El concepto “Mentalidad de crecimiento” fue descrito por Carol S. Dweck en su libro Mindset (2006), donde explica que cada persona tiene una percepción sobre las habilidades propias y de otros. Esta percepción varía desde una “mentalidad fija”, que supone que la inteligencia es innata y no puede modificarse, a una “mentalidad de crecimiento”, donde las habilidades se pueden cultivar por medio del trabajo y el esfuerzo, incluso ante una dificultad o el fracaso. Un concepto que cobra relevancia ad-portas de terminar un nuevo semestre escolar, cuando el cansancio y el estrés pueden anteceder a las vacaciones de invierno, sobre todo si los resultados académicos no son los esperados. Soledad Casal psicóloga y Coordinadora del Programa de Habilidades Socioemocionales y Liderazgo de los colegios de la red Cognita, señala que “Las exigencias y tensiones forman parte de lo cotidiano, por lo tanto, todos los niños, niñas y adolescentes van a sentir estrés en algún momento de sus vidas, y una cierta dosis de éste, cuando cuentan con herramientas socioemocionales y apoyo adecuado de los padres y el colegio, puede considerarse como un factor positivo, que los ayuda e impulsa a responder al desafío que se les presenta”. En ese sentido, los estudiantes deben lidiar frecuentemente con situaciones de alta demanda, sin embargo, cuando éstas son muy intensas o duraderas, como por ejemplo las percibidas a finales de un semestre escolar, podrían llegar a ejercer una presión significativa y superar la capacidad para responder adaptativamente. De acuerdo con la especialista “ esto puede manifestarse con dolores de cabeza, de estómago, problemas para dormir, disminución del apetito, taquicardia, crisis de llanto sin causa aparente, temores nuevos o recurrentes, angustia o preocupación excesiva por las notas o las tareas escolares, dificultades de memoria, atención y concentración, conductas regresivas o agresivas, entre otros”. Momento en que se deben encender las alertas y recurrir a un especialista que pueda evaluar. Lidiar con la frustración y educar en el esfuerzo Para que los niños, niñas y adolescentes sean capaces de lidiar con el fracaso, la desilusión, y el estrés, las familias y el sistema educativo deberían promover la “mentalidad de crecimiento”, una manera de ver los desafíos y contratiempos que plantea la destacada psicóloga e investigadora norteamericana Carol S. Dweck, y que la psicóloga Soledad Casal, de Cognita, desarrolla: “ Las personas que tienen una “mentalidad fija” se frustran fácilmente y tienden a evitar desafíos. Mientras que quienes tienen una “mentalidad de crecimiento” se animan a enfrentar las dificultades y retos, entendiendo que son oportunidades de aprendizaje para desarrollar mejor sus habilidades”. Así, por ejemplo, en lugar de pensar: “No puedo hacer esto”, o “Soy un tonto porque me saqué una mala nota”, los niños aprenden a pensar: “No puedo hacerlo todavía, pero con esfuerzo lo lograré”. De la misma manera, es sumamente relevante que los adultos aprecien el esfuerzo de los niños, aunque luego no se vea reflejado en las calificaciones escolares. “ Valorar el proceso que hizo ese estudiante; el compromiso con sus tareas, su comportamiento en clase, el interés por aprender, entre otros, más que el resultado final. Ya que ese esfuerzo, compromiso y perseverancia, será lo que le permitirá afrontar un fracaso o error, sin frustrarse, y con la disposición a aprender de él, mejorando sus habilidades ”, explica la experta el liderazgo infanto-juvenil. Asimismo, señala que los padres, madres y adultos a cargo, pueden ayudar a sus hijos/as a enfrentar y reducir el estrés, entendiendo qué variables o situaciones podrían estar generándolo y, revisando qué apoyo están dando para prevenirlo o reducirlo. “En este sentido, existen numerosas estrategias de manejo del estrés, que pueden emplearse en el hogar y también en el contexto escolar ”, comenta Soledad Casal, de Cognita: Practicar ejercicios de relajación cotidianamente (utilizando la respiración), Promover habilidades organizativas (tiempo y espacio): enseñándoles a administrar adecuadamente su tiempo, priorizar sus actividades (“primero lo primero”), como también mantener el orden del espacio de trabajo. Asegurar el descanso adecuado: tanto en la cantidad de horas que duerme, como en el horario de irse a dormir. Controlar la sobreexposición a pantallas. Propiciar actividades deportivas, de esparcimiento y de ocio. Considerar el clima emocional que se vive en el hogar, y dar un ejemplo saludable, manteniendo el propio estrés bajo control, ya que el estrés parental incide en el estrés de nuestros hijos/as. Practicar la escucha empática, procurando entender el sentir del niño/a y validarlo. Buscar ayuda profesional, si el estrés es excesivo, y no disminuye con el tiempo.
Chile tiene una lamentable realidad en términos de seguridad vial; diariamente fallece un promedio de 4 personas. Y en lo que va del año, ya han muerto más de 480 en siniestros viales, según la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (Conaset). Un panorama que nos invita a reflexionar sobre lo indispensable que es educar en seguridad vial desde edades tempranas, si queremos reducir estas cifras. Para Carla Cerda, coordinadora del programa Road Safety, el cual se realiza hace más de 10 años en los colegios Pumahue y Manquecura, de la red Cognita. “ Los niños, niñas y adolescentes deben ser educados para ser peatones y futuros conductores conscientes de su comportamiento y del impacto que éste puede conllevar en las calles y en la seguridad colectiva”. El objetivo central de este programa es reducir, a través de la adquisición de conocimientos y habilidades preventivas, los siniestros viales que involucran a los niños y jóvenes que transitan las calles del país. Para lograrlo, la especialista advierte que no sólo los colegios deben hacer esfuerzos, los padres también tienen que estar plenamente involucrados, educando desde el ejemplo y la construcción de hábitos. En ese sentido, transmitir los valores de la educación vial es esencial. Estos se focalizan en el autocuidado y el cuidado de los otros, ayudando a desarrollar hábitos de convivencia ciudadana, respeto por las normativas de tránsito, cuidado de la vida humana y natural, e impulsando prácticas que benefician a toda la comunidad. Carla Cerda comenta que en la red Cognita, pionera en instaurar este programa en sus colegios desde el jardín infantil, “se aborda la educación vial de manera transversal en todos los ciclos, de acuerdo a la edad, a través de intervenciones y recursos que acercan la temática de manera lúdica y significativa, como cuentos virtuales, cuenta cuentos, cuadernillos de trabajo, obras de teatro, convenios con instituciones que brindan charlas educativas, participación en la Brigada Road Safety, salidas educativas, jornadas prácticas en circuitos viales, entre otras”. Claves para inculcar hábitos La educación vial es una disciplina que busca preparar a las personas, idealmente desde la infancia, a cómo usar las vías públicas en el ejercicio de sus distintos roles sociales: como pasajero, peatón o conductor. La última semana de mayo se celebra la Semana de la Seguridad Vial, una instancia impulsada por la ONU a nivel mundial y que hace tres años lanzó la Década de Acción por la Seguridad Vial 2021-2030, para promover medidas y acciones de prevención de siniestros de tránsito, una sólida cultura vial, además del fortalecimiento de la buena convivencia en los espacios públicos. La especialista de la red Cognita entrega algunas sencillas recomendaciones para inculcar la seguridad vial en los niños: Ejemplo, ejemplo, ejemplo. Los niños hacen y dicen lo que ven y escuchan de sus padres, así que ten una conducta amable, a la defensiva y de precaución. Utiliza el cinturón de seguridad y enfatiza la importancia de su uso en todo momento, ya sea como conductor, copiloto o pasajero en cualquier vehículo. Lo mismo con el sistema de retención infantil. No cruces a media calle. Recuérdales a tus hijos que se debe cruzar sólo en pasos de cebra o semáforos. Y que aún así, se debe mirar y tener precaución antes de cruzar. En las luces rojas, aprovecha de explicarles lo que significan las señales de tránsito que hay en el entorno y por qué es importante recordarlas y respetarlas. No hables por teléfono, mandes mensajes, ni estés preocupado de la radio. Tu hijo debe verte concentrado en la ruta. Enséñales a subir y bajar por la puerta del auto que da hacia la acera, a no sacar la cabeza, los brazos o juguetes por la ventana. Tampoco a jugar con los pestillos o cerraduras del auto.
El inglés es uno de los idiomas más hablados del mundo y, en nuestro país, se estima que sólo el 2% lo domina. Una cifra nada auspiciosa si se consideran todas las ventajas que ostenta. “Los beneficios de la educación bilingüe incluyen un desarrollo cognitivo superior, más habilidades de resolución de problemas, mayores oportunidades laborales y una mejor apreciación cultural”, explica Tatiana Bustos, directora del Programa Bilingüe de la red Cognita Chile. Prerrogativas no menores en una sociedad cada vez más conectada y global, donde cerca de 1.5 mil millones de personas hablan inglés en todo el mundo, ya sea como primero o segundo idioma, o como lengua extranjera. En ese sentido, en las últimas décadas ha aumentado la oferta de educación privada bilingüe en nuestro país; establecimientos que potencian un enfoque comunicativo integral del inglés con estándares internacionales, donde se trabajan las cuatro habilidades principales: escuchar, hablar, leer y escribir en este idioma. La idea no es sólo comunicarse, sino también pensar en inglés. Tatiana explica que, en promedio, “se requieren más de 1.500 horas de inmersión total y consciente, al menos 4 a 5 veces por semana para alcanzar un nivel avanzado. Esto se puede obtener tanto en un colegio bilingüe, donde la mayoría de las horas de clases se realizan en inglés, o viviendo en un país angloparlante”, plantea. Practicar, practicar, practicar Para la directora del programa Bilingüe de los colegios Cognita, la exposición temprana y la práctica regular son factores clave para el éxito. “La mejor etapa para aprender un segundo idioma es durante la infancia, antes de los 7 años, ya que los niños tienen una mayor plasticidad cerebral y pueden adquirir idiomas de manera más natural”. Sin embargo, comenta que “ toda persona, adulto o niño, puede aprender otro idioma en cualquier momento de su vida, ya que el cerebro está creado para comunicarse y el lenguaje es la habilidad fundamental que nos hace humanos”. Además, la especialista de la red Cognita, revela que muchos alumnos expresan ser “malos para el inglés”, pero que, lo más probable, es que “alguien significativo, en algún momento de la vida les haya puesto esa etiqueta, y ellos lo creyeron ”. Y, si bien hay personas que pueden enfrentar desafíos adicionales debido a la falta de exposición temprana, diferencias en el estilo de aprendizaje o condiciones como trastornos del lenguaje, lo más importante, siempre, será la práctica desde la primera infancia. Acá entrega algunos tips: • Establecer una rutina para el inglés en casa. Se puede empezar con una serie de frases cortas o canciones que indiquen que es hora de ir a dormir, o la hora del baño. • Leer cuentos con ilustraciones u otros elementos visuales; a los niños les gusta volver a leer las historias una y otra vez, lo que contribuye a repasar vocabulario y estructuras sintácticas. • Las aplicaciones móviles son entretenidas, envolventes e interactivas, y pueden emplearse fácilmente desde cualquier dispositivo para complementar el aprendizaje. • Ver con ellos algún fragmento breve de los programas y dibujos animados en inglés que más les gusten, ya que esto les permite escuchar la pronunciación de palabras y frases nuevas o conocidas de labios de personajes que les son familiares. • Centrarse en los temas que les interesan y en el vocabulario y las expresiones que ya han aprendido en su lengua materna en el colegio, como alimentos y bebidas, juguetes, números, colores, ropa, animales, formas y adjetivos sencillos • Preguntar con frecuencia al profesor acerca del contenido que están aprendiendo en clases. De este modo, se puede repasar también en casa.
Más de una veintena de apoderados se dirigieron a la Corte de Apelaciones de Copiapó para interponer un recurso de protección. Este acto legal tiene como objetivo abordar la presunta vulneración del derecho a la educación de alrededor de 70 estudiantes, quienes actualmente carecen de un cupo para comenzar el año escolar. La vocera de los apoderados, Carolina Montalván, expresó la angustia del grupo al señalar que más de 70 padres cuyos hijos están sin matriculados, pero entendemos que son más de 500 niños que están sin matrícula en Copiapó , 200 y algo que son para primero medio. La listas no han corrido, ayer corrieron dos o tres números. Es decir, de los 78 casos que tenemos. Montalván también destacó que esta problemática no es nueva para su familia, recordando una experiencia similar hace unos años. Sentimos que no se está haciendo absolutamente nada , afirmó, evidenciando la frustración y la falta de acción por parte de las autoridades educativas. Además, Montalván señaló que la situación sigue empeorando, con más casos agregándose continuamente a la lista de afectados. La senadora por Atacama, Yasna Provoste, ha brindado su apoyo a estos padres y madres, comprometiéndose a abordar el problema. La Fundación Escuelas Abiertas también ha intervenido para respaldar a los apoderados en la presentación del recurso. María Teresa Romero, representante de la fundación, destacó la importancia de proporcionar apoyo no solo para obtener matrículas, sino también para brindar recursos adicionales que ayuden en la recuperación del aprendizaje. El seremi de Educación, Pablo Selles, se reunió con la fundación para abordar las preocupaciones planteadas. Romero destacó la importancia de comunicar eficazmente la aceptación en los establecimientos educativos para liberar cupos y permitir que las listas de espera avancen. Por su parte, la parlamentaria Provoste expresó su preocupación durante una sesión de la Comisión de Educación del Senado, destacando que más de 530 familias en Copiapó están afectadas por la falta de matrícula. Provoste subrayó la persistencia de esta problemática, que ha sido planteada ante el Ministerio de Educación desde el año 2022. El seremi de Educación reiteró que el proceso de matrícula está en curso y se cerrará durante marzo, momento en el que se tendrán cifras oficiales sobre la situación.
Incentivar y potenciar el interés y compromiso de los estudiantes por el cuidado de los recursos dentro de la sala de clases, hoy, es fundamental. Las actitudes de estos deben estar influenciadas no sólo por las lecciones específicas de cada materia en el currículum, sino también por lo que experimentan y observan todos los días en su entorno escolar inmediato. Tras el último llamado realizado por la UNESCO, de hacer de la educación medioambiental un componente central del currículo escolar de todos los países de aquí a 2025, más de 80 ministros y viceministros, y 2.000 especialistas en educación y medio ambiente se comprometieron a tomar medidas concretas para transformar el sistema de aprendizaje. “La educación debe preparar a los alumnos para comprender la actual crisis medioambiental y dar forma al mundo futuro. Para salvar el planeta, debemos transformar nuestra forma de vivir, producir, consumir e interactuar con la naturaleza. Es fundamental integrar la educación para el desarrollo sostenible en todos los programas de aprendizaje de todos los lugares”, señaló Audrey Azoulay- directora general del organismo- en la Conferencia de Berlín realizada el año pasado en Alemania. En esta declaración se mencionan una serie de políticas destinadas a transformar la educación en un sentido amplio, abarcando la enseñanza, el aprendizaje, la formación profesional y el compromiso cívico, puesto que hoy las instituciones educativas deben ser sostenibles, es decir, deben hacer un esfuerzo para ser más ecológicas en sus operaciones escolares y el diseño de sus lecciones. El trabajo de educación y formación se debe basar en el concepto de sostenibilidad y tratar de conciliar la teoría con la práctica. Puesto que las actitudes de los estudiantes deben estar influenciadas, no sólo por las instrucciones específicas de cada materia, sino también por lo que experimentan y observan todos los días en su entorno escolar inmediato. Esta educación tiene que ser transversal o se pierde el sentido y los niños, niñas y jóvenes lo terminan viendo como algo aislado y no como algo orgánico. El Programa de Ecología y Sustentabilidad de la red de colegios Cognita Chile así lo establece y desarrolla acciones en tres ámbitos del quehacer educativo, los cuales son considerados estratégicos, ya que permite articular la Educación Ambiental en toda la comunidad educativa. • Ámbito Curricular: busca destacar la temática ambiental existente en el currículum, planes y programas de estudio del establecimiento, promoviendo que los contenidos se materialicen a partir de acciones concretas dentro del establecimiento. • Ámbito Gestión: busca incorporar prácticas ambientales en la gestión de sus recursos (agua, energía, residuos, etc.). • Ámbito Relaciones con el Entorno: establece redes con diversas entidades (organizaciones sociales, municipios, establecimientos de educación superior, etc), quienes se convierten en aliados al momento de materializar acciones para promover la Educación Ambiental. Complementariamente, el programa cada año conforma una brigada ecológica para ciclo básico y media y, otro, de educación ambiental y eficiencia energética para párvulos. El primero tiene la misión de analizar problemáticas medioambientales internas y sus posibles soluciones, proponer planes de acción, velar por el reciclaje dentro del establecimiento y organizar los 3 Green Day que tienen al año. Y, el segundo, destinado a instruir a los más pequeños, busca incentivar y potenciar el interés y compromiso por el cuidado de los recursos básicos dentro de la sala de clases. Para ello, en algunos establecimientos, se definen 6 “helper” semanales, quienes asumen la responsabilidad de velar por el cumplimiento de cada tarea: como el cuidado de las plantas, del agua y la limpieza del aula, entre otros. “En nuestros colegios buscamos educar a las nuevas generaciones en competencias y habilidades para solucionar y disminuir los problemas ambientales a los cuales se enfrentan hoy en día”, explica la coordinadora del programa Carla Cerda Aguilera. “Por esto, nuestra red promueve la preparación, aprobación y desarrollo de este tipo de programas de educación, promoción y difusión ambiental, orientados a la creación de una conciencia nacional sobre la protección del medio ambiente, el desarrollo sustentable, la preservación de la naturaleza y la conservación del patrimonio ambiental”, agrega la profesional. Incorporar la educación ambiental, tanto en colegios como universidades, parece urgente. Sin embargo, no se trata sólo de exponer el tema y divulgarlo para concientizar a la población, es imperativo crear hábitos y desarrollar habilidades que le permitan a los estudiantes tomar decisiones mientras siguen inmersos en esta incierta y avasalladora crisis climática.
El concepto “Mentalidad de crecimiento” fue descrito por Carol S. Dweck en su libro Mindset (2006), donde explica que cada persona tiene una percepción sobre las habilidades propias y de otros. Esta percepción varía desde una “mentalidad fija”, que supone que la inteligencia es innata y no puede modificarse, a una “mentalidad de crecimiento”, donde las habilidades se pueden cultivar por medio del trabajo y el esfuerzo, incluso ante una dificultad o el fracaso. Un concepto que cobra relevancia ad-portas de terminar un nuevo semestre escolar, cuando el cansancio y el estrés pueden anteceder a las vacaciones de invierno, sobre todo si los resultados académicos no son los esperados. Soledad Casal psicóloga y Coordinadora del Programa de Habilidades Socioemocionales y Liderazgo de los colegios de la red Cognita, señala que “Las exigencias y tensiones forman parte de lo cotidiano, por lo tanto, todos los niños, niñas y adolescentes van a sentir estrés en algún momento de sus vidas, y una cierta dosis de éste, cuando cuentan con herramientas socioemocionales y apoyo adecuado de los padres y el colegio, puede considerarse como un factor positivo, que los ayuda e impulsa a responder al desafío que se les presenta”. En ese sentido, los estudiantes deben lidiar frecuentemente con situaciones de alta demanda, sin embargo, cuando éstas son muy intensas o duraderas, como por ejemplo las percibidas a finales de un semestre escolar, podrían llegar a ejercer una presión significativa y superar la capacidad para responder adaptativamente. De acuerdo con la especialista “ esto puede manifestarse con dolores de cabeza, de estómago, problemas para dormir, disminución del apetito, taquicardia, crisis de llanto sin causa aparente, temores nuevos o recurrentes, angustia o preocupación excesiva por las notas o las tareas escolares, dificultades de memoria, atención y concentración, conductas regresivas o agresivas, entre otros”. Momento en que se deben encender las alertas y recurrir a un especialista que pueda evaluar. Lidiar con la frustración y educar en el esfuerzo Para que los niños, niñas y adolescentes sean capaces de lidiar con el fracaso, la desilusión, y el estrés, las familias y el sistema educativo deberían promover la “mentalidad de crecimiento”, una manera de ver los desafíos y contratiempos que plantea la destacada psicóloga e investigadora norteamericana Carol S. Dweck, y que la psicóloga Soledad Casal, de Cognita, desarrolla: “ Las personas que tienen una “mentalidad fija” se frustran fácilmente y tienden a evitar desafíos. Mientras que quienes tienen una “mentalidad de crecimiento” se animan a enfrentar las dificultades y retos, entendiendo que son oportunidades de aprendizaje para desarrollar mejor sus habilidades”. Así, por ejemplo, en lugar de pensar: “No puedo hacer esto”, o “Soy un tonto porque me saqué una mala nota”, los niños aprenden a pensar: “No puedo hacerlo todavía, pero con esfuerzo lo lograré”. De la misma manera, es sumamente relevante que los adultos aprecien el esfuerzo de los niños, aunque luego no se vea reflejado en las calificaciones escolares. “ Valorar el proceso que hizo ese estudiante; el compromiso con sus tareas, su comportamiento en clase, el interés por aprender, entre otros, más que el resultado final. Ya que ese esfuerzo, compromiso y perseverancia, será lo que le permitirá afrontar un fracaso o error, sin frustrarse, y con la disposición a aprender de él, mejorando sus habilidades ”, explica la experta el liderazgo infanto-juvenil. Asimismo, señala que los padres, madres y adultos a cargo, pueden ayudar a sus hijos/as a enfrentar y reducir el estrés, entendiendo qué variables o situaciones podrían estar generándolo y, revisando qué apoyo están dando para prevenirlo o reducirlo. “En este sentido, existen numerosas estrategias de manejo del estrés, que pueden emplearse en el hogar y también en el contexto escolar ”, comenta Soledad Casal, de Cognita: Practicar ejercicios de relajación cotidianamente (utilizando la respiración), Promover habilidades organizativas (tiempo y espacio): enseñándoles a administrar adecuadamente su tiempo, priorizar sus actividades (“primero lo primero”), como también mantener el orden del espacio de trabajo. Asegurar el descanso adecuado: tanto en la cantidad de horas que duerme, como en el horario de irse a dormir. Controlar la sobreexposición a pantallas. Propiciar actividades deportivas, de esparcimiento y de ocio. Considerar el clima emocional que se vive en el hogar, y dar un ejemplo saludable, manteniendo el propio estrés bajo control, ya que el estrés parental incide en el estrés de nuestros hijos/as. Practicar la escucha empática, procurando entender el sentir del niño/a y validarlo. Buscar ayuda profesional, si el estrés es excesivo, y no disminuye con el tiempo.
Chile tiene una lamentable realidad en términos de seguridad vial; diariamente fallece un promedio de 4 personas. Y en lo que va del año, ya han muerto más de 480 en siniestros viales, según la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (Conaset). Un panorama que nos invita a reflexionar sobre lo indispensable que es educar en seguridad vial desde edades tempranas, si queremos reducir estas cifras. Para Carla Cerda, coordinadora del programa Road Safety, el cual se realiza hace más de 10 años en los colegios Pumahue y Manquecura, de la red Cognita. “ Los niños, niñas y adolescentes deben ser educados para ser peatones y futuros conductores conscientes de su comportamiento y del impacto que éste puede conllevar en las calles y en la seguridad colectiva”. El objetivo central de este programa es reducir, a través de la adquisición de conocimientos y habilidades preventivas, los siniestros viales que involucran a los niños y jóvenes que transitan las calles del país. Para lograrlo, la especialista advierte que no sólo los colegios deben hacer esfuerzos, los padres también tienen que estar plenamente involucrados, educando desde el ejemplo y la construcción de hábitos. En ese sentido, transmitir los valores de la educación vial es esencial. Estos se focalizan en el autocuidado y el cuidado de los otros, ayudando a desarrollar hábitos de convivencia ciudadana, respeto por las normativas de tránsito, cuidado de la vida humana y natural, e impulsando prácticas que benefician a toda la comunidad. Carla Cerda comenta que en la red Cognita, pionera en instaurar este programa en sus colegios desde el jardín infantil, “se aborda la educación vial de manera transversal en todos los ciclos, de acuerdo a la edad, a través de intervenciones y recursos que acercan la temática de manera lúdica y significativa, como cuentos virtuales, cuenta cuentos, cuadernillos de trabajo, obras de teatro, convenios con instituciones que brindan charlas educativas, participación en la Brigada Road Safety, salidas educativas, jornadas prácticas en circuitos viales, entre otras”. Claves para inculcar hábitos La educación vial es una disciplina que busca preparar a las personas, idealmente desde la infancia, a cómo usar las vías públicas en el ejercicio de sus distintos roles sociales: como pasajero, peatón o conductor. La última semana de mayo se celebra la Semana de la Seguridad Vial, una instancia impulsada por la ONU a nivel mundial y que hace tres años lanzó la Década de Acción por la Seguridad Vial 2021-2030, para promover medidas y acciones de prevención de siniestros de tránsito, una sólida cultura vial, además del fortalecimiento de la buena convivencia en los espacios públicos. La especialista de la red Cognita entrega algunas sencillas recomendaciones para inculcar la seguridad vial en los niños: Ejemplo, ejemplo, ejemplo. Los niños hacen y dicen lo que ven y escuchan de sus padres, así que ten una conducta amable, a la defensiva y de precaución. Utiliza el cinturón de seguridad y enfatiza la importancia de su uso en todo momento, ya sea como conductor, copiloto o pasajero en cualquier vehículo. Lo mismo con el sistema de retención infantil. No cruces a media calle. Recuérdales a tus hijos que se debe cruzar sólo en pasos de cebra o semáforos. Y que aún así, se debe mirar y tener precaución antes de cruzar. En las luces rojas, aprovecha de explicarles lo que significan las señales de tránsito que hay en el entorno y por qué es importante recordarlas y respetarlas. No hables por teléfono, mandes mensajes, ni estés preocupado de la radio. Tu hijo debe verte concentrado en la ruta. Enséñales a subir y bajar por la puerta del auto que da hacia la acera, a no sacar la cabeza, los brazos o juguetes por la ventana. Tampoco a jugar con los pestillos o cerraduras del auto.
El inglés es uno de los idiomas más hablados del mundo y, en nuestro país, se estima que sólo el 2% lo domina. Una cifra nada auspiciosa si se consideran todas las ventajas que ostenta. “Los beneficios de la educación bilingüe incluyen un desarrollo cognitivo superior, más habilidades de resolución de problemas, mayores oportunidades laborales y una mejor apreciación cultural”, explica Tatiana Bustos, directora del Programa Bilingüe de la red Cognita Chile. Prerrogativas no menores en una sociedad cada vez más conectada y global, donde cerca de 1.5 mil millones de personas hablan inglés en todo el mundo, ya sea como primero o segundo idioma, o como lengua extranjera. En ese sentido, en las últimas décadas ha aumentado la oferta de educación privada bilingüe en nuestro país; establecimientos que potencian un enfoque comunicativo integral del inglés con estándares internacionales, donde se trabajan las cuatro habilidades principales: escuchar, hablar, leer y escribir en este idioma. La idea no es sólo comunicarse, sino también pensar en inglés. Tatiana explica que, en promedio, “se requieren más de 1.500 horas de inmersión total y consciente, al menos 4 a 5 veces por semana para alcanzar un nivel avanzado. Esto se puede obtener tanto en un colegio bilingüe, donde la mayoría de las horas de clases se realizan en inglés, o viviendo en un país angloparlante”, plantea. Practicar, practicar, practicar Para la directora del programa Bilingüe de los colegios Cognita, la exposición temprana y la práctica regular son factores clave para el éxito. “La mejor etapa para aprender un segundo idioma es durante la infancia, antes de los 7 años, ya que los niños tienen una mayor plasticidad cerebral y pueden adquirir idiomas de manera más natural”. Sin embargo, comenta que “ toda persona, adulto o niño, puede aprender otro idioma en cualquier momento de su vida, ya que el cerebro está creado para comunicarse y el lenguaje es la habilidad fundamental que nos hace humanos”. Además, la especialista de la red Cognita, revela que muchos alumnos expresan ser “malos para el inglés”, pero que, lo más probable, es que “alguien significativo, en algún momento de la vida les haya puesto esa etiqueta, y ellos lo creyeron ”. Y, si bien hay personas que pueden enfrentar desafíos adicionales debido a la falta de exposición temprana, diferencias en el estilo de aprendizaje o condiciones como trastornos del lenguaje, lo más importante, siempre, será la práctica desde la primera infancia. Acá entrega algunos tips: • Establecer una rutina para el inglés en casa. Se puede empezar con una serie de frases cortas o canciones que indiquen que es hora de ir a dormir, o la hora del baño. • Leer cuentos con ilustraciones u otros elementos visuales; a los niños les gusta volver a leer las historias una y otra vez, lo que contribuye a repasar vocabulario y estructuras sintácticas. • Las aplicaciones móviles son entretenidas, envolventes e interactivas, y pueden emplearse fácilmente desde cualquier dispositivo para complementar el aprendizaje. • Ver con ellos algún fragmento breve de los programas y dibujos animados en inglés que más les gusten, ya que esto les permite escuchar la pronunciación de palabras y frases nuevas o conocidas de labios de personajes que les son familiares. • Centrarse en los temas que les interesan y en el vocabulario y las expresiones que ya han aprendido en su lengua materna en el colegio, como alimentos y bebidas, juguetes, números, colores, ropa, animales, formas y adjetivos sencillos • Preguntar con frecuencia al profesor acerca del contenido que están aprendiendo en clases. De este modo, se puede repasar también en casa.
Más de una veintena de apoderados se dirigieron a la Corte de Apelaciones de Copiapó para interponer un recurso de protección. Este acto legal tiene como objetivo abordar la presunta vulneración del derecho a la educación de alrededor de 70 estudiantes, quienes actualmente carecen de un cupo para comenzar el año escolar. La vocera de los apoderados, Carolina Montalván, expresó la angustia del grupo al señalar que más de 70 padres cuyos hijos están sin matriculados, pero entendemos que son más de 500 niños que están sin matrícula en Copiapó , 200 y algo que son para primero medio. La listas no han corrido, ayer corrieron dos o tres números. Es decir, de los 78 casos que tenemos. Montalván también destacó que esta problemática no es nueva para su familia, recordando una experiencia similar hace unos años. Sentimos que no se está haciendo absolutamente nada , afirmó, evidenciando la frustración y la falta de acción por parte de las autoridades educativas. Además, Montalván señaló que la situación sigue empeorando, con más casos agregándose continuamente a la lista de afectados. La senadora por Atacama, Yasna Provoste, ha brindado su apoyo a estos padres y madres, comprometiéndose a abordar el problema. La Fundación Escuelas Abiertas también ha intervenido para respaldar a los apoderados en la presentación del recurso. María Teresa Romero, representante de la fundación, destacó la importancia de proporcionar apoyo no solo para obtener matrículas, sino también para brindar recursos adicionales que ayuden en la recuperación del aprendizaje. El seremi de Educación, Pablo Selles, se reunió con la fundación para abordar las preocupaciones planteadas. Romero destacó la importancia de comunicar eficazmente la aceptación en los establecimientos educativos para liberar cupos y permitir que las listas de espera avancen. Por su parte, la parlamentaria Provoste expresó su preocupación durante una sesión de la Comisión de Educación del Senado, destacando que más de 530 familias en Copiapó están afectadas por la falta de matrícula. Provoste subrayó la persistencia de esta problemática, que ha sido planteada ante el Ministerio de Educación desde el año 2022. El seremi de Educación reiteró que el proceso de matrícula está en curso y se cerrará durante marzo, momento en el que se tendrán cifras oficiales sobre la situación.
Incentivar y potenciar el interés y compromiso de los estudiantes por el cuidado de los recursos dentro de la sala de clases, hoy, es fundamental. Las actitudes de estos deben estar influenciadas no sólo por las lecciones específicas de cada materia en el currículum, sino también por lo que experimentan y observan todos los días en su entorno escolar inmediato. Tras el último llamado realizado por la UNESCO, de hacer de la educación medioambiental un componente central del currículo escolar de todos los países de aquí a 2025, más de 80 ministros y viceministros, y 2.000 especialistas en educación y medio ambiente se comprometieron a tomar medidas concretas para transformar el sistema de aprendizaje. “La educación debe preparar a los alumnos para comprender la actual crisis medioambiental y dar forma al mundo futuro. Para salvar el planeta, debemos transformar nuestra forma de vivir, producir, consumir e interactuar con la naturaleza. Es fundamental integrar la educación para el desarrollo sostenible en todos los programas de aprendizaje de todos los lugares”, señaló Audrey Azoulay- directora general del organismo- en la Conferencia de Berlín realizada el año pasado en Alemania. En esta declaración se mencionan una serie de políticas destinadas a transformar la educación en un sentido amplio, abarcando la enseñanza, el aprendizaje, la formación profesional y el compromiso cívico, puesto que hoy las instituciones educativas deben ser sostenibles, es decir, deben hacer un esfuerzo para ser más ecológicas en sus operaciones escolares y el diseño de sus lecciones. El trabajo de educación y formación se debe basar en el concepto de sostenibilidad y tratar de conciliar la teoría con la práctica. Puesto que las actitudes de los estudiantes deben estar influenciadas, no sólo por las instrucciones específicas de cada materia, sino también por lo que experimentan y observan todos los días en su entorno escolar inmediato. Esta educación tiene que ser transversal o se pierde el sentido y los niños, niñas y jóvenes lo terminan viendo como algo aislado y no como algo orgánico. El Programa de Ecología y Sustentabilidad de la red de colegios Cognita Chile así lo establece y desarrolla acciones en tres ámbitos del quehacer educativo, los cuales son considerados estratégicos, ya que permite articular la Educación Ambiental en toda la comunidad educativa. • Ámbito Curricular: busca destacar la temática ambiental existente en el currículum, planes y programas de estudio del establecimiento, promoviendo que los contenidos se materialicen a partir de acciones concretas dentro del establecimiento. • Ámbito Gestión: busca incorporar prácticas ambientales en la gestión de sus recursos (agua, energía, residuos, etc.). • Ámbito Relaciones con el Entorno: establece redes con diversas entidades (organizaciones sociales, municipios, establecimientos de educación superior, etc), quienes se convierten en aliados al momento de materializar acciones para promover la Educación Ambiental. Complementariamente, el programa cada año conforma una brigada ecológica para ciclo básico y media y, otro, de educación ambiental y eficiencia energética para párvulos. El primero tiene la misión de analizar problemáticas medioambientales internas y sus posibles soluciones, proponer planes de acción, velar por el reciclaje dentro del establecimiento y organizar los 3 Green Day que tienen al año. Y, el segundo, destinado a instruir a los más pequeños, busca incentivar y potenciar el interés y compromiso por el cuidado de los recursos básicos dentro de la sala de clases. Para ello, en algunos establecimientos, se definen 6 “helper” semanales, quienes asumen la responsabilidad de velar por el cumplimiento de cada tarea: como el cuidado de las plantas, del agua y la limpieza del aula, entre otros. “En nuestros colegios buscamos educar a las nuevas generaciones en competencias y habilidades para solucionar y disminuir los problemas ambientales a los cuales se enfrentan hoy en día”, explica la coordinadora del programa Carla Cerda Aguilera. “Por esto, nuestra red promueve la preparación, aprobación y desarrollo de este tipo de programas de educación, promoción y difusión ambiental, orientados a la creación de una conciencia nacional sobre la protección del medio ambiente, el desarrollo sustentable, la preservación de la naturaleza y la conservación del patrimonio ambiental”, agrega la profesional. Incorporar la educación ambiental, tanto en colegios como universidades, parece urgente. Sin embargo, no se trata sólo de exponer el tema y divulgarlo para concientizar a la población, es imperativo crear hábitos y desarrollar habilidades que le permitan a los estudiantes tomar decisiones mientras siguen inmersos en esta incierta y avasalladora crisis climática.