En la localidad de Agde, al sur de Francia, la historia de Rémi, un gato naranja, ha generado un debate inusual sobre la posibilidad de que una mascota sea sometida a un castigo judicial como si fuera un ser humano. Un tribunal francés emitió una sentencia que ha mantenido al felino en arresto domiciliario debido a una supuesta conducta antisocial denunciada por los vecinos. Este caso ha captado la atención a nivel mundial no solo por la severidad de la sanción impuesta, sino también porque la dueña del animal se enfrenta a multas que ya superan los 1,250 euros y que podrían aumentar en diciembre durante la revisión de la pena. La denuncia presentada por una vecina señala que Rémi habría ingresado repetidamente a su propiedad, dejando huellas en pavimento fresco, orinando sobre un edredón y haciendo sus necesidades en el jardín. A pesar de no contar con pruebas definitivas de que se tratara siempre del mismo gato, el tribunal falló en contra de la dueña, Dominique Valdés. Medios franceses como Le Dauphiné y The Telegraph informaron que la multa inicial incluye costos judiciales e indemnización por daños. Además, se estableció una penalidad de 30 euros por cada nueva aparición del felino fuera de su casa, con la posibilidad de aumentar hasta 150 euros por incursión según el resultado de una audiencia programada para diciembre. La decisión ha generado opiniones divididas en Francia, donde organizaciones de protección animal han expresado su preocupación ante la posibilidad de sanciones desproporcionadas por acciones naturales de las mascotas. Desde que se emitió el fallo, Valdés se ha visto obligada a mantener a Rémi encerrado en casa para evitar nuevas multas. La dueña ha manifestado que el felino vive estresado y ha desarrollado comportamientos agresivos y problemas de peso debido a que lo calma con comida cuando se angustia por salir. Tengo miedo de dejarlo siquiera en el jardín, porque podría saltar la valla. Es como si estuviéramos los dos en prisión, comentó Valdés a medios franceses. Esta situación ha levantado preocupación entre organizaciones animalistas, quienes consideran que el bienestar del gato ha sido completamente descuidado frente a una decisión judicial basada en conflictos vecinales. Fuente: Publimetro
En la ciudad de Agde, al sur de Francia, un tribunal ha impuesto una orden de alejamiento a un gato naranja llamado Rémi, acusado de causar molestias en su vecindario. La medida prohíbe al felino acercarse a la casa del vecino denunciante y establece una sanción económica para su dueña, Dominique Valdez, cada vez que el travieso gato cruce los límites. De acuerdo con las denuncias, Rémi ha protagonizado diversas travesuras, desde dejar huellas en un pavimento recién hecho hasta orinar sobre un edredón y convertir el jardín del vecino en su baño personal. El conflicto vecinal escaló hasta llegar a los tribunales, convirtiéndose en un caso viral por lo insólito del asunto. En un fallo inicial, se ordenó a la dueña pagar 1.250 euros por daños y costos legales, más 30 euros adicionales por cada vez que el gato vuelva a la parcela del vecino. Sin embargo, el caso fue reabierto este año por supuestas reincidencias del felino y se espera una nueva audiencia en diciembre. En caso de confirmarse las escapadas de Rémi, la multa podría aumentar a 2.000 euros, con un recargo de 150 euros por cada aparición no autorizada. La dueña ha impuesto un “arresto domiciliario” al gato para evitar nuevos problemas, manteniéndolo encerrado en casa. Sin embargo, esta medida no ha sido bien recibida por Rémi, quien ha subido de peso y muestra conductas más agresivas. Así, entre multas, audiencias y maullidos de protesta, este gato francés se ha convertido en protagonista de una historia digna de comedia judicial. Parece que ni en Francia los gatos pueden andar tan sueltos como desean. Fuente: Publimetro
En la localidad de Agde, al sur de Francia, la historia de Rémi, un gato naranja, ha generado un debate inusual sobre la posibilidad de que una mascota sea sometida a un castigo judicial como si fuera un ser humano. Un tribunal francés emitió una sentencia que ha mantenido al felino en arresto domiciliario debido a una supuesta conducta antisocial denunciada por los vecinos. Este caso ha captado la atención a nivel mundial no solo por la severidad de la sanción impuesta, sino también porque la dueña del animal se enfrenta a multas que ya superan los 1,250 euros y que podrían aumentar en diciembre durante la revisión de la pena. La denuncia presentada por una vecina señala que Rémi habría ingresado repetidamente a su propiedad, dejando huellas en pavimento fresco, orinando sobre un edredón y haciendo sus necesidades en el jardín. A pesar de no contar con pruebas definitivas de que se tratara siempre del mismo gato, el tribunal falló en contra de la dueña, Dominique Valdés. Medios franceses como Le Dauphiné y The Telegraph informaron que la multa inicial incluye costos judiciales e indemnización por daños. Además, se estableció una penalidad de 30 euros por cada nueva aparición del felino fuera de su casa, con la posibilidad de aumentar hasta 150 euros por incursión según el resultado de una audiencia programada para diciembre. La decisión ha generado opiniones divididas en Francia, donde organizaciones de protección animal han expresado su preocupación ante la posibilidad de sanciones desproporcionadas por acciones naturales de las mascotas. Desde que se emitió el fallo, Valdés se ha visto obligada a mantener a Rémi encerrado en casa para evitar nuevas multas. La dueña ha manifestado que el felino vive estresado y ha desarrollado comportamientos agresivos y problemas de peso debido a que lo calma con comida cuando se angustia por salir. Tengo miedo de dejarlo siquiera en el jardín, porque podría saltar la valla. Es como si estuviéramos los dos en prisión, comentó Valdés a medios franceses. Esta situación ha levantado preocupación entre organizaciones animalistas, quienes consideran que el bienestar del gato ha sido completamente descuidado frente a una decisión judicial basada en conflictos vecinales. Fuente: Publimetro
En la ciudad de Agde, al sur de Francia, un tribunal ha impuesto una orden de alejamiento a un gato naranja llamado Rémi, acusado de causar molestias en su vecindario. La medida prohíbe al felino acercarse a la casa del vecino denunciante y establece una sanción económica para su dueña, Dominique Valdez, cada vez que el travieso gato cruce los límites. De acuerdo con las denuncias, Rémi ha protagonizado diversas travesuras, desde dejar huellas en un pavimento recién hecho hasta orinar sobre un edredón y convertir el jardín del vecino en su baño personal. El conflicto vecinal escaló hasta llegar a los tribunales, convirtiéndose en un caso viral por lo insólito del asunto. En un fallo inicial, se ordenó a la dueña pagar 1.250 euros por daños y costos legales, más 30 euros adicionales por cada vez que el gato vuelva a la parcela del vecino. Sin embargo, el caso fue reabierto este año por supuestas reincidencias del felino y se espera una nueva audiencia en diciembre. En caso de confirmarse las escapadas de Rémi, la multa podría aumentar a 2.000 euros, con un recargo de 150 euros por cada aparición no autorizada. La dueña ha impuesto un “arresto domiciliario” al gato para evitar nuevos problemas, manteniéndolo encerrado en casa. Sin embargo, esta medida no ha sido bien recibida por Rémi, quien ha subido de peso y muestra conductas más agresivas. Así, entre multas, audiencias y maullidos de protesta, este gato francés se ha convertido en protagonista de una historia digna de comedia judicial. Parece que ni en Francia los gatos pueden andar tan sueltos como desean. Fuente: Publimetro