Un sistema constructivo que acelera procesos, reduce residuos y utiliza energía limpia. Así son los primeros resultados del proyecto Hormigón 3D y Eco Hormigón, del Programa Tecnológico Construye Zer o liderado por CTEC. Esta tecnología desarrollada por Acciona, Melón y CTEC y apoyada por EcoAza, René Lagos Engineers, Recylink, Yaku, Idiem y Facoro nace con un propósito claro, reducir la huella ambiental de los sistemas tradicionales de construcción, integrando tecnología de punta, materiales reciclados e insumos locales. “Este es un hito que marca el inicio de una nueva forma de construir en Chile. Desde CTEC impulsamos Construye Zero como una plataforma de articulación para acelerar tecnologías que permiten descarbonizar la industria”, señaló Daniela Vásquez, gerente general de Construye Zero. Uno de los principales diferenciales del sistema es su capacidad de imprimir en piezas y partes, en lugar de módulos completos como lo hacen otros sistemas. Esta decisión no es menor, ya que permite cumplir con la normativa sísmica nacional, además de adaptar la tecnología a distintos proyectos y escalas. Esto permite habilitar la posibilidad de instalar mini fábricas directamente en los terrenos de construcción, lo que disminuye drásticamente el impacto logístico y la huella de transporte. Esta flexibilidad técnica abre oportunidades para el desarrollo de viviendas sociales, donde la rapidez en la ejecución y la optimización de costos pueden contribuir significativamente a cerrar brechas habitacionales o infraestructura pública, como mobiliario urbano, que requieren soluciones personalizables y de alta resistencia. Este enfoque modular, descentralizado y sustentable representa una verdadera innovación en la forma de pensar la construcción en Chile, permitiendo que el avance tecnológico se alinee con las necesidades locales y los desafíos que requiere la industria y el país a nivel de acuerdos medioambientales. Tecnología de vanguardia con sello circular El sistema de impresión utilizado en el proyecto Hormigón 3D y Eco Hormigón se basa en un brazo robótico de alta precisión, que permite automatizar la fabricación de elementos estructurales en terreno. En términos simples, el proceso se compone de 4 etapas: carga del material en un silo, activación de la mezcla, impresión automatizada y limpieza de los equipos. Todo ello operado con eficiencia energética y reutilización de agua, asegurando un ciclo de producción limpio y controlado. El componente clave del sistema es un brazo robótico de impresión 3D, que se mueve con libertad sobre varios ejes para ir depositando la mezcla capa por capa, siguiendo un modelo digital previamente parametrizado. Esto permite producir piezas con geometrías complejas, personalizadas y repetibles, sin necesidad de moldajes, en tiempos considerablemente menores a los sistemas tradicionales. Esta tecnología fue aportada e implementada por ACCIONA, empresa con amplia trayectoria internacional en el desarrollo de impresión 3D con hormigón. En España, por ejemplo, la empresa fue pionera al imprimir el primer puente peatonal de hormigón reforzado 3D del mundo, y ha participado en múltiples desarrollos europeos que validan técnica y estructuralmente esta innovación. “En ACCIONA entendemos nuestro rol como catalizadores de un cambio en la industria, con un enfoque claro en la sostenibilidad. Trajimos a Chile este brazo robótico de impresión 3D y traspasamos el conocimiento a profesionales locales, potenciando así su desarrollo para acelerar la implementación de esta tecnología que generará una revolución en la industria de la construcción de nuestro país”, afirma Flavio Rodríguez, gerente de Calidad e Innovación de infraestructuras de ACCIONA. Una mezcla sustentable desarrollada en Chile Para que la impresión 3D funcione correctamente, no basta con tener tecnología de punta, sino que también se requiere una mezcla de hormigón especialmente diseñada, que combine fluidez, resistencia, fraguado rápido y bajo impacto ambiental. Este fue uno de los grandes desafíos del proyecto, abordado con éxito por Melón, empresa encargada del desarrollo del material. La primera mezcla utilizada incorpora insumos locales que permiten reducir el impacto ambiental de los traslados. Un segundo producto además de los insumos locales, cuenta con un alto componente de escoria de acero reciclada como árido (EcoAza), reduciendo así la extracción de materias primas vírgenes y valorizando residuos industriales. A esto se suma el uso de aditivos que optimizan la trabajabilidad y la cohesión, permitiendo que el material fluya de forma continua por el sistema de bombeo y mantenga su forma una vez impreso. “El uso de áridos artificial y reciclados es la construcción del futuro, por eso en la actualización de la norma se propone su uso NCh163” Áridos para morteros y hormigones – Requisitos”. En el diseño del eco hormigón se utilizó 100% de árido artificial, escoria de alto horno de ECOAZA, esto no sólo permite recircular materiales como lo son las escorias, sino que también reduce significativamente las emisiones”, explicó Marjorie Córdova, subgerente de Soluciones Constructivas en Melón. Gracias a esta formulación, la mezcla ha demostrado un excelente desempeño en pruebas de resistencia estructural, durabilidad y adherencia, lo que permite proyectar su uso tanto en vivienda como en infraestructura. Además, el diseño del material permite trabajar con bajo consumo de agua y energía, potenciando así los objetivos de sostenibilidad del sistema completo. El desarrollo de esta mezcla en contexto chileno no solo garantiza la adaptabilidad a normativas locales, sino también la escalabilidad de la tecnología a distintas zonas del país.
La sostenibilidad no es una tendencia, sino una urgencia ética que requiere acciones inmediatas y concretas. Así lo señala Chanel Medellín, instructora senior de BSI México. Y sus palabras están respaldadas por datos, experiencia en campo y una narrativa que obliga a replantearnos cómo vivimos, producimos y consumimos. Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora cada 5 de junio, Medellín subraya que el cambio dejó de ser una opción para convertirse en una condición indispensable para la supervivencia. Su análisis parte de una visión integral: la sostenibilidad descansa en tres pilares —ambiental, social y económico— que deben entenderse como un sistema interdependiente. “Hoy nos centramos en el ambiental no porque los otros no sean relevantes, sino porque si lo perdemos, no habrá sociedad ni economía que sostener”, afirma. CIFRAS En ese sentido, las cifras más recientes del Stockholm Resilience Centre son alarmantes: seis de los nueve límites planetarios que regulan la estabilidad de los sistemas de la Tierra han sido transgredidos, entre ellos el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la alteración en el uso del suelo, la crisis del agua dulce y la contaminación química.- De continuar desbordándose esos factores, se podrían detonar transformaciones ambientales abruptas e irreversibles. Lejos de ser un problema distante, el deterioro ya se siente en casa. Por ejemplo, México ha incrementado su temperatura promedio en 1.4°C durante los últimos 100 años, y se encuentra en una posición alarmante frente a la crisis climática global. Y otros países enfrentan situaciones similares, o quizás peores, según la experta. “Ya no estamos hablando de amenazas futuras. Ya estamos viendo las consecuencias en los incendios, en las olas de calor, en la pérdida de especies y en la inseguridad alimentaria, entre otras situaciones alarmantes”, señala la instructora. ACCIONES CONCRETAS Por otra parte, Chanel Medellín advierte que México enfrenta una crisis de agua muy grave, con un 33% de su territorio en estrés hídrico alto, y niveles de contaminación del aire que causan más de 40 mil muertes prematuras al año. A pesar de su biodiversidad y potencial en energías renovables, el manejo de residuos, la deforestación y la movilidad contaminante siguen siendo problemas estructurales. Y no se trata de un caso aislado, sino de una situación a la que diferentes países del mundo se enfrentan en mayor o menor medida, recalcando que “es urgente replantearnos cómo vivimos, producimos y consumimos”. “La sostenibilidad debe dejar de ser un eslogan y convertirse en acciones concretas”, sostiene Medellín. CUMPLIMIENTO NORMATIVO En ese sentido, precisa que el primer paso hacia la sostenibilidad es involucrar a quienes toman decisiones, seguido de la evaluación ambiental, el cumplimiento normativo y la integración de objetivos sostenibles en la estrategia empresarial. Las normas internacionales desempeñan un valor excepcional en torno al cumplimiento de objetivos y estándares. Medellín destaca la ISO 14001, para la protección del medio ambiente, como base, acompañada de la ISO 50001, en materia de gestión energética, y la ISO 14046 sobre huella hídrica. De igual forma, señala las nuevas normas sobre economía circular (serie ISO 59000). Además menciona el valor de iniciativas como la IWA 42 que facilita la incorporación de sostenibilidad en la gobernanza corporativa para quienes persiguen descarbonización y FLEX 3030 diseñada para ofrecer a las PYMES una vía práctica de implementación con presupuestos reducidos. TECNOLOGÍA Respecto a las soluciones tecnológicas Chanel Medellín advierte sobre sus límites y que no se trata resolver un problema creando otro. Tecnologías como inteligencia artificial para agricultura de precisión blockchain para trazabilidad cadenas sostenibles biotecnología para tratamiento aguas contaminadas representan grandes oportunidades pero también riesgos. Por ello recomienda integrar análisis ciclo vida impactos ambientales simulaciones modelos costo-beneficio que contemplen no solo retorno económico sino también impacto ambiental social. “Las empresas suelen buscar innovación afuera pero muchas veces solución está adentro” asevera por lo que sugiere promover retos internos innovación verde incentivar creatividad personal medir ingresos provenientes productos ecológicos construir alianzas universidades startups. “La sostenibilidad no se decreta; se construye desde cultura organizacional. Las decisiones países tomen o dejen tomar materia ambiental influirán destino planeta. Y empresas desempeñan papel decisivo sociedad heredaremos. Hoy más nunca cada decisión cuenta cada acción define futuro elegimos” puntualiza. Fuente: Publimetro
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de Cero Desechos, organizado por Naciones Unidas desde el año 2023, Cheaf -aplicación que contribuye a reducir el desperdicio de comida gracias a una plataforma tecnológica que permite a comercios ofrecer sus excedentes con importantes descuento- realizó un sondeo entre sus usuarios para conocer sus principales inquietudes respecto a la pérdida y desperdicio de alimentos. Uno de los principales hallazgos de esta encuesta -que contó con más de 2.000 respuestas- es que el 98% de la muestra aseguró que le gustaría ser una persona “Cero Desperdicios”, algo que denota el interés creciente que tiene la población sobre este tema en particular. “Sabemos que esta encuesta la responde una audiencia de por sí fidelizada con la idea de un movimiento zero waste, ya que nuestros usuarios y clientes han llegado a nuestra aplicación por este mismo interés; pero, aun así, es tremendamente sorprendente este rotundo 98% de las personas que asegura que le encantaría ser una persona que no genere ningún tipo de desechos”, reflexionó al respecto Elena López, cofundadora y COO de Cheaf. La principal razón para querer reducir la propia producción de desechos es “evitar gastos innecesarios”, con un 56% de las opiniones; seguida por “para contribuir a reducir la cantidad de basura que se genera y la contaminación por desechos”, con un 48% de las preferencias de los consultados, y “para consumir sólo lo necesario”, con un 26% de las opiniones. Pese a este enorme interés, un 49% de los encuestados asegura botar comida entre dos y tres días cada semana; un 5% asegura que desperdicia comida más de cuatro veces a la semana, y 3% tira alimentos a la basura todos los días. Mientras que, por el contrario, un 43% aseguró no desperdiciar nunca sus alimentos. “Esto nos muestra que, aunque existe un gran interés y motivación por lograr no generar desperdicios en nuestras vidas, aún hay mucho espacio para que innovaciones, emprendimientos y otro tipo de iniciativas podamos ayudar a las personas a generar esos cambios que tanto requieren”, puntualizó López. Consultados sobre las principales causas para botar alimentos, un 43% dijo que bota productos que están vencidos (porque olvidó consumirlos); 23% sostiene que a veces no tiene tiempo para cocinar lo que ha comprado; 22% aseguró que olvida congelar los alimentos preparados; 10% afirmó no tener espacio suficiente para almacenar de forma más inteligente, y 7% declaró que esta pérdida se debe a que siempre compra más de lo que consume, entre otras respuestas. Respecto de los hábitos a poner en práctica para lograr este cometido, un 73% aseguró que “compra alimentos rescatados”; 57% “evita botar alimentos”; 50% “recicla todo lo que puede”; 43% “cambia o renueva dispositivos electrónicos sólo por necesidad”, y 28% dice “comprar ropa usada”, entre otras respuestas. “El contexto de triple crisis (climática, de biodiversidad y por contaminación) en el que vivimos en la actualidad nos obliga a pensar y generar las soluciones necesarias para mitigar los efectos de estos problemas en nuestras vidas, y la producción de desechos contribuye directamente a todos nuestros escenarios de crisis. Sabemos que la pérdida y desperdicio de alimentos es responsable de hasta el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, por eso es necesario generar soluciones de manera urgente”, comenta la cofundadora de Cheaf. Para López, la conmemoración de estos días entrega una oportunidad única para, por una parte, generar concientización en la población frente a estos problemas; pero también, por otra, para poder mostrar las soluciones disponibles en el mercado, compartir buenas prácticas y exponer los beneficios de incorporar este tipo de innovaciones. “Sabemos que las personas quieren contribuir a las soluciones de estos problemas, y esperan que las empresas los acompañemos y ayudemos en estos esfuerzos. Desde el sector privado tenemos una oportunidad única de producir vínculos importantes con nuestros consumidores y crear iniciativas que mitiguen los efectos del calentamiento global, a la vez que logramos generar valor real para nuestros negocios. La circularidad de estos procesos provoca un verdadero win-win”, concluye López. Acerca de Cheaf Cheaf es una aplicación móvil que contribuye a reducir el desperdicio de comida. Su plataforma tecnológica le permite a supermercados, restaurantes y tiendas ofrecer sus excedentes, mientras que los clientes tienen la oportunidad de rescatar paquetes de alimentos con un alto porcentaje de descuento. Comenzó sus operaciones a mediados de 2020 en Ciudad de México y en 2023 inició su plan de expansión al resto de la región abriendo oficinas en Chile, país donde se ha enfocado en el segmento de supermercados y donde, en su primer año de operación, ha logrado el rescate de más de 2.000.000 de kilos de comida. Cheaf es una alternativa donde comercios y consumidores participan para reducir el desperdicio de comida y la huella de carbono que esto genera.
Para saber más sobre el tema hemos recurrido a… ¡la inteligencia artificial! y le hemos preguntado a Chat GPT ¿por qué consume tanta energía la inteligencia artificial?. Esta es su respuesta: El consumo elevado de energía en la inteligencia artificial (IA) se debe a varios factores clave: Entrenamiento de modelos: Volumen de datos: Los modelos de IA, especialmente los de aprendizaje profundo (deep learning), requieren grandes volúmenes de datos para entrenarse. Procesar y aprender de estos datos implica una enorme cantidad de cálculos. Computación intensiva: El entrenamiento de modelos avanzados implica realizar millones o incluso miles de millones de operaciones matemáticas. Esto demanda un uso intensivo de hardware especializado como las unidades de procesamiento gráfico (GPU) y, más recientemente, las unidades de procesamiento tensorial (TPU). Infraestructura de hardware: Hardware especializado: Las GPUs y TPUs, diseñadas específicamente para el procesamiento paralelo requerido por los modelos de IA, consumen mucha más energía que las CPUs convencionales. Centros de datos: Los grandes modelos de IA se entrenan en centros de datos que necesitan mantener tanto el hardware como los sistemas de refrigeración, incrementando aún más el consumo energético. Operación continua: Inferencia en tiempo real: Muchos sistemas de IA necesitan realizar inferencias en tiempo real, como en asistentes virtuales, sistemas de recomendación, y vehículos autónomos. Esto requiere que los modelos se ejecuten continuamente, lo cual consume energía de manera sostenida. Escalabilidad: Los servicios de IA a menudo deben escalarse para atender a millones de usuarios simultáneamente, lo que multiplica el consumo de energía. Optimización y repetición: Pruebas y validación: El proceso de desarrollo de modelos incluye múltiples ciclos de prueba, validación y ajuste de hiperparámetros, lo que incrementa el tiempo y los recursos computacionales necesarios. Actualizaciones y mantenimiento: Los modelos a menudo se reentrenan con datos nuevos para mejorar su precisión y relevancia, lo cual implica ciclos adicionales de consumo energético. Algoritmos y arquitectura: Complejidad de los modelos: Los modelos más avanzados y precisos, como los transformadores utilizados en procesamiento de lenguaje natural (NLP), son extremadamente complejos y requieren mucha más computación. Optimizaciones: Aunque existen esfuerzos para optimizar algoritmos y reducir el consumo energético, muchas de las técnicas más eficientes aún están en desarrollo o no se han implementado ampliamente. En resumen, el alto consumo de energía de la IA es resultado de la combinación de la necesidad de grandes volúmenes de datos, cálculos intensivos, infraestructura especializada y operaciones continuas. A medida que la tecnología avanza, también se están desarrollando métodos y estrategias para mejorar la eficiencia energética de los modelos de IA.
La Dra. Cristina Segura, investigadora de la Unidad de Desarrollo Tecnológico de la Universidad de Concepción (UdeC), lidera un innovador proyecto que convierte plástico en combustible para aviones, un avance significativo en la búsqueda de soluciones a la contaminación plástica y la necesidad de combustibles más sostenibles. Este proyecto, en colaboración con ENAP y una empresa de reciclaje, promete revolucionar la industria de la aviación y el manejo de residuos en Chile. El proceso central de esta transformación es la pirólisis, una técnica que descompone el plástico a altas temperaturas en ausencia de oxígeno. «Lo que hacemos es transformar estas moléculas grandes de plástico en moléculas más pequeñas, principalmente hidrocarburos líquidos, similares a los combustibles», explica la Dra. Segura. Este líquido, químicamente similar al queroseno, se refina posteriormente para cumplir con los estándares de la aviación. La Dra. Segura destaca la eficiencia del proceso: con aproximadamente 100 gramos de plástico se obtienen cerca de 50 ml de combustible. Si bien la cantidad de plástico disponible en Chile no es suficiente para cubrir toda la demanda de combustible de aviación, esta tecnología ofrece una solución parcial y contribuye a la problemática de la gestión de residuos plásticos. «En Chile consumimos al año cerca de 1 millón de toneladas de plástico. Si bien no es suficiente para reemplazar completamente el combustible de aviación, que ronda los 1.500 millones de litros, sí aporta a la solución «, aclara la investigadora. Combustible sostenible para la aviación del futuro Este proyecto se alinea con las metas nacionales e internacionales de reducir las emisiones de CO2 en la aviación. Chile, por ejemplo, busca que para el 2050 el 50% del combustible de aviación sea sostenible. La ventaja de este combustible a base de plástico, en comparación con otros biocombustibles, reside en la simplicidad, rapidez y menor costo del proceso de transformación. «Desde el punto de vista químico, las moléculas son muy parecidas, por lo que se requiere menos esfuerzo para llegar a este combustible «, señala la ingeniera química. La colaboración con ENAP es fundamental para el escalamiento y la futura comercialización de este combustible. La Dra. Segura visualiza un escenario donde plantas de pirólisis procesen el plástico y ENAP se encargue del refinamiento, aprovechando su infraestructura existente. «Lo vemos mucho más cercano, en un periodo de tiempo no más allá de 5 años, que esta tecnología ya pueda estar en el mercado», proyecta. Además del queroseno para aviones, el proceso también genera diésel, ampliando aún más su potencial impacto. El equipo de la UDT se ha enfocado en la caracterización del combustible obtenido, confirmando que cumple con las especificaciones técnicas del queroseno de aviación. El próximo paso es escalar la producción y realizar pruebas de mezcla con combustible tradicional. La meta para este año es ambiciosa: producir el primer litro de combustible de aviación a partir de plástico en Chile. Este hito marcaría un paso decisivo hacia un futuro más sostenible para la aviación y el manejo de residuos.
Un sistema constructivo que acelera procesos, reduce residuos y utiliza energía limpia. Así son los primeros resultados del proyecto Hormigón 3D y Eco Hormigón, del Programa Tecnológico Construye Zer o liderado por CTEC. Esta tecnología desarrollada por Acciona, Melón y CTEC y apoyada por EcoAza, René Lagos Engineers, Recylink, Yaku, Idiem y Facoro nace con un propósito claro, reducir la huella ambiental de los sistemas tradicionales de construcción, integrando tecnología de punta, materiales reciclados e insumos locales. “Este es un hito que marca el inicio de una nueva forma de construir en Chile. Desde CTEC impulsamos Construye Zero como una plataforma de articulación para acelerar tecnologías que permiten descarbonizar la industria”, señaló Daniela Vásquez, gerente general de Construye Zero. Uno de los principales diferenciales del sistema es su capacidad de imprimir en piezas y partes, en lugar de módulos completos como lo hacen otros sistemas. Esta decisión no es menor, ya que permite cumplir con la normativa sísmica nacional, además de adaptar la tecnología a distintos proyectos y escalas. Esto permite habilitar la posibilidad de instalar mini fábricas directamente en los terrenos de construcción, lo que disminuye drásticamente el impacto logístico y la huella de transporte. Esta flexibilidad técnica abre oportunidades para el desarrollo de viviendas sociales, donde la rapidez en la ejecución y la optimización de costos pueden contribuir significativamente a cerrar brechas habitacionales o infraestructura pública, como mobiliario urbano, que requieren soluciones personalizables y de alta resistencia. Este enfoque modular, descentralizado y sustentable representa una verdadera innovación en la forma de pensar la construcción en Chile, permitiendo que el avance tecnológico se alinee con las necesidades locales y los desafíos que requiere la industria y el país a nivel de acuerdos medioambientales. Tecnología de vanguardia con sello circular El sistema de impresión utilizado en el proyecto Hormigón 3D y Eco Hormigón se basa en un brazo robótico de alta precisión, que permite automatizar la fabricación de elementos estructurales en terreno. En términos simples, el proceso se compone de 4 etapas: carga del material en un silo, activación de la mezcla, impresión automatizada y limpieza de los equipos. Todo ello operado con eficiencia energética y reutilización de agua, asegurando un ciclo de producción limpio y controlado. El componente clave del sistema es un brazo robótico de impresión 3D, que se mueve con libertad sobre varios ejes para ir depositando la mezcla capa por capa, siguiendo un modelo digital previamente parametrizado. Esto permite producir piezas con geometrías complejas, personalizadas y repetibles, sin necesidad de moldajes, en tiempos considerablemente menores a los sistemas tradicionales. Esta tecnología fue aportada e implementada por ACCIONA, empresa con amplia trayectoria internacional en el desarrollo de impresión 3D con hormigón. En España, por ejemplo, la empresa fue pionera al imprimir el primer puente peatonal de hormigón reforzado 3D del mundo, y ha participado en múltiples desarrollos europeos que validan técnica y estructuralmente esta innovación. “En ACCIONA entendemos nuestro rol como catalizadores de un cambio en la industria, con un enfoque claro en la sostenibilidad. Trajimos a Chile este brazo robótico de impresión 3D y traspasamos el conocimiento a profesionales locales, potenciando así su desarrollo para acelerar la implementación de esta tecnología que generará una revolución en la industria de la construcción de nuestro país”, afirma Flavio Rodríguez, gerente de Calidad e Innovación de infraestructuras de ACCIONA. Una mezcla sustentable desarrollada en Chile Para que la impresión 3D funcione correctamente, no basta con tener tecnología de punta, sino que también se requiere una mezcla de hormigón especialmente diseñada, que combine fluidez, resistencia, fraguado rápido y bajo impacto ambiental. Este fue uno de los grandes desafíos del proyecto, abordado con éxito por Melón, empresa encargada del desarrollo del material. La primera mezcla utilizada incorpora insumos locales que permiten reducir el impacto ambiental de los traslados. Un segundo producto además de los insumos locales, cuenta con un alto componente de escoria de acero reciclada como árido (EcoAza), reduciendo así la extracción de materias primas vírgenes y valorizando residuos industriales. A esto se suma el uso de aditivos que optimizan la trabajabilidad y la cohesión, permitiendo que el material fluya de forma continua por el sistema de bombeo y mantenga su forma una vez impreso. “El uso de áridos artificial y reciclados es la construcción del futuro, por eso en la actualización de la norma se propone su uso NCh163” Áridos para morteros y hormigones – Requisitos”. En el diseño del eco hormigón se utilizó 100% de árido artificial, escoria de alto horno de ECOAZA, esto no sólo permite recircular materiales como lo son las escorias, sino que también reduce significativamente las emisiones”, explicó Marjorie Córdova, subgerente de Soluciones Constructivas en Melón. Gracias a esta formulación, la mezcla ha demostrado un excelente desempeño en pruebas de resistencia estructural, durabilidad y adherencia, lo que permite proyectar su uso tanto en vivienda como en infraestructura. Además, el diseño del material permite trabajar con bajo consumo de agua y energía, potenciando así los objetivos de sostenibilidad del sistema completo. El desarrollo de esta mezcla en contexto chileno no solo garantiza la adaptabilidad a normativas locales, sino también la escalabilidad de la tecnología a distintas zonas del país.
La sostenibilidad no es una tendencia, sino una urgencia ética que requiere acciones inmediatas y concretas. Así lo señala Chanel Medellín, instructora senior de BSI México. Y sus palabras están respaldadas por datos, experiencia en campo y una narrativa que obliga a replantearnos cómo vivimos, producimos y consumimos. Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora cada 5 de junio, Medellín subraya que el cambio dejó de ser una opción para convertirse en una condición indispensable para la supervivencia. Su análisis parte de una visión integral: la sostenibilidad descansa en tres pilares —ambiental, social y económico— que deben entenderse como un sistema interdependiente. “Hoy nos centramos en el ambiental no porque los otros no sean relevantes, sino porque si lo perdemos, no habrá sociedad ni economía que sostener”, afirma. CIFRAS En ese sentido, las cifras más recientes del Stockholm Resilience Centre son alarmantes: seis de los nueve límites planetarios que regulan la estabilidad de los sistemas de la Tierra han sido transgredidos, entre ellos el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la alteración en el uso del suelo, la crisis del agua dulce y la contaminación química.- De continuar desbordándose esos factores, se podrían detonar transformaciones ambientales abruptas e irreversibles. Lejos de ser un problema distante, el deterioro ya se siente en casa. Por ejemplo, México ha incrementado su temperatura promedio en 1.4°C durante los últimos 100 años, y se encuentra en una posición alarmante frente a la crisis climática global. Y otros países enfrentan situaciones similares, o quizás peores, según la experta. “Ya no estamos hablando de amenazas futuras. Ya estamos viendo las consecuencias en los incendios, en las olas de calor, en la pérdida de especies y en la inseguridad alimentaria, entre otras situaciones alarmantes”, señala la instructora. ACCIONES CONCRETAS Por otra parte, Chanel Medellín advierte que México enfrenta una crisis de agua muy grave, con un 33% de su territorio en estrés hídrico alto, y niveles de contaminación del aire que causan más de 40 mil muertes prematuras al año. A pesar de su biodiversidad y potencial en energías renovables, el manejo de residuos, la deforestación y la movilidad contaminante siguen siendo problemas estructurales. Y no se trata de un caso aislado, sino de una situación a la que diferentes países del mundo se enfrentan en mayor o menor medida, recalcando que “es urgente replantearnos cómo vivimos, producimos y consumimos”. “La sostenibilidad debe dejar de ser un eslogan y convertirse en acciones concretas”, sostiene Medellín. CUMPLIMIENTO NORMATIVO En ese sentido, precisa que el primer paso hacia la sostenibilidad es involucrar a quienes toman decisiones, seguido de la evaluación ambiental, el cumplimiento normativo y la integración de objetivos sostenibles en la estrategia empresarial. Las normas internacionales desempeñan un valor excepcional en torno al cumplimiento de objetivos y estándares. Medellín destaca la ISO 14001, para la protección del medio ambiente, como base, acompañada de la ISO 50001, en materia de gestión energética, y la ISO 14046 sobre huella hídrica. De igual forma, señala las nuevas normas sobre economía circular (serie ISO 59000). Además menciona el valor de iniciativas como la IWA 42 que facilita la incorporación de sostenibilidad en la gobernanza corporativa para quienes persiguen descarbonización y FLEX 3030 diseñada para ofrecer a las PYMES una vía práctica de implementación con presupuestos reducidos. TECNOLOGÍA Respecto a las soluciones tecnológicas Chanel Medellín advierte sobre sus límites y que no se trata resolver un problema creando otro. Tecnologías como inteligencia artificial para agricultura de precisión blockchain para trazabilidad cadenas sostenibles biotecnología para tratamiento aguas contaminadas representan grandes oportunidades pero también riesgos. Por ello recomienda integrar análisis ciclo vida impactos ambientales simulaciones modelos costo-beneficio que contemplen no solo retorno económico sino también impacto ambiental social. “Las empresas suelen buscar innovación afuera pero muchas veces solución está adentro” asevera por lo que sugiere promover retos internos innovación verde incentivar creatividad personal medir ingresos provenientes productos ecológicos construir alianzas universidades startups. “La sostenibilidad no se decreta; se construye desde cultura organizacional. Las decisiones países tomen o dejen tomar materia ambiental influirán destino planeta. Y empresas desempeñan papel decisivo sociedad heredaremos. Hoy más nunca cada decisión cuenta cada acción define futuro elegimos” puntualiza. Fuente: Publimetro
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de Cero Desechos, organizado por Naciones Unidas desde el año 2023, Cheaf -aplicación que contribuye a reducir el desperdicio de comida gracias a una plataforma tecnológica que permite a comercios ofrecer sus excedentes con importantes descuento- realizó un sondeo entre sus usuarios para conocer sus principales inquietudes respecto a la pérdida y desperdicio de alimentos. Uno de los principales hallazgos de esta encuesta -que contó con más de 2.000 respuestas- es que el 98% de la muestra aseguró que le gustaría ser una persona “Cero Desperdicios”, algo que denota el interés creciente que tiene la población sobre este tema en particular. “Sabemos que esta encuesta la responde una audiencia de por sí fidelizada con la idea de un movimiento zero waste, ya que nuestros usuarios y clientes han llegado a nuestra aplicación por este mismo interés; pero, aun así, es tremendamente sorprendente este rotundo 98% de las personas que asegura que le encantaría ser una persona que no genere ningún tipo de desechos”, reflexionó al respecto Elena López, cofundadora y COO de Cheaf. La principal razón para querer reducir la propia producción de desechos es “evitar gastos innecesarios”, con un 56% de las opiniones; seguida por “para contribuir a reducir la cantidad de basura que se genera y la contaminación por desechos”, con un 48% de las preferencias de los consultados, y “para consumir sólo lo necesario”, con un 26% de las opiniones. Pese a este enorme interés, un 49% de los encuestados asegura botar comida entre dos y tres días cada semana; un 5% asegura que desperdicia comida más de cuatro veces a la semana, y 3% tira alimentos a la basura todos los días. Mientras que, por el contrario, un 43% aseguró no desperdiciar nunca sus alimentos. “Esto nos muestra que, aunque existe un gran interés y motivación por lograr no generar desperdicios en nuestras vidas, aún hay mucho espacio para que innovaciones, emprendimientos y otro tipo de iniciativas podamos ayudar a las personas a generar esos cambios que tanto requieren”, puntualizó López. Consultados sobre las principales causas para botar alimentos, un 43% dijo que bota productos que están vencidos (porque olvidó consumirlos); 23% sostiene que a veces no tiene tiempo para cocinar lo que ha comprado; 22% aseguró que olvida congelar los alimentos preparados; 10% afirmó no tener espacio suficiente para almacenar de forma más inteligente, y 7% declaró que esta pérdida se debe a que siempre compra más de lo que consume, entre otras respuestas. Respecto de los hábitos a poner en práctica para lograr este cometido, un 73% aseguró que “compra alimentos rescatados”; 57% “evita botar alimentos”; 50% “recicla todo lo que puede”; 43% “cambia o renueva dispositivos electrónicos sólo por necesidad”, y 28% dice “comprar ropa usada”, entre otras respuestas. “El contexto de triple crisis (climática, de biodiversidad y por contaminación) en el que vivimos en la actualidad nos obliga a pensar y generar las soluciones necesarias para mitigar los efectos de estos problemas en nuestras vidas, y la producción de desechos contribuye directamente a todos nuestros escenarios de crisis. Sabemos que la pérdida y desperdicio de alimentos es responsable de hasta el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, por eso es necesario generar soluciones de manera urgente”, comenta la cofundadora de Cheaf. Para López, la conmemoración de estos días entrega una oportunidad única para, por una parte, generar concientización en la población frente a estos problemas; pero también, por otra, para poder mostrar las soluciones disponibles en el mercado, compartir buenas prácticas y exponer los beneficios de incorporar este tipo de innovaciones. “Sabemos que las personas quieren contribuir a las soluciones de estos problemas, y esperan que las empresas los acompañemos y ayudemos en estos esfuerzos. Desde el sector privado tenemos una oportunidad única de producir vínculos importantes con nuestros consumidores y crear iniciativas que mitiguen los efectos del calentamiento global, a la vez que logramos generar valor real para nuestros negocios. La circularidad de estos procesos provoca un verdadero win-win”, concluye López. Acerca de Cheaf Cheaf es una aplicación móvil que contribuye a reducir el desperdicio de comida. Su plataforma tecnológica le permite a supermercados, restaurantes y tiendas ofrecer sus excedentes, mientras que los clientes tienen la oportunidad de rescatar paquetes de alimentos con un alto porcentaje de descuento. Comenzó sus operaciones a mediados de 2020 en Ciudad de México y en 2023 inició su plan de expansión al resto de la región abriendo oficinas en Chile, país donde se ha enfocado en el segmento de supermercados y donde, en su primer año de operación, ha logrado el rescate de más de 2.000.000 de kilos de comida. Cheaf es una alternativa donde comercios y consumidores participan para reducir el desperdicio de comida y la huella de carbono que esto genera.
Para saber más sobre el tema hemos recurrido a… ¡la inteligencia artificial! y le hemos preguntado a Chat GPT ¿por qué consume tanta energía la inteligencia artificial?. Esta es su respuesta: El consumo elevado de energía en la inteligencia artificial (IA) se debe a varios factores clave: Entrenamiento de modelos: Volumen de datos: Los modelos de IA, especialmente los de aprendizaje profundo (deep learning), requieren grandes volúmenes de datos para entrenarse. Procesar y aprender de estos datos implica una enorme cantidad de cálculos. Computación intensiva: El entrenamiento de modelos avanzados implica realizar millones o incluso miles de millones de operaciones matemáticas. Esto demanda un uso intensivo de hardware especializado como las unidades de procesamiento gráfico (GPU) y, más recientemente, las unidades de procesamiento tensorial (TPU). Infraestructura de hardware: Hardware especializado: Las GPUs y TPUs, diseñadas específicamente para el procesamiento paralelo requerido por los modelos de IA, consumen mucha más energía que las CPUs convencionales. Centros de datos: Los grandes modelos de IA se entrenan en centros de datos que necesitan mantener tanto el hardware como los sistemas de refrigeración, incrementando aún más el consumo energético. Operación continua: Inferencia en tiempo real: Muchos sistemas de IA necesitan realizar inferencias en tiempo real, como en asistentes virtuales, sistemas de recomendación, y vehículos autónomos. Esto requiere que los modelos se ejecuten continuamente, lo cual consume energía de manera sostenida. Escalabilidad: Los servicios de IA a menudo deben escalarse para atender a millones de usuarios simultáneamente, lo que multiplica el consumo de energía. Optimización y repetición: Pruebas y validación: El proceso de desarrollo de modelos incluye múltiples ciclos de prueba, validación y ajuste de hiperparámetros, lo que incrementa el tiempo y los recursos computacionales necesarios. Actualizaciones y mantenimiento: Los modelos a menudo se reentrenan con datos nuevos para mejorar su precisión y relevancia, lo cual implica ciclos adicionales de consumo energético. Algoritmos y arquitectura: Complejidad de los modelos: Los modelos más avanzados y precisos, como los transformadores utilizados en procesamiento de lenguaje natural (NLP), son extremadamente complejos y requieren mucha más computación. Optimizaciones: Aunque existen esfuerzos para optimizar algoritmos y reducir el consumo energético, muchas de las técnicas más eficientes aún están en desarrollo o no se han implementado ampliamente. En resumen, el alto consumo de energía de la IA es resultado de la combinación de la necesidad de grandes volúmenes de datos, cálculos intensivos, infraestructura especializada y operaciones continuas. A medida que la tecnología avanza, también se están desarrollando métodos y estrategias para mejorar la eficiencia energética de los modelos de IA.
La Dra. Cristina Segura, investigadora de la Unidad de Desarrollo Tecnológico de la Universidad de Concepción (UdeC), lidera un innovador proyecto que convierte plástico en combustible para aviones, un avance significativo en la búsqueda de soluciones a la contaminación plástica y la necesidad de combustibles más sostenibles. Este proyecto, en colaboración con ENAP y una empresa de reciclaje, promete revolucionar la industria de la aviación y el manejo de residuos en Chile. El proceso central de esta transformación es la pirólisis, una técnica que descompone el plástico a altas temperaturas en ausencia de oxígeno. «Lo que hacemos es transformar estas moléculas grandes de plástico en moléculas más pequeñas, principalmente hidrocarburos líquidos, similares a los combustibles», explica la Dra. Segura. Este líquido, químicamente similar al queroseno, se refina posteriormente para cumplir con los estándares de la aviación. La Dra. Segura destaca la eficiencia del proceso: con aproximadamente 100 gramos de plástico se obtienen cerca de 50 ml de combustible. Si bien la cantidad de plástico disponible en Chile no es suficiente para cubrir toda la demanda de combustible de aviación, esta tecnología ofrece una solución parcial y contribuye a la problemática de la gestión de residuos plásticos. «En Chile consumimos al año cerca de 1 millón de toneladas de plástico. Si bien no es suficiente para reemplazar completamente el combustible de aviación, que ronda los 1.500 millones de litros, sí aporta a la solución «, aclara la investigadora. Combustible sostenible para la aviación del futuro Este proyecto se alinea con las metas nacionales e internacionales de reducir las emisiones de CO2 en la aviación. Chile, por ejemplo, busca que para el 2050 el 50% del combustible de aviación sea sostenible. La ventaja de este combustible a base de plástico, en comparación con otros biocombustibles, reside en la simplicidad, rapidez y menor costo del proceso de transformación. «Desde el punto de vista químico, las moléculas son muy parecidas, por lo que se requiere menos esfuerzo para llegar a este combustible «, señala la ingeniera química. La colaboración con ENAP es fundamental para el escalamiento y la futura comercialización de este combustible. La Dra. Segura visualiza un escenario donde plantas de pirólisis procesen el plástico y ENAP se encargue del refinamiento, aprovechando su infraestructura existente. «Lo vemos mucho más cercano, en un periodo de tiempo no más allá de 5 años, que esta tecnología ya pueda estar en el mercado», proyecta. Además del queroseno para aviones, el proceso también genera diésel, ampliando aún más su potencial impacto. El equipo de la UDT se ha enfocado en la caracterización del combustible obtenido, confirmando que cumple con las especificaciones técnicas del queroseno de aviación. El próximo paso es escalar la producción y realizar pruebas de mezcla con combustible tradicional. La meta para este año es ambiciosa: producir el primer litro de combustible de aviación a partir de plástico en Chile. Este hito marcaría un paso decisivo hacia un futuro más sostenible para la aviación y el manejo de residuos.