóricamente) estandarizados.
Hacia una integración fácil y robusta
La evolución del IoT ha ido de la mano de la evolución de la tecnología. Sin una red tupida de conexiones móviles 4G, 5G en el futuro o WiFi, sin olvidar otras tecnologías de comunicaciones específicas para IoT, no sería posible conectar los dispositivos. Sin una miniaturización de los componentes electrónicos no sería posible integrarlos de un modo no intrusivo en muchos objetos conectados. Y sin el abaratamiento progresivo de los módulos de conectividad tampoco sería factible desplegarlos de forma masiva y generalizada.
Como decíamos, también hay tecnologías de conexión específicas para IoT, como LTE-M o NB-IoT, sin olvidar otras como Zigbee o Sigfox, optimizadas para favorecer el ahorro de energía en los objetos conectados. Es un aspecto importante ya solo teniendo en cuenta que muchos de estos objetos conectados funcionan con baterías, en ocasiones de muy poca capacidad.
Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando se empiezan a ver iniciativas claras para integrar los objetos conectados en un único entorno de configuración y monitorización. Sin ir más lejos, SmartThings de Samsung es una de ellas.
Samsung SmartThings, IoT hecho fácil
La plataforma SmartThings de Samsung es el resultado de años de investigación por parte de la firma asiática. Lo que se pretende es integrar la gestión de los dispositivos conectados como parte de las habilidades de los smartphones, así como de los televisores con tecnología Smart TV de la compañía coreana. La forma de hacerlo es a través de la aplicación homónima, disponible para terminales Android e iOS y que también está instalada en los televisores QLED TV 2018 dentro de la parte Smart TV.
SmartThings permite acceder a los objetos conectados de un modo centralizado y unificado, con la posibilidad de crear “escenas” en las que se combinan las funcionalidades de varios dispositivos a la vez. Por ejemplo, se podría programar una escena de bienvenida a casa en la que la detección de ubicación activase el inicio de lavado de la lavadora para tenerla lista al llegar a casa, arrancase el televisor, calentase o enfriase las estancias principales del hogar y se encendiesen las luces.
Con SmartThings también podemos recibir notificaciones dentro de la propia aplicación, por lo que podremos estar al tanto de si la colada en la lavadora conectada ha finalizado a través de una alerta en la pantalla del smartphone o del televisor. O saber si alguien está llamando a la puerta incluso si tenemos los auriculares puestos y no escuchamos lo que sucede alrededor.
Estamos en la infancia del IoT y, aun así, ya estamos rodeados de objetos conectados. Dispersos y poco ordenados, pero los hay, aunque esta dispersión hace que no se saque todo el partido posible al IoT y al análisis de los datos que se obtienen a partir de una presencia plena del IoT en nuestras vidas.
De un modo seguro y anonimizado, por supuesto, que no cunda el pánico. Pero el verdadero potencial del IoT está en el análisis de datos recolectados por los sensores de los dispositivos conectados del Internet de las Cosas. Estos datos pueden provenir del propio televisor o el smartphone donde tengamos la aplicación SmartThings.
Si, por ejemplo, vemos cierto tipo de programas, películas y series, noticias de actualidad, etcétera, podremos recibir notificaciones personalizadas, así como recomendaciones de productos también adaptadas a nuestros intereses.
La voz es otro elemento que cobra relevancia paulatinamente. Bixby es el asistente de voz de Samsung y, cuando esté integrado plenamente en los televisores, los smartphones y otros objetos conectados, la interacción por voz será más natural y bidireccional. La voz permite acceder a las opciones de uso de los dispositivos sin necesidad de recorrer jerarquías de menús y usando un lenguaje natural. Bixby, de momento, está disponible en inglés y coreano, pero llegará en otros idiomas.
A medida que más objetos conectados se sumen a SmartThings, será posible que automatice más tareas y se anticipe a ellas. Los televisores serán capaces de mostrarnos en pantalla avisos útiles en el momento justo sobre mensajes en redes sociales, alertas, recomendaciones de qué ver o incluso qué hacer…, en una experiencia que se continúa en el smartphone, en el coche o en cualquier otro contexto en el que nos movamos en nuestro día a día.
Ya es posible obtener información sobre la compra a partir de lo que falta en la nevera conectada o detectar el programa de lavado óptimo a partir de la ropa que estemos lavando. Cuando otros objetos conectados vayan adquiriendo “sentidos” que capturen datos del entorno, SmartThings usará esos datos para convertirlos en información, recomendaciones y acciones. Y los televisores avanzados como los QLED TV 2018 de Samsung ya están preparados para centralizar el control del usuario en ellos.