Durante la jornada de este viernes 6 de septiembre, el gobierno a través del ministro de Educación, Nicolás Cataldo, entregó mayores detalles del proyecto de ley que buscará terminar con el Crédito con Aval del Estado -CAE- y que sería presentado ante el Congreso después de Fiestas Patrias. PUBLICIDAD Esto, luego del Consejo de Gabinete que durante esta jornada encabezó el Presidente Gabriel Boric, donde se evaluaron las urgencias legislativas que enfatizará el Ejecutivo durante lo que queda del año, destacando entre ellas la del fin del CAE, una de las promesas insignes de la campaña presidencial. A quiénes beneficiaría el proyecto del fin del CAE De acuerdo a lo que explicó el ministro Cataldo, “estamos frente a una propuesta que va a hacerse cargo de múltiples realidades, le vamos a ofrecer alternativas a todo el universo de personas que hoy son deudores de crédito universitario, y al mismo tiempo vamos a construir un sistema de financiamiento ”. En ese sentido, la idea es que quienes tienen menos recursos y quienes hayan sido constantes en el pago de la deuda universitaria sean los principales beneficiados, aunque también se buscará que todos tengan la opción de mejorar su situación. “Hemos escuchado a la oposición, y creemos firmemente que tenemos la necesidad de equilibrar en nuestra propuesta tanto aquello que va a ayudar de manera muy concreta y precisa a quienes más lo necesitan, como también a aquellos que han tenido trayectoria y comportamiento de pago correcto en el tiempo. Queremos dar esas dos señales”, explicó el ministro de Educación. El titular del Mineduc agregó que la propuesta “ busca no avanzar en la idea de la condonación de todo a todos, sino que busca avanzar en la idea de que a todos les llegue una propuesta de mejoramiento de sus condiciones actuales que, en algunos casos, puede implicar la eliminación completa de la deuda”. En ese sentido, añadió que “ estamos pensando en personas que están en peores condiciones, que no terminaron de estudiar y que por tanto sus deudas son más pequeñas, pero que no tienen ninguna posibilidad de ponerse al día, y también de aquellas personas que han sido responsables, que han cumplido, que han estado pagando regularmente, y que también hoy sus deudas son pequeñas”. La idea que destacó el ministro Cataldo es que todos los deudores del CAE tendrán alternativas para regularizar su situación, puntualizando que se buscará “ofrecer a todos alternativas que nos permitan incorporar masivamente a aquellos que hoy son morosos a regularizar su contribución a este sistema de financiamiento”.
Los niños pequeños, cuando notan que un ser querido está sintiendo tristeza o necesita ayuda, orgánicamente acuden a sostener, acompañar y calmarlo. En términos simples, están siendo solidarios. Y es que poder cuidar, proteger, confiar y pertenecer, son experiencias fundamentales en el desarrollo humano, así como sentirse cuidado, protegido, querido y parte de un grupo social. La solidaridad viene a resaltar justamente esa capacidad que tenemos para ocupar nuestra sensibilidad, fomentando la consciencia humana y movilizándonos hacia la empatía, la ocupación y la ayuda social. En este sentido, la “ educación socio emocional, es fundamental en el desarrollo integral de los estudiantes de todas las edades, intencionado su aplicación en la práctica y cotidianidad ”, explica Adela Gajardo, psicóloga del equipo de Salvaguarda de la red educacional Cognita, que cuenta con 17 colegios en Chile. “Podemos contribuir con una perspectiva que los ayude a identificar y fortalecer las competencias y habilidades que son esenciales para trabajar el valor de la solidaridad. Estas son la autogestión, la conciencia social, las habilidades sociales y resolución de conflictos, la empatía, la colaboración, el aprecio por la diversidad, la interdependencia y la pertenencia”, complementa la especialista. Modelo y ejemplo Sin embargo, por mucho que se trate de inculcar, el ejemplo es fundamental para la educación de cualquier valor, siendo las personas significativas de su entorno a quienes los niños siguen y que los inspiran a ser solidarios. “ En la familia, son los padres, abuelos y tíos; y en el colegio, sus profesores, principalmente ”, comenta la psicóloga de Cognita. Por eso es tan importante comprender que los adultos son un modelo permanente de la solidaridad, donde pueden además intencionar una actitud activa y propositiva al momento de participar y asistir a quienes lo necesiten. “ Los padres pueden ayudar a desarrollar la conciencia social en los niños, que les permitirá sensibilizar, empatizar y aportar desde su lugar, a quienes no presentan las mismas oportunidades ”, dice Adela Gajardo. Así, es principal que los niños reflexionen, aprecien y valoren las actitudes solidarias observadas en su casa y que tengan conciencia de cómo pueden ellos y ellas ayudar a fortalecerlas y hacerlas crecer. Para ello, la psicóloga propone trabajar con ejemplos y casos tomados de diversos ámbitos de la cotidianeidad como la actualidad, ciencia, artes, deporte, etc. donde ellos reconozcan la presencia o ausencia del valor de la solidaridad o conductas prosociales. Un ejercicio puede ser comentar a los niños que, a raíz de los cortes de luz por el temporal, hubo personas que no fueron afectadas en el suministro de electricidad e invitaron a quienes lo necesitaron para que pudieran cargar sus celulares o facilitaron un cable que les permitiera usar su refrigerador y algunas ampolletas. Asimismo, otra actividad formativa para realizar en familia se da en la película El Rey León, cuenta Adela Gajardo, psicóloga de la red Cognita. “ Cuando Scar enfrenta a Simba; ¿qué podría hacerse para que Scar fuera solidario? ¿Por qué él es así? ¿Podríamos comprenderlo y ayudarlo para que cambiara?” Sin duda una excelente invitación a reflexionar.
La llamada generación Alfa, compuesta por niños y jóvenes nacidos a partir de 2010, es la primera en crecer inmersa en un entorno completamente digital, interactuando desde sus primeros días con tecnologías avanzadas como smartphones, redes sociales e inteligencia artificial, lo que ha influido significativamente en la forma en que aprenden, socializan y perciben el mundo. “La generación Alfa es la primera que desconoce por completo la tecnología analógica como las fuentes de sonido por cinta magnética (cassette) o las películas en formato, experimentado el mundo a través de las pantallas de distintos dispositivos, lo que tiene implicancias sociales”, explica Reinaldo Marfull, asesor de Aprendizaje Digital de Cognita Chile, red internacional que cuenta con 17 colegios a lo largo de nuestro país. El profesional ejemplifica que, para estos niños y jóvenes, las interacciones remotas con otras personas son tan reales como las presenciales. “ Para esta generación, el espacio presencial y el virtual se presentan en un mundo donde se transita fluidamente entre ambos”. Esto porque no tienen que esperar la disponibilidad de otros para comunicarse, pues las interacciones asincrónicas abrieron la posibilidad de conversar cuando cada cual lo desea. “ Esta interacción asincrónica puede girar en torno a grabaciones de voz, audiovisuales, fotografías, entre otros recursos que enriquecen esta comunicación, realidad que permite desarrollar amistades en redes sociales a las cuales nunca podrían haber conocido en persona, junto a códigos de comportamiento en los espacios digitales que escapan de la comprensión de las generaciones previas ”, indica Marfull En este escenario, el modelo de aprendizaje requiere de una intervención de los educadores orientada al logro de experiencias interactivas, colaborativas y creativas, es decir, el concepto clave que emerge espontáneamente es la innovación. Un gran desafío para los padres y los colegios, donde los docentes han debido adaptarse a estas nuevas necesidades y capacitarse en esta mirada holística de la enseñanza. Asimismo, los padres deben habituarse a usar la tecnología de una manera segura, responsable, ética y funcional. “Son los adultos quienes deben ser ejemplo del uso saludable y equilibrado de la tecnología, fomentar actividades al aire libre, e inculcar la conciencia y responsabilidad por el cuidado del planeta, la lectura de libros físicos, interacciones presenciales, e incorporar experiencias que no dependan exclusivamente de la tecnología, a fin de que puedan “conectar” con el mundo real y desarrollar otras destrezas motoras y emocionales, considerando la sobreestimulación y sobreexposición a las pantallas que ha tenido desde que nacieron”, explica Soledad Casal, psicóloga y coordinadora del programa Desarrollando Líderes Inspiradores de la red Cognita. Y es que para “conectar”, como expresa la especialista, la educación actual debe integrar las emociones y otras competencias que moldeen e incidan en su modo de aprender, socializar, conocer y percibir el mundo. “ Los niños, niñas y adolescentes de la generación Alfa deben desarrollar o potenciar habilidades que les permitan manejar eficazmente sus emociones, interactuar de manera efectiva con los demás y adaptarse a distintas situaciones”, complementa Soledad, quien además expresa que es un deber fundamental de las escuelas el integrar la educación emocional y social en el currículo, “a través de programas que promuevan la adaptación a un presente en constante cambio y a un futuro incierto, trabajando en forma conjunta y alineada con las familias”. Para ello, entrega algunos puntos clave en el desarrollo emocional en un mundo digital de la generación Alfa. - Conciencia de sí mismos : reconocer y entender con exactitud sus valores, fortalezas, desafíos y emociones, lo cual les permita ser fieles a su identidad y tomar decisiones que vayan en línea con ella. - Autocontrol : gestionar eficazmente sus emociones, conductas e impulsos ante diversas situaciones, enfrentando de una manera adaptativa el estrés, la ansiedad, la frustración y las presiones del ambiente. - Empatía : entender y compartir los sentimientos de los demás, siendo más comprensivos y solidarios en sus interacciones. - Resiliencia y flexibilidad : adaptarse y salir fortalecido ante la adversidad y el cambio, con optimismo y determinación, en un mundo dinámico e incierto. - Sinergia y trabajo en equipo: interactuar con otros de forma genuina, aportando, compartiendo ideas, valorando y aprovechando las diferencias y estando abiertos a la influencia de los demás, a fin de generar nuevos enfoques de conocimiento y creatividad. - Resolución de conflictos: negociar buscando el beneficio mutuo y dialogar de manera constructiva, desde una escucha empática y comunicación asertiva. - Toma de decisiones responsable: esta habilidad requiere que seamos capaces de prever las consecuencias de nuestras decisiones y acciones, y cómo estas impactan a nivel del bienestar de uno mismo y de los otros.
El concepto “Mentalidad de crecimiento” fue descrito por Carol S. Dweck en su libro Mindset (2006), donde explica que cada persona tiene una percepción sobre las habilidades propias y de otros. Esta percepción varía desde una “mentalidad fija”, que supone que la inteligencia es innata y no puede modificarse, a una “mentalidad de crecimiento”, donde las habilidades se pueden cultivar por medio del trabajo y el esfuerzo, incluso ante una dificultad o el fracaso. Un concepto que cobra relevancia ad-portas de terminar un nuevo semestre escolar, cuando el cansancio y el estrés pueden anteceder a las vacaciones de invierno, sobre todo si los resultados académicos no son los esperados. Soledad Casal psicóloga y Coordinadora del Programa de Habilidades Socioemocionales y Liderazgo de los colegios de la red Cognita, señala que “Las exigencias y tensiones forman parte de lo cotidiano, por lo tanto, todos los niños, niñas y adolescentes van a sentir estrés en algún momento de sus vidas, y una cierta dosis de éste, cuando cuentan con herramientas socioemocionales y apoyo adecuado de los padres y el colegio, puede considerarse como un factor positivo, que los ayuda e impulsa a responder al desafío que se les presenta”. En ese sentido, los estudiantes deben lidiar frecuentemente con situaciones de alta demanda, sin embargo, cuando éstas son muy intensas o duraderas, como por ejemplo las percibidas a finales de un semestre escolar, podrían llegar a ejercer una presión significativa y superar la capacidad para responder adaptativamente. De acuerdo con la especialista “ esto puede manifestarse con dolores de cabeza, de estómago, problemas para dormir, disminución del apetito, taquicardia, crisis de llanto sin causa aparente, temores nuevos o recurrentes, angustia o preocupación excesiva por las notas o las tareas escolares, dificultades de memoria, atención y concentración, conductas regresivas o agresivas, entre otros”. Momento en que se deben encender las alertas y recurrir a un especialista que pueda evaluar. Lidiar con la frustración y educar en el esfuerzo Para que los niños, niñas y adolescentes sean capaces de lidiar con el fracaso, la desilusión, y el estrés, las familias y el sistema educativo deberían promover la “mentalidad de crecimiento”, una manera de ver los desafíos y contratiempos que plantea la destacada psicóloga e investigadora norteamericana Carol S. Dweck, y que la psicóloga Soledad Casal, de Cognita, desarrolla: “ Las personas que tienen una “mentalidad fija” se frustran fácilmente y tienden a evitar desafíos. Mientras que quienes tienen una “mentalidad de crecimiento” se animan a enfrentar las dificultades y retos, entendiendo que son oportunidades de aprendizaje para desarrollar mejor sus habilidades”. Así, por ejemplo, en lugar de pensar: “No puedo hacer esto”, o “Soy un tonto porque me saqué una mala nota”, los niños aprenden a pensar: “No puedo hacerlo todavía, pero con esfuerzo lo lograré”. De la misma manera, es sumamente relevante que los adultos aprecien el esfuerzo de los niños, aunque luego no se vea reflejado en las calificaciones escolares. “ Valorar el proceso que hizo ese estudiante; el compromiso con sus tareas, su comportamiento en clase, el interés por aprender, entre otros, más que el resultado final. Ya que ese esfuerzo, compromiso y perseverancia, será lo que le permitirá afrontar un fracaso o error, sin frustrarse, y con la disposición a aprender de él, mejorando sus habilidades ”, explica la experta el liderazgo infanto-juvenil. Asimismo, señala que los padres, madres y adultos a cargo, pueden ayudar a sus hijos/as a enfrentar y reducir el estrés, entendiendo qué variables o situaciones podrían estar generándolo y, revisando qué apoyo están dando para prevenirlo o reducirlo. “En este sentido, existen numerosas estrategias de manejo del estrés, que pueden emplearse en el hogar y también en el contexto escolar ”, comenta Soledad Casal, de Cognita: Practicar ejercicios de relajación cotidianamente (utilizando la respiración), Promover habilidades organizativas (tiempo y espacio): enseñándoles a administrar adecuadamente su tiempo, priorizar sus actividades (“primero lo primero”), como también mantener el orden del espacio de trabajo. Asegurar el descanso adecuado: tanto en la cantidad de horas que duerme, como en el horario de irse a dormir. Controlar la sobreexposición a pantallas. Propiciar actividades deportivas, de esparcimiento y de ocio. Considerar el clima emocional que se vive en el hogar, y dar un ejemplo saludable, manteniendo el propio estrés bajo control, ya que el estrés parental incide en el estrés de nuestros hijos/as. Practicar la escucha empática, procurando entender el sentir del niño/a y validarlo. Buscar ayuda profesional, si el estrés es excesivo, y no disminuye con el tiempo.
Chile tiene una lamentable realidad en términos de seguridad vial; diariamente fallece un promedio de 4 personas. Y en lo que va del año, ya han muerto más de 480 en siniestros viales, según la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (Conaset). Un panorama que nos invita a reflexionar sobre lo indispensable que es educar en seguridad vial desde edades tempranas, si queremos reducir estas cifras. Para Carla Cerda, coordinadora del programa Road Safety, el cual se realiza hace más de 10 años en los colegios Pumahue y Manquecura, de la red Cognita. “ Los niños, niñas y adolescentes deben ser educados para ser peatones y futuros conductores conscientes de su comportamiento y del impacto que éste puede conllevar en las calles y en la seguridad colectiva”. El objetivo central de este programa es reducir, a través de la adquisición de conocimientos y habilidades preventivas, los siniestros viales que involucran a los niños y jóvenes que transitan las calles del país. Para lograrlo, la especialista advierte que no sólo los colegios deben hacer esfuerzos, los padres también tienen que estar plenamente involucrados, educando desde el ejemplo y la construcción de hábitos. En ese sentido, transmitir los valores de la educación vial es esencial. Estos se focalizan en el autocuidado y el cuidado de los otros, ayudando a desarrollar hábitos de convivencia ciudadana, respeto por las normativas de tránsito, cuidado de la vida humana y natural, e impulsando prácticas que benefician a toda la comunidad. Carla Cerda comenta que en la red Cognita, pionera en instaurar este programa en sus colegios desde el jardín infantil, “se aborda la educación vial de manera transversal en todos los ciclos, de acuerdo a la edad, a través de intervenciones y recursos que acercan la temática de manera lúdica y significativa, como cuentos virtuales, cuenta cuentos, cuadernillos de trabajo, obras de teatro, convenios con instituciones que brindan charlas educativas, participación en la Brigada Road Safety, salidas educativas, jornadas prácticas en circuitos viales, entre otras”. Claves para inculcar hábitos La educación vial es una disciplina que busca preparar a las personas, idealmente desde la infancia, a cómo usar las vías públicas en el ejercicio de sus distintos roles sociales: como pasajero, peatón o conductor. La última semana de mayo se celebra la Semana de la Seguridad Vial, una instancia impulsada por la ONU a nivel mundial y que hace tres años lanzó la Década de Acción por la Seguridad Vial 2021-2030, para promover medidas y acciones de prevención de siniestros de tránsito, una sólida cultura vial, además del fortalecimiento de la buena convivencia en los espacios públicos. La especialista de la red Cognita entrega algunas sencillas recomendaciones para inculcar la seguridad vial en los niños: Ejemplo, ejemplo, ejemplo. Los niños hacen y dicen lo que ven y escuchan de sus padres, así que ten una conducta amable, a la defensiva y de precaución. Utiliza el cinturón de seguridad y enfatiza la importancia de su uso en todo momento, ya sea como conductor, copiloto o pasajero en cualquier vehículo. Lo mismo con el sistema de retención infantil. No cruces a media calle. Recuérdales a tus hijos que se debe cruzar sólo en pasos de cebra o semáforos. Y que aún así, se debe mirar y tener precaución antes de cruzar. En las luces rojas, aprovecha de explicarles lo que significan las señales de tránsito que hay en el entorno y por qué es importante recordarlas y respetarlas. No hables por teléfono, mandes mensajes, ni estés preocupado de la radio. Tu hijo debe verte concentrado en la ruta. Enséñales a subir y bajar por la puerta del auto que da hacia la acera, a no sacar la cabeza, los brazos o juguetes por la ventana. Tampoco a jugar con los pestillos o cerraduras del auto.
Durante la jornada de este viernes 6 de septiembre, el gobierno a través del ministro de Educación, Nicolás Cataldo, entregó mayores detalles del proyecto de ley que buscará terminar con el Crédito con Aval del Estado -CAE- y que sería presentado ante el Congreso después de Fiestas Patrias. PUBLICIDAD Esto, luego del Consejo de Gabinete que durante esta jornada encabezó el Presidente Gabriel Boric, donde se evaluaron las urgencias legislativas que enfatizará el Ejecutivo durante lo que queda del año, destacando entre ellas la del fin del CAE, una de las promesas insignes de la campaña presidencial. A quiénes beneficiaría el proyecto del fin del CAE De acuerdo a lo que explicó el ministro Cataldo, “estamos frente a una propuesta que va a hacerse cargo de múltiples realidades, le vamos a ofrecer alternativas a todo el universo de personas que hoy son deudores de crédito universitario, y al mismo tiempo vamos a construir un sistema de financiamiento ”. En ese sentido, la idea es que quienes tienen menos recursos y quienes hayan sido constantes en el pago de la deuda universitaria sean los principales beneficiados, aunque también se buscará que todos tengan la opción de mejorar su situación. “Hemos escuchado a la oposición, y creemos firmemente que tenemos la necesidad de equilibrar en nuestra propuesta tanto aquello que va a ayudar de manera muy concreta y precisa a quienes más lo necesitan, como también a aquellos que han tenido trayectoria y comportamiento de pago correcto en el tiempo. Queremos dar esas dos señales”, explicó el ministro de Educación. El titular del Mineduc agregó que la propuesta “ busca no avanzar en la idea de la condonación de todo a todos, sino que busca avanzar en la idea de que a todos les llegue una propuesta de mejoramiento de sus condiciones actuales que, en algunos casos, puede implicar la eliminación completa de la deuda”. En ese sentido, añadió que “ estamos pensando en personas que están en peores condiciones, que no terminaron de estudiar y que por tanto sus deudas son más pequeñas, pero que no tienen ninguna posibilidad de ponerse al día, y también de aquellas personas que han sido responsables, que han cumplido, que han estado pagando regularmente, y que también hoy sus deudas son pequeñas”. La idea que destacó el ministro Cataldo es que todos los deudores del CAE tendrán alternativas para regularizar su situación, puntualizando que se buscará “ofrecer a todos alternativas que nos permitan incorporar masivamente a aquellos que hoy son morosos a regularizar su contribución a este sistema de financiamiento”.
Los niños pequeños, cuando notan que un ser querido está sintiendo tristeza o necesita ayuda, orgánicamente acuden a sostener, acompañar y calmarlo. En términos simples, están siendo solidarios. Y es que poder cuidar, proteger, confiar y pertenecer, son experiencias fundamentales en el desarrollo humano, así como sentirse cuidado, protegido, querido y parte de un grupo social. La solidaridad viene a resaltar justamente esa capacidad que tenemos para ocupar nuestra sensibilidad, fomentando la consciencia humana y movilizándonos hacia la empatía, la ocupación y la ayuda social. En este sentido, la “ educación socio emocional, es fundamental en el desarrollo integral de los estudiantes de todas las edades, intencionado su aplicación en la práctica y cotidianidad ”, explica Adela Gajardo, psicóloga del equipo de Salvaguarda de la red educacional Cognita, que cuenta con 17 colegios en Chile. “Podemos contribuir con una perspectiva que los ayude a identificar y fortalecer las competencias y habilidades que son esenciales para trabajar el valor de la solidaridad. Estas son la autogestión, la conciencia social, las habilidades sociales y resolución de conflictos, la empatía, la colaboración, el aprecio por la diversidad, la interdependencia y la pertenencia”, complementa la especialista. Modelo y ejemplo Sin embargo, por mucho que se trate de inculcar, el ejemplo es fundamental para la educación de cualquier valor, siendo las personas significativas de su entorno a quienes los niños siguen y que los inspiran a ser solidarios. “ En la familia, son los padres, abuelos y tíos; y en el colegio, sus profesores, principalmente ”, comenta la psicóloga de Cognita. Por eso es tan importante comprender que los adultos son un modelo permanente de la solidaridad, donde pueden además intencionar una actitud activa y propositiva al momento de participar y asistir a quienes lo necesiten. “ Los padres pueden ayudar a desarrollar la conciencia social en los niños, que les permitirá sensibilizar, empatizar y aportar desde su lugar, a quienes no presentan las mismas oportunidades ”, dice Adela Gajardo. Así, es principal que los niños reflexionen, aprecien y valoren las actitudes solidarias observadas en su casa y que tengan conciencia de cómo pueden ellos y ellas ayudar a fortalecerlas y hacerlas crecer. Para ello, la psicóloga propone trabajar con ejemplos y casos tomados de diversos ámbitos de la cotidianeidad como la actualidad, ciencia, artes, deporte, etc. donde ellos reconozcan la presencia o ausencia del valor de la solidaridad o conductas prosociales. Un ejercicio puede ser comentar a los niños que, a raíz de los cortes de luz por el temporal, hubo personas que no fueron afectadas en el suministro de electricidad e invitaron a quienes lo necesitaron para que pudieran cargar sus celulares o facilitaron un cable que les permitiera usar su refrigerador y algunas ampolletas. Asimismo, otra actividad formativa para realizar en familia se da en la película El Rey León, cuenta Adela Gajardo, psicóloga de la red Cognita. “ Cuando Scar enfrenta a Simba; ¿qué podría hacerse para que Scar fuera solidario? ¿Por qué él es así? ¿Podríamos comprenderlo y ayudarlo para que cambiara?” Sin duda una excelente invitación a reflexionar.
La llamada generación Alfa, compuesta por niños y jóvenes nacidos a partir de 2010, es la primera en crecer inmersa en un entorno completamente digital, interactuando desde sus primeros días con tecnologías avanzadas como smartphones, redes sociales e inteligencia artificial, lo que ha influido significativamente en la forma en que aprenden, socializan y perciben el mundo. “La generación Alfa es la primera que desconoce por completo la tecnología analógica como las fuentes de sonido por cinta magnética (cassette) o las películas en formato, experimentado el mundo a través de las pantallas de distintos dispositivos, lo que tiene implicancias sociales”, explica Reinaldo Marfull, asesor de Aprendizaje Digital de Cognita Chile, red internacional que cuenta con 17 colegios a lo largo de nuestro país. El profesional ejemplifica que, para estos niños y jóvenes, las interacciones remotas con otras personas son tan reales como las presenciales. “ Para esta generación, el espacio presencial y el virtual se presentan en un mundo donde se transita fluidamente entre ambos”. Esto porque no tienen que esperar la disponibilidad de otros para comunicarse, pues las interacciones asincrónicas abrieron la posibilidad de conversar cuando cada cual lo desea. “ Esta interacción asincrónica puede girar en torno a grabaciones de voz, audiovisuales, fotografías, entre otros recursos que enriquecen esta comunicación, realidad que permite desarrollar amistades en redes sociales a las cuales nunca podrían haber conocido en persona, junto a códigos de comportamiento en los espacios digitales que escapan de la comprensión de las generaciones previas ”, indica Marfull En este escenario, el modelo de aprendizaje requiere de una intervención de los educadores orientada al logro de experiencias interactivas, colaborativas y creativas, es decir, el concepto clave que emerge espontáneamente es la innovación. Un gran desafío para los padres y los colegios, donde los docentes han debido adaptarse a estas nuevas necesidades y capacitarse en esta mirada holística de la enseñanza. Asimismo, los padres deben habituarse a usar la tecnología de una manera segura, responsable, ética y funcional. “Son los adultos quienes deben ser ejemplo del uso saludable y equilibrado de la tecnología, fomentar actividades al aire libre, e inculcar la conciencia y responsabilidad por el cuidado del planeta, la lectura de libros físicos, interacciones presenciales, e incorporar experiencias que no dependan exclusivamente de la tecnología, a fin de que puedan “conectar” con el mundo real y desarrollar otras destrezas motoras y emocionales, considerando la sobreestimulación y sobreexposición a las pantallas que ha tenido desde que nacieron”, explica Soledad Casal, psicóloga y coordinadora del programa Desarrollando Líderes Inspiradores de la red Cognita. Y es que para “conectar”, como expresa la especialista, la educación actual debe integrar las emociones y otras competencias que moldeen e incidan en su modo de aprender, socializar, conocer y percibir el mundo. “ Los niños, niñas y adolescentes de la generación Alfa deben desarrollar o potenciar habilidades que les permitan manejar eficazmente sus emociones, interactuar de manera efectiva con los demás y adaptarse a distintas situaciones”, complementa Soledad, quien además expresa que es un deber fundamental de las escuelas el integrar la educación emocional y social en el currículo, “a través de programas que promuevan la adaptación a un presente en constante cambio y a un futuro incierto, trabajando en forma conjunta y alineada con las familias”. Para ello, entrega algunos puntos clave en el desarrollo emocional en un mundo digital de la generación Alfa. - Conciencia de sí mismos : reconocer y entender con exactitud sus valores, fortalezas, desafíos y emociones, lo cual les permita ser fieles a su identidad y tomar decisiones que vayan en línea con ella. - Autocontrol : gestionar eficazmente sus emociones, conductas e impulsos ante diversas situaciones, enfrentando de una manera adaptativa el estrés, la ansiedad, la frustración y las presiones del ambiente. - Empatía : entender y compartir los sentimientos de los demás, siendo más comprensivos y solidarios en sus interacciones. - Resiliencia y flexibilidad : adaptarse y salir fortalecido ante la adversidad y el cambio, con optimismo y determinación, en un mundo dinámico e incierto. - Sinergia y trabajo en equipo: interactuar con otros de forma genuina, aportando, compartiendo ideas, valorando y aprovechando las diferencias y estando abiertos a la influencia de los demás, a fin de generar nuevos enfoques de conocimiento y creatividad. - Resolución de conflictos: negociar buscando el beneficio mutuo y dialogar de manera constructiva, desde una escucha empática y comunicación asertiva. - Toma de decisiones responsable: esta habilidad requiere que seamos capaces de prever las consecuencias de nuestras decisiones y acciones, y cómo estas impactan a nivel del bienestar de uno mismo y de los otros.
El concepto “Mentalidad de crecimiento” fue descrito por Carol S. Dweck en su libro Mindset (2006), donde explica que cada persona tiene una percepción sobre las habilidades propias y de otros. Esta percepción varía desde una “mentalidad fija”, que supone que la inteligencia es innata y no puede modificarse, a una “mentalidad de crecimiento”, donde las habilidades se pueden cultivar por medio del trabajo y el esfuerzo, incluso ante una dificultad o el fracaso. Un concepto que cobra relevancia ad-portas de terminar un nuevo semestre escolar, cuando el cansancio y el estrés pueden anteceder a las vacaciones de invierno, sobre todo si los resultados académicos no son los esperados. Soledad Casal psicóloga y Coordinadora del Programa de Habilidades Socioemocionales y Liderazgo de los colegios de la red Cognita, señala que “Las exigencias y tensiones forman parte de lo cotidiano, por lo tanto, todos los niños, niñas y adolescentes van a sentir estrés en algún momento de sus vidas, y una cierta dosis de éste, cuando cuentan con herramientas socioemocionales y apoyo adecuado de los padres y el colegio, puede considerarse como un factor positivo, que los ayuda e impulsa a responder al desafío que se les presenta”. En ese sentido, los estudiantes deben lidiar frecuentemente con situaciones de alta demanda, sin embargo, cuando éstas son muy intensas o duraderas, como por ejemplo las percibidas a finales de un semestre escolar, podrían llegar a ejercer una presión significativa y superar la capacidad para responder adaptativamente. De acuerdo con la especialista “ esto puede manifestarse con dolores de cabeza, de estómago, problemas para dormir, disminución del apetito, taquicardia, crisis de llanto sin causa aparente, temores nuevos o recurrentes, angustia o preocupación excesiva por las notas o las tareas escolares, dificultades de memoria, atención y concentración, conductas regresivas o agresivas, entre otros”. Momento en que se deben encender las alertas y recurrir a un especialista que pueda evaluar. Lidiar con la frustración y educar en el esfuerzo Para que los niños, niñas y adolescentes sean capaces de lidiar con el fracaso, la desilusión, y el estrés, las familias y el sistema educativo deberían promover la “mentalidad de crecimiento”, una manera de ver los desafíos y contratiempos que plantea la destacada psicóloga e investigadora norteamericana Carol S. Dweck, y que la psicóloga Soledad Casal, de Cognita, desarrolla: “ Las personas que tienen una “mentalidad fija” se frustran fácilmente y tienden a evitar desafíos. Mientras que quienes tienen una “mentalidad de crecimiento” se animan a enfrentar las dificultades y retos, entendiendo que son oportunidades de aprendizaje para desarrollar mejor sus habilidades”. Así, por ejemplo, en lugar de pensar: “No puedo hacer esto”, o “Soy un tonto porque me saqué una mala nota”, los niños aprenden a pensar: “No puedo hacerlo todavía, pero con esfuerzo lo lograré”. De la misma manera, es sumamente relevante que los adultos aprecien el esfuerzo de los niños, aunque luego no se vea reflejado en las calificaciones escolares. “ Valorar el proceso que hizo ese estudiante; el compromiso con sus tareas, su comportamiento en clase, el interés por aprender, entre otros, más que el resultado final. Ya que ese esfuerzo, compromiso y perseverancia, será lo que le permitirá afrontar un fracaso o error, sin frustrarse, y con la disposición a aprender de él, mejorando sus habilidades ”, explica la experta el liderazgo infanto-juvenil. Asimismo, señala que los padres, madres y adultos a cargo, pueden ayudar a sus hijos/as a enfrentar y reducir el estrés, entendiendo qué variables o situaciones podrían estar generándolo y, revisando qué apoyo están dando para prevenirlo o reducirlo. “En este sentido, existen numerosas estrategias de manejo del estrés, que pueden emplearse en el hogar y también en el contexto escolar ”, comenta Soledad Casal, de Cognita: Practicar ejercicios de relajación cotidianamente (utilizando la respiración), Promover habilidades organizativas (tiempo y espacio): enseñándoles a administrar adecuadamente su tiempo, priorizar sus actividades (“primero lo primero”), como también mantener el orden del espacio de trabajo. Asegurar el descanso adecuado: tanto en la cantidad de horas que duerme, como en el horario de irse a dormir. Controlar la sobreexposición a pantallas. Propiciar actividades deportivas, de esparcimiento y de ocio. Considerar el clima emocional que se vive en el hogar, y dar un ejemplo saludable, manteniendo el propio estrés bajo control, ya que el estrés parental incide en el estrés de nuestros hijos/as. Practicar la escucha empática, procurando entender el sentir del niño/a y validarlo. Buscar ayuda profesional, si el estrés es excesivo, y no disminuye con el tiempo.
Chile tiene una lamentable realidad en términos de seguridad vial; diariamente fallece un promedio de 4 personas. Y en lo que va del año, ya han muerto más de 480 en siniestros viales, según la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (Conaset). Un panorama que nos invita a reflexionar sobre lo indispensable que es educar en seguridad vial desde edades tempranas, si queremos reducir estas cifras. Para Carla Cerda, coordinadora del programa Road Safety, el cual se realiza hace más de 10 años en los colegios Pumahue y Manquecura, de la red Cognita. “ Los niños, niñas y adolescentes deben ser educados para ser peatones y futuros conductores conscientes de su comportamiento y del impacto que éste puede conllevar en las calles y en la seguridad colectiva”. El objetivo central de este programa es reducir, a través de la adquisición de conocimientos y habilidades preventivas, los siniestros viales que involucran a los niños y jóvenes que transitan las calles del país. Para lograrlo, la especialista advierte que no sólo los colegios deben hacer esfuerzos, los padres también tienen que estar plenamente involucrados, educando desde el ejemplo y la construcción de hábitos. En ese sentido, transmitir los valores de la educación vial es esencial. Estos se focalizan en el autocuidado y el cuidado de los otros, ayudando a desarrollar hábitos de convivencia ciudadana, respeto por las normativas de tránsito, cuidado de la vida humana y natural, e impulsando prácticas que benefician a toda la comunidad. Carla Cerda comenta que en la red Cognita, pionera en instaurar este programa en sus colegios desde el jardín infantil, “se aborda la educación vial de manera transversal en todos los ciclos, de acuerdo a la edad, a través de intervenciones y recursos que acercan la temática de manera lúdica y significativa, como cuentos virtuales, cuenta cuentos, cuadernillos de trabajo, obras de teatro, convenios con instituciones que brindan charlas educativas, participación en la Brigada Road Safety, salidas educativas, jornadas prácticas en circuitos viales, entre otras”. Claves para inculcar hábitos La educación vial es una disciplina que busca preparar a las personas, idealmente desde la infancia, a cómo usar las vías públicas en el ejercicio de sus distintos roles sociales: como pasajero, peatón o conductor. La última semana de mayo se celebra la Semana de la Seguridad Vial, una instancia impulsada por la ONU a nivel mundial y que hace tres años lanzó la Década de Acción por la Seguridad Vial 2021-2030, para promover medidas y acciones de prevención de siniestros de tránsito, una sólida cultura vial, además del fortalecimiento de la buena convivencia en los espacios públicos. La especialista de la red Cognita entrega algunas sencillas recomendaciones para inculcar la seguridad vial en los niños: Ejemplo, ejemplo, ejemplo. Los niños hacen y dicen lo que ven y escuchan de sus padres, así que ten una conducta amable, a la defensiva y de precaución. Utiliza el cinturón de seguridad y enfatiza la importancia de su uso en todo momento, ya sea como conductor, copiloto o pasajero en cualquier vehículo. Lo mismo con el sistema de retención infantil. No cruces a media calle. Recuérdales a tus hijos que se debe cruzar sólo en pasos de cebra o semáforos. Y que aún así, se debe mirar y tener precaución antes de cruzar. En las luces rojas, aprovecha de explicarles lo que significan las señales de tránsito que hay en el entorno y por qué es importante recordarlas y respetarlas. No hables por teléfono, mandes mensajes, ni estés preocupado de la radio. Tu hijo debe verte concentrado en la ruta. Enséñales a subir y bajar por la puerta del auto que da hacia la acera, a no sacar la cabeza, los brazos o juguetes por la ventana. Tampoco a jugar con los pestillos o cerraduras del auto.