Un reciente estudio de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU), monitoreó la actividad cerebral en estudiantes que tomaron notas y halló que aquellos que escribían a mano tenían niveles más altos de actividad eléctrica en una amplia gama de regiones cerebrales interconectadas responsables del movimiento, la visión, procesamiento sensorial y memoria. Es que, al tomar notas manuscritas, con frecuencia es imposible escribir “todo lo que dice el profesor”. Entonces los estudiantes tienen que prestar atención activa a la información entrante y procesarla, y esta acción consciente de construir sobre el conocimiento existente puede facilitar mantenerse comprometido y comprender nuevos conceptos. Esta investigación, tomó como base un estudio de 2014 que sugería que “las personas que toman notas por computadora escriben sin pensar”, ya que la información pasa por los oídos y sale por la punta de los dedos, pero no es procesada por el cerebro”. Escribir vs. teclear Para entender las diferencias específicas de la actividad cerebral durante la toma de notas escritas o por teclado, los investigadores de NTNU elaboraron un dispositivo que contenía 256 sensores que registraron la actividad cerebral de 36 estudiantes mientras escribían con un lápiz digital o tecleaban 15 palabras del juego Pictionary que se mostraban en una pantalla. Cuando los estudiantes escribieron las palabras a mano, los sensores detectaron una conectividad generalizada en muchas regiones del cerebro. Sin embargo, al utilizar el teclado, se registró una actividad mínima o nula en las mismas áreas. “Cuando se está tecleando, el movimiento simple de los dedos está involucrado en la producción de cada letra, mientras que cuando se escribe a mano se siente que la sensación corporal de producir una letra “A” es completamente diferente de producir una letra “B, señala Audrey van der Meer, directora del estudio. “Los niños que han aprendido a leer y escribir tocando una tableta digital, a menudo tienen dificultades para distinguir letras que se parecen mucho entre sí o que son imágenes especulares, como sucede con las letras “b” y ”d”, afirma van der Meer. Reforzar la memoria Estos hallazgos se suman a un creciente cuerpo de evidencia que resalta la importancia de enseñar a los niños a escribir a mano palabras y dibujar imágenes. Es que existe un vínculo realmente claro entre la acción motora que se está logrando y el reconocimiento visual y conceptual de lo que se está creando. Al escribir una palabra, se mejora su comprensión perceptiva y se reconoce que se usa el sistema motor para crearlo. Este proceso retroalimenta al sistema visual, donde se procesa nuevamente y se fortalece la conexión entre una acción y las imágenes o palabras asociadas con ella. Es un proceso similar a imaginar algo y luego crearlo: cuando materializas algo de tu imaginación (escribiéndolo, dibujándolo o construyéndolo), se refuerza el concepto imaginado y ayuda a que permanezca en la memoria. Este fenómeno ha sido bien estudiado anteriormente. Una investigación hizo que sujetos memorizaran una lista de verbos, y a un grupo se les indicó que realizaran la acción correspondiente, mientras que al otro grupo se les indicó realizar una acción no relacionada o ninguna. Aquellos que transformaron la información en acción, favorecieron la fijación del concepto a través de las vastas redes neuronales del cerebro, lo que hizo que haya sido mucho más fácil acceder a esa información que al grupo que no “reforzó su memoria”. Escribir a mano para aprender Diferentes estudios han demostrado que los niños parecen aprender mejor cuando se les pide que produzcan letras u otros elementos visuales usando sus dedos y manos de manera coordinada, algo que no se puede replicar tocando una pantalla o presionando un teclado. La escritura a mano mejora el reconocimiento de letras en niños en edad preescolar y los efectos del aprendizaje a través de la escritura, y son más persistentes en el tiempo que otras experiencias de aprendizaje. La importancia de este estudio es que funciona como un disparador para entender la forma en que aprendemos, en cómo cambian las conexiones de la región del cerebro con el tiempo y cuándo estas conexiones son más importantes para el aprendizaje. Si bien la tecnología es considerada una aliada en el aula, las personas suelen delegar cada vez más los procesos de pensamiento a los dispositivos digitales, en lo que se conoce como un proceso de “ descarga cognitiva ”, se utilizan teléfonos inteligentes para recordar tareas o tomar una foto en lugar de memorizar información. Nuestra dependencia de un GPS para transitar por una ciudad es un ejemplo típico de descarga cognitiva: es útil, pero esto significa menos trabajo para el cerebro. Y si no estamos utilizando activamente estas áreas del cerebro, se deteriorarán con el tiempo, ya sea la memoria o las habilidades motoras.
El próximo sábado 6 de abril a la medianoche, se deberán atrasar los relojes en 60 minutos para comenzar el horario de invierno, que se extenderá hasta el primer sábado de septiembre. Si bien la medida, adoptada por más de 70 países, busca reducir el consumo global de energía, lo cierto es que puede tener impactos en las personas y en los niños en particular. Un dato para relevar en el Día Mundial del Sueño, que se celebra cada 15 de marzo, busca enseñar los beneficios de dormir bien y saludablemente, llamando la atención sobre la carga de los trastornos del sueño en los aspectos médicos, sociales y, sobre todo, educativos. En ese sentido, Carolina Alcorce Silva, psicopedagoga de la red de colegios Cognita Chile, explica que: “ No todos toleramos de igual manera las modificaciones en rutinas y horarios. Es por lo que debemos considerar que levantarse una hora después, implica el cambio de ciertos hábitos ya adquiridos, como, por ejemplo, cenar o acostarse más tarde. Asimismo, ciertos niños deben adaptarse al nuevo patrón de sueño, puesto que los cambios en el reloj biológico pueden alterar su metabolismo ”. Y es que mientras menos luz solar se recibe durante el día, más melatonina -llamada la hormona del sueño- se segrega, lo cual produce somnolencia. Por el contrario, su descenso provoca insomnio. Mal dormir y colegio Respecto al rendimiento escolar, la especialista explica que no es el cambio de hora en sí lo que puede generar una baja en el aprendizaje, sino la falta o mala calidad de sueño, que incide en el nivel de atención y concentración en clases . “Por ello, para lograr una mejor adaptación es recomendable que unos días antes atrasemos el reloj progresivamente, para que los niños no sientan el cambio de manera tan brusca, logrando así una buena rutina de sueño que no impacte en el rendimiento escolar u otros aspectos de la vida cotidiana”, aconseja Carolina. Por último, la profesional invita a cambiar la hora del reloj junto a los hijos, explicándoles los beneficios que esto conlleva y por qué es tan relevante tener una correcta higiene del sueño. “Por ejemplo, hablarle de lo importante que es el ahorro energético para el medio ambiente, al hacer coincidir las horas de luz con la hora de levantarnos, y que cada persona debe dormir una cantidad determinada de horas para que el cuerpo pueda funcionar correctamente”. Asimismo, hay que considerar que el tiempo es un concepto abstracto para los más pequeños, por lo que “siempre es bueno concretizarlo mediante acciones u acontecimientos asociados a cada hora, como, por ejemplo, la hora de cenar, jugar, estudiar, etc.”, comenta Carolina Alcorce, psicopedagoga de la red Cognita Chile. Recomendaciones de la OMS para que tu hijo duerma más y mejor: Acuéstalo y despiértalo a la misma hora todos los días, luego de un baño relajante. Hazle un masaje y/o cuéntale un cuento; evita pantallas o aparatos electrónicos. Deja que se lleve algo favorito (como un osito de peluche) a la cama. La actividad física moderada promueve el sueño; sin embargo, debe evitarse el ejercicio al menos tres horas antes de dormir. Evita comidas excesivas antes de acostarlo. No consumir alimentos con cafeína cerca de la hora de dormir Crea un espacio cómodo, oscuro, tranquilo y que no esté demasiado cálido, ni muy frío. ¡Siempre debe dormir en su cama!
Con la llegada del nuevo año escolar, estudiantes y padres de familia se preparan para enfrentar los retos que este periodo trae consigo. La adaptación a nuevos horarios, profesores y métodos de estudio puede ser abrumadora, pero con estrategias adecuadas es posible encaminarse hacia un ciclo exitoso. *Organización y Planificación* Una buena organización es clave para manejar eficientemente las tareas y responsabilidades escolares. Es recomendable utilizar agendas o aplicaciones móviles donde se puedan registrar fechas importantes como exámenes o entregas de trabajos. Asignar un tiempo específico para cada actividad ayuda a evitar la procrastinación y mejora la gestión del tiempo. *Ambiente de Estudio Adecuado* Crear un espacio tranquilo y ordenado favorece la concentración. Es importante que este lugar esté alejado de distracciones como televisores o dispositivos electrónicos no relacionados con el estudio. La iluminación adecuada y una silla cómoda son también aspectos fundamentales. *Técnicas de Estudio* Implementar técnicas de estudio efectivas puede marcar una gran diferencia en el rendimiento académico. Métodos como elaboración de mapas conceptuales, resúmenes o sesiones de estudio en grupo pueden facilitar la comprensión y memorización del contenido. *Comunicación con Docentes* Mantener una comunicación abierta con los profesores permite resolver dudas oportunamente e identificar áreas que requieren mayor atención. Los docentes pueden ofrecer orientaciones valiosas sobre cómo mejorar en ciertas materias. *Balance entre Actividades* Es fundamental encontrar un equilibrio entre estudios, descanso y ocio. Dedicar tiempo a actividades extracurriculares como deportes o artes contribuye al desarrollo integral del estudiante y previene el agotamiento mental. *Apoyo Emocional* El apoyo emocional por parte de familiares es vital durante todo el proceso educativo. Reconocer los logros académicos fomenta la autoestima y motiva a los estudiantes a seguir esforzándose. Con estas estrategias, alumnos y padres podrán enfrentarse al nuevo año escolar con mayor seguridad, estableciendo las bases para alcanzar metas educativas ambiciosas.
Un reciente estudio de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU), monitoreó la actividad cerebral en estudiantes que tomaron notas y halló que aquellos que escribían a mano tenían niveles más altos de actividad eléctrica en una amplia gama de regiones cerebrales interconectadas responsables del movimiento, la visión, procesamiento sensorial y memoria. Es que, al tomar notas manuscritas, con frecuencia es imposible escribir “todo lo que dice el profesor”. Entonces los estudiantes tienen que prestar atención activa a la información entrante y procesarla, y esta acción consciente de construir sobre el conocimiento existente puede facilitar mantenerse comprometido y comprender nuevos conceptos. Esta investigación, tomó como base un estudio de 2014 que sugería que “las personas que toman notas por computadora escriben sin pensar”, ya que la información pasa por los oídos y sale por la punta de los dedos, pero no es procesada por el cerebro”. Escribir vs. teclear Para entender las diferencias específicas de la actividad cerebral durante la toma de notas escritas o por teclado, los investigadores de NTNU elaboraron un dispositivo que contenía 256 sensores que registraron la actividad cerebral de 36 estudiantes mientras escribían con un lápiz digital o tecleaban 15 palabras del juego Pictionary que se mostraban en una pantalla. Cuando los estudiantes escribieron las palabras a mano, los sensores detectaron una conectividad generalizada en muchas regiones del cerebro. Sin embargo, al utilizar el teclado, se registró una actividad mínima o nula en las mismas áreas. “Cuando se está tecleando, el movimiento simple de los dedos está involucrado en la producción de cada letra, mientras que cuando se escribe a mano se siente que la sensación corporal de producir una letra “A” es completamente diferente de producir una letra “B, señala Audrey van der Meer, directora del estudio. “Los niños que han aprendido a leer y escribir tocando una tableta digital, a menudo tienen dificultades para distinguir letras que se parecen mucho entre sí o que son imágenes especulares, como sucede con las letras “b” y ”d”, afirma van der Meer. Reforzar la memoria Estos hallazgos se suman a un creciente cuerpo de evidencia que resalta la importancia de enseñar a los niños a escribir a mano palabras y dibujar imágenes. Es que existe un vínculo realmente claro entre la acción motora que se está logrando y el reconocimiento visual y conceptual de lo que se está creando. Al escribir una palabra, se mejora su comprensión perceptiva y se reconoce que se usa el sistema motor para crearlo. Este proceso retroalimenta al sistema visual, donde se procesa nuevamente y se fortalece la conexión entre una acción y las imágenes o palabras asociadas con ella. Es un proceso similar a imaginar algo y luego crearlo: cuando materializas algo de tu imaginación (escribiéndolo, dibujándolo o construyéndolo), se refuerza el concepto imaginado y ayuda a que permanezca en la memoria. Este fenómeno ha sido bien estudiado anteriormente. Una investigación hizo que sujetos memorizaran una lista de verbos, y a un grupo se les indicó que realizaran la acción correspondiente, mientras que al otro grupo se les indicó realizar una acción no relacionada o ninguna. Aquellos que transformaron la información en acción, favorecieron la fijación del concepto a través de las vastas redes neuronales del cerebro, lo que hizo que haya sido mucho más fácil acceder a esa información que al grupo que no “reforzó su memoria”. Escribir a mano para aprender Diferentes estudios han demostrado que los niños parecen aprender mejor cuando se les pide que produzcan letras u otros elementos visuales usando sus dedos y manos de manera coordinada, algo que no se puede replicar tocando una pantalla o presionando un teclado. La escritura a mano mejora el reconocimiento de letras en niños en edad preescolar y los efectos del aprendizaje a través de la escritura, y son más persistentes en el tiempo que otras experiencias de aprendizaje. La importancia de este estudio es que funciona como un disparador para entender la forma en que aprendemos, en cómo cambian las conexiones de la región del cerebro con el tiempo y cuándo estas conexiones son más importantes para el aprendizaje. Si bien la tecnología es considerada una aliada en el aula, las personas suelen delegar cada vez más los procesos de pensamiento a los dispositivos digitales, en lo que se conoce como un proceso de “ descarga cognitiva ”, se utilizan teléfonos inteligentes para recordar tareas o tomar una foto en lugar de memorizar información. Nuestra dependencia de un GPS para transitar por una ciudad es un ejemplo típico de descarga cognitiva: es útil, pero esto significa menos trabajo para el cerebro. Y si no estamos utilizando activamente estas áreas del cerebro, se deteriorarán con el tiempo, ya sea la memoria o las habilidades motoras.
El próximo sábado 6 de abril a la medianoche, se deberán atrasar los relojes en 60 minutos para comenzar el horario de invierno, que se extenderá hasta el primer sábado de septiembre. Si bien la medida, adoptada por más de 70 países, busca reducir el consumo global de energía, lo cierto es que puede tener impactos en las personas y en los niños en particular. Un dato para relevar en el Día Mundial del Sueño, que se celebra cada 15 de marzo, busca enseñar los beneficios de dormir bien y saludablemente, llamando la atención sobre la carga de los trastornos del sueño en los aspectos médicos, sociales y, sobre todo, educativos. En ese sentido, Carolina Alcorce Silva, psicopedagoga de la red de colegios Cognita Chile, explica que: “ No todos toleramos de igual manera las modificaciones en rutinas y horarios. Es por lo que debemos considerar que levantarse una hora después, implica el cambio de ciertos hábitos ya adquiridos, como, por ejemplo, cenar o acostarse más tarde. Asimismo, ciertos niños deben adaptarse al nuevo patrón de sueño, puesto que los cambios en el reloj biológico pueden alterar su metabolismo ”. Y es que mientras menos luz solar se recibe durante el día, más melatonina -llamada la hormona del sueño- se segrega, lo cual produce somnolencia. Por el contrario, su descenso provoca insomnio. Mal dormir y colegio Respecto al rendimiento escolar, la especialista explica que no es el cambio de hora en sí lo que puede generar una baja en el aprendizaje, sino la falta o mala calidad de sueño, que incide en el nivel de atención y concentración en clases . “Por ello, para lograr una mejor adaptación es recomendable que unos días antes atrasemos el reloj progresivamente, para que los niños no sientan el cambio de manera tan brusca, logrando así una buena rutina de sueño que no impacte en el rendimiento escolar u otros aspectos de la vida cotidiana”, aconseja Carolina. Por último, la profesional invita a cambiar la hora del reloj junto a los hijos, explicándoles los beneficios que esto conlleva y por qué es tan relevante tener una correcta higiene del sueño. “Por ejemplo, hablarle de lo importante que es el ahorro energético para el medio ambiente, al hacer coincidir las horas de luz con la hora de levantarnos, y que cada persona debe dormir una cantidad determinada de horas para que el cuerpo pueda funcionar correctamente”. Asimismo, hay que considerar que el tiempo es un concepto abstracto para los más pequeños, por lo que “siempre es bueno concretizarlo mediante acciones u acontecimientos asociados a cada hora, como, por ejemplo, la hora de cenar, jugar, estudiar, etc.”, comenta Carolina Alcorce, psicopedagoga de la red Cognita Chile. Recomendaciones de la OMS para que tu hijo duerma más y mejor: Acuéstalo y despiértalo a la misma hora todos los días, luego de un baño relajante. Hazle un masaje y/o cuéntale un cuento; evita pantallas o aparatos electrónicos. Deja que se lleve algo favorito (como un osito de peluche) a la cama. La actividad física moderada promueve el sueño; sin embargo, debe evitarse el ejercicio al menos tres horas antes de dormir. Evita comidas excesivas antes de acostarlo. No consumir alimentos con cafeína cerca de la hora de dormir Crea un espacio cómodo, oscuro, tranquilo y que no esté demasiado cálido, ni muy frío. ¡Siempre debe dormir en su cama!
Con la llegada del nuevo año escolar, estudiantes y padres de familia se preparan para enfrentar los retos que este periodo trae consigo. La adaptación a nuevos horarios, profesores y métodos de estudio puede ser abrumadora, pero con estrategias adecuadas es posible encaminarse hacia un ciclo exitoso. *Organización y Planificación* Una buena organización es clave para manejar eficientemente las tareas y responsabilidades escolares. Es recomendable utilizar agendas o aplicaciones móviles donde se puedan registrar fechas importantes como exámenes o entregas de trabajos. Asignar un tiempo específico para cada actividad ayuda a evitar la procrastinación y mejora la gestión del tiempo. *Ambiente de Estudio Adecuado* Crear un espacio tranquilo y ordenado favorece la concentración. Es importante que este lugar esté alejado de distracciones como televisores o dispositivos electrónicos no relacionados con el estudio. La iluminación adecuada y una silla cómoda son también aspectos fundamentales. *Técnicas de Estudio* Implementar técnicas de estudio efectivas puede marcar una gran diferencia en el rendimiento académico. Métodos como elaboración de mapas conceptuales, resúmenes o sesiones de estudio en grupo pueden facilitar la comprensión y memorización del contenido. *Comunicación con Docentes* Mantener una comunicación abierta con los profesores permite resolver dudas oportunamente e identificar áreas que requieren mayor atención. Los docentes pueden ofrecer orientaciones valiosas sobre cómo mejorar en ciertas materias. *Balance entre Actividades* Es fundamental encontrar un equilibrio entre estudios, descanso y ocio. Dedicar tiempo a actividades extracurriculares como deportes o artes contribuye al desarrollo integral del estudiante y previene el agotamiento mental. *Apoyo Emocional* El apoyo emocional por parte de familiares es vital durante todo el proceso educativo. Reconocer los logros académicos fomenta la autoestima y motiva a los estudiantes a seguir esforzándose. Con estas estrategias, alumnos y padres podrán enfrentarse al nuevo año escolar con mayor seguridad, estableciendo las bases para alcanzar metas educativas ambiciosas.