Un hito nacional lograron investigadores de la Universidad de Concepción (UdeC), luego que consiguieran elaborar por primera vez en nuestro país combustible de avión a partir de residuos plásticos. Se trata del proyecto denominado “Combustible de aviación a partir de hidrocarburos sintéticos derivados de plásticos residuales”, liderado por la investigadora dra. Cristina Segura Castillo, del departamento de Investigación y Desarrollo (I+D) de la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la mencionada casa de estudios. El hito se oficializó con la entrega del primer litro de este tipo de combustible al subsecretario de Energía, Luis Felipe Ramos Barrera, en una actividad realizada en la sede UdeC Santiago. Según explicó la doctora que dirigió el proyecto, el proceso para obtener este producto consiste “en transformar los residuos plásticos —bolsas plásticas, envases de yogurt, botellas de detergente, tapas, sacos— en un hidrocarburo que, en una etapa final, entra a la refinería de petróleo y pasa por los mismos procesos que el crudo convencional, para finalmente tener un producto con las especificaciones técnicas que requiere la aviación”, consigna Noticias UdeC. La iniciativa fue financiada por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), ejecutada en colaboración con la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) y Nutra Trade. Asimismo, contó con el respaldo del Ministerio de Energía y el programa Vuelo Limpio de la Agencia de Sostenibilidad Energética. Del mismo modo, Segura Castillo detalló que el proceso en donde se descompone material mediante calor en ausencia de oxígeno, denominado pirólisis, resulta fundamental para este tipo de tecnología. La misma posee ventajas técnicas importantes, puesto que “no se necesitan hacer cambios dentro de la refinería de petróleo, ni dentro de toda la infraestructura, logística y motores del transporte aéreo”. Es decir, el combustible puede ser consumido hasta en un 100%, aseguró. Combustible de avión con plásticos residuales: el primer paso para la descarbonización Por su parte, Andrea Catalán, directora de la Oficina de Transferencia y Licenciamiento (OTL) de la UdeC, resaltó que lo logrado “ marca un hito en la investigación aplicada y en el desarrollo de soluciones tecnológicas que contribuyen a un futuro más sustentable, en plena sintonía con los objetivos de desarrollo sostenible y con la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas ”. Asimismo, destacó el “ compromiso de (la UDT de) avanzar en esta senda (de descarbonización del sector aeronáutico), el que fue reafirmado por nuestra casa de estudios al adherir al Acuerdo Público-Privado de Combustibles de Aviación Sostenibles (SAF) 2024, que reúne actualmente a 48 constituciones públicas y privadas”. Y si bien reconoció que este combustible obtenido a partir de plásticos residuales aún no tiene una categoría SAF, “representa un paso inicial en la hoja de ruta SAF 2050 lanzada el 2024, que establece como meta producir el primer litro de este tipo de combustibles en los próximos tres años, fomentando la investigación, el desarrollo y la innovación en instalaciones nacionales”. El subsecretario de Energía, Luis Ramos, recibiendo el primer litro de combustible de avión desarrollado con plásticos residuales | UDT En aquello coincidió el subsecretario Ramos, recalcando que lo conseguido va en plena sintonía con la hoja de ruta que contempla la mesa SAF que agrupa tanto al sector público y privado. Así, sostuvo que es “un ejemplo claro del esfuerzo y del trabajo conjunto, es el proyecto que hoy estamos cerrando en la Universidad de Concepción, que busca hacer un aporte concreto en la descarbonización de la industria de la aviación y nos pone en la vanguardia a nivel regional en materia de transición energética”. En ese sentido, la doctora Cristina Segura fue enfática en señalar que, si bien el acto desarrollado marca un cierre del proyecto, esto no termina aquí. “La idea es que en el futuro este tipo de combustible sea una alternativa real para lo que son los desplazamientos para la aviación”, aseveró. Es decir, el siguiente paso será escalar desde el trabajo en laboratorio a un escenario de planta piloto. Para ello, “dependerá mucho del interés que generemos en atraer inversionistas, atraer empresas que quieran invertir en este tipo de tecnologías y hacerla realidad, pero también desde el punto de vista de políticas públicas que promuevan y le den espacio a estos nuevos combustibles”. Junto a esto, afirmó que ya hay conversaciones con ENAP para escalar en la etapa de refinación.
Ya se sabe que las plantas dan sombra, son una fuente de materias prima como la madera o el algodón y que tienen un papel fundamental en la absorción del dióxido de carbono. Pero los investigadores del Instituto de Tecnología Italiano (IIT, por sus siglas en italiano) en Pisa han encontrado una innovadora aplicación que hace honor a la expresión “energía verde”. Se trata de generar electricidad a través de las plantas. Y no es la primera vez que aprovechan el potencial de la botánica para desarrollar un proyecto tecnológico : ya en 2012 desarrollaron Plantoid, el primer robot planta cuyo funcionamiento estaba basado en las características de las raíces vegetales para crear un sistema capaz de medir los nutrientes y la humedad del suelo. Ahora, en su último experimento, han aprovechado las hojas de las plantas para encender bombillas LED. Para desarrollar esta nueva fuente de energía han aprovechado la capacidad que tienen algunas hojas para convertir las fuerzas mecánicas en corrientes de electricidad. Es decir, cuando las hojas se mueven o entran en contacto con otro material experimentan un proceso de electrificación y esa corriente se extiende desde las ramas hasta el tallo. Así que lo que ha hecho este equipo de investigación italiano es, fundamentalmente, poner un enchufe en una planta y transmitir esa electricidad a una bombilla. Las mediciones indican que una sola hoja puede generar hasta ciento cincuenta voltios, lo que permitiría encender cien bombillas LED cada vez que se mueve. Partiendo de estas premisas, el equipo ha modificado una adelfa, añadiéndole hojas artificiales para crear un árbol híbrido. Cuando el viento sopla, las hojas sintéticas se mueven y rozan las hojas naturales, lo que multiplica la electricidad generada. De modo que no sería descabellado aprovechar el follaje de los árboles e incluso convertir bosques en verdaderas plantas eléctricas. La iniciativa de los investigadores italianos se encuadra en el proyecto Growbot, financiado por la Unión Europea, que buscará desarrollar robots bioinspirados capaces de crecer autónomamente mediante el uso de impresión 3D. Un cíborg vegetal La característica definitoria de las plantas es su arraigo en la tierra. La única movilidad que tienen es la de orientar sus hojas hacia la luz en su proceso de crecimiento. Hasta ahora, claro está. Porque los científicos del Laboratorio de Medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT Media Lab) en EEUU acaban de desarrollar una innovadora tecnología que proporciona movilidad a las plantas y les permite buscar las zonas con mayor radiación lumínica. El sistema, bautizado como Elowan, consiste en una planta sobre ruedas que lleva sensores acoplados a las hojas. Cuando estas reciben luz, la planta genera señales biolectroquímicas que son captadas por los electrodos. Estos, a su vez, envían una señal al sistema robótico para que se mueva hacia el origen de la luz. Este podría ser el punto de partida para una nueva generación de biohíbridos que aprovechen las cualidades de las plantas. Se trata, en definitiva, de un proyecto tecnológico que usa los sensores o las capacidades de regeneración automática que existen en la naturaleza para optimizar la tecnología humana. Algo así como una economía colaborativa con el mundo natural en lugar de una incesante explotación de sus recursos.
Un hito nacional lograron investigadores de la Universidad de Concepción (UdeC), luego que consiguieran elaborar por primera vez en nuestro país combustible de avión a partir de residuos plásticos. Se trata del proyecto denominado “Combustible de aviación a partir de hidrocarburos sintéticos derivados de plásticos residuales”, liderado por la investigadora dra. Cristina Segura Castillo, del departamento de Investigación y Desarrollo (I+D) de la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la mencionada casa de estudios. El hito se oficializó con la entrega del primer litro de este tipo de combustible al subsecretario de Energía, Luis Felipe Ramos Barrera, en una actividad realizada en la sede UdeC Santiago. Según explicó la doctora que dirigió el proyecto, el proceso para obtener este producto consiste “en transformar los residuos plásticos —bolsas plásticas, envases de yogurt, botellas de detergente, tapas, sacos— en un hidrocarburo que, en una etapa final, entra a la refinería de petróleo y pasa por los mismos procesos que el crudo convencional, para finalmente tener un producto con las especificaciones técnicas que requiere la aviación”, consigna Noticias UdeC. La iniciativa fue financiada por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), ejecutada en colaboración con la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) y Nutra Trade. Asimismo, contó con el respaldo del Ministerio de Energía y el programa Vuelo Limpio de la Agencia de Sostenibilidad Energética. Del mismo modo, Segura Castillo detalló que el proceso en donde se descompone material mediante calor en ausencia de oxígeno, denominado pirólisis, resulta fundamental para este tipo de tecnología. La misma posee ventajas técnicas importantes, puesto que “no se necesitan hacer cambios dentro de la refinería de petróleo, ni dentro de toda la infraestructura, logística y motores del transporte aéreo”. Es decir, el combustible puede ser consumido hasta en un 100%, aseguró. Combustible de avión con plásticos residuales: el primer paso para la descarbonización Por su parte, Andrea Catalán, directora de la Oficina de Transferencia y Licenciamiento (OTL) de la UdeC, resaltó que lo logrado “ marca un hito en la investigación aplicada y en el desarrollo de soluciones tecnológicas que contribuyen a un futuro más sustentable, en plena sintonía con los objetivos de desarrollo sostenible y con la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas ”. Asimismo, destacó el “ compromiso de (la UDT de) avanzar en esta senda (de descarbonización del sector aeronáutico), el que fue reafirmado por nuestra casa de estudios al adherir al Acuerdo Público-Privado de Combustibles de Aviación Sostenibles (SAF) 2024, que reúne actualmente a 48 constituciones públicas y privadas”. Y si bien reconoció que este combustible obtenido a partir de plásticos residuales aún no tiene una categoría SAF, “representa un paso inicial en la hoja de ruta SAF 2050 lanzada el 2024, que establece como meta producir el primer litro de este tipo de combustibles en los próximos tres años, fomentando la investigación, el desarrollo y la innovación en instalaciones nacionales”. El subsecretario de Energía, Luis Ramos, recibiendo el primer litro de combustible de avión desarrollado con plásticos residuales | UDT En aquello coincidió el subsecretario Ramos, recalcando que lo conseguido va en plena sintonía con la hoja de ruta que contempla la mesa SAF que agrupa tanto al sector público y privado. Así, sostuvo que es “un ejemplo claro del esfuerzo y del trabajo conjunto, es el proyecto que hoy estamos cerrando en la Universidad de Concepción, que busca hacer un aporte concreto en la descarbonización de la industria de la aviación y nos pone en la vanguardia a nivel regional en materia de transición energética”. En ese sentido, la doctora Cristina Segura fue enfática en señalar que, si bien el acto desarrollado marca un cierre del proyecto, esto no termina aquí. “La idea es que en el futuro este tipo de combustible sea una alternativa real para lo que son los desplazamientos para la aviación”, aseveró. Es decir, el siguiente paso será escalar desde el trabajo en laboratorio a un escenario de planta piloto. Para ello, “dependerá mucho del interés que generemos en atraer inversionistas, atraer empresas que quieran invertir en este tipo de tecnologías y hacerla realidad, pero también desde el punto de vista de políticas públicas que promuevan y le den espacio a estos nuevos combustibles”. Junto a esto, afirmó que ya hay conversaciones con ENAP para escalar en la etapa de refinación.
Ya se sabe que las plantas dan sombra, son una fuente de materias prima como la madera o el algodón y que tienen un papel fundamental en la absorción del dióxido de carbono. Pero los investigadores del Instituto de Tecnología Italiano (IIT, por sus siglas en italiano) en Pisa han encontrado una innovadora aplicación que hace honor a la expresión “energía verde”. Se trata de generar electricidad a través de las plantas. Y no es la primera vez que aprovechan el potencial de la botánica para desarrollar un proyecto tecnológico : ya en 2012 desarrollaron Plantoid, el primer robot planta cuyo funcionamiento estaba basado en las características de las raíces vegetales para crear un sistema capaz de medir los nutrientes y la humedad del suelo. Ahora, en su último experimento, han aprovechado las hojas de las plantas para encender bombillas LED. Para desarrollar esta nueva fuente de energía han aprovechado la capacidad que tienen algunas hojas para convertir las fuerzas mecánicas en corrientes de electricidad. Es decir, cuando las hojas se mueven o entran en contacto con otro material experimentan un proceso de electrificación y esa corriente se extiende desde las ramas hasta el tallo. Así que lo que ha hecho este equipo de investigación italiano es, fundamentalmente, poner un enchufe en una planta y transmitir esa electricidad a una bombilla. Las mediciones indican que una sola hoja puede generar hasta ciento cincuenta voltios, lo que permitiría encender cien bombillas LED cada vez que se mueve. Partiendo de estas premisas, el equipo ha modificado una adelfa, añadiéndole hojas artificiales para crear un árbol híbrido. Cuando el viento sopla, las hojas sintéticas se mueven y rozan las hojas naturales, lo que multiplica la electricidad generada. De modo que no sería descabellado aprovechar el follaje de los árboles e incluso convertir bosques en verdaderas plantas eléctricas. La iniciativa de los investigadores italianos se encuadra en el proyecto Growbot, financiado por la Unión Europea, que buscará desarrollar robots bioinspirados capaces de crecer autónomamente mediante el uso de impresión 3D. Un cíborg vegetal La característica definitoria de las plantas es su arraigo en la tierra. La única movilidad que tienen es la de orientar sus hojas hacia la luz en su proceso de crecimiento. Hasta ahora, claro está. Porque los científicos del Laboratorio de Medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT Media Lab) en EEUU acaban de desarrollar una innovadora tecnología que proporciona movilidad a las plantas y les permite buscar las zonas con mayor radiación lumínica. El sistema, bautizado como Elowan, consiste en una planta sobre ruedas que lleva sensores acoplados a las hojas. Cuando estas reciben luz, la planta genera señales biolectroquímicas que son captadas por los electrodos. Estos, a su vez, envían una señal al sistema robótico para que se mueva hacia el origen de la luz. Este podría ser el punto de partida para una nueva generación de biohíbridos que aprovechen las cualidades de las plantas. Se trata, en definitiva, de un proyecto tecnológico que usa los sensores o las capacidades de regeneración automática que existen en la naturaleza para optimizar la tecnología humana. Algo así como una economía colaborativa con el mundo natural en lugar de una incesante explotación de sus recursos.