Casi siempre al margen de la ley, la vida del excéntrico líder narco Carlos Lehder parecía destinada a terminar a balazos –tal como la de su amigo y socio Pablo Escobar -, pero el azar le amparó para sobrevivir a 33 años de reclusión en una cárcel de Estados Unidos. Su reciente regreso a Colombia vuelve a generar resonancia pública, provocando más rechazo que adhesión desde que se reinstaló en los medios para repasar sus viejas fechorías anunciando el lanzamiento de sus memorias bajo el nombre de “Vida y muerte del cartel de Medellín”. Antes de convertirse en capo de la coca, Lehder ya era un contradictorio hijo de alemanes, que vivió su juventud como hippie en Nueva York y profesaba cierto apego al nazismo, admiraba a John Lennon y se hizo delincuente robando autos hasta volver a Colombia, donde construyó su fortuna en la industria del nacrotráfico hacia Estados Unidos. En su esplendor tenía una flota de aviones para transportar la droga y en 1978 incluso compró una isla en Bahamas donde concentró su distribución. Su verborragia le hizo decir entonces que “la coca es la bomba atómica de América Latina contra Estados Unidos”, lo que ahora interpreta distinto desde sus 76 años. En 1987, tres años después del asesinato del ministro colombiano Rodrigo Lara por parte de sicarios, Lehder fue detenido y se convirtió en el primer extraditado a EE.UU., donde lo sentenciaron a 135 años por tráfico de cocaína. La versión recurrente fue que el propio Escobar lo delató en venganza porque había matado uno de sus guardaespaldas tras una noche juntos. Liberado en 2020 por un cáncer, se radicó en Alemania hasta retornar a Colombia. Admiró a Hitler. Compró políticos, jueces y policías, editorializó una importante revista sobre Lehder. Hoy es considerado testigo viviente del emporio terrorífico creado por Pablo Escobar y los carteles narcos. Soy culpable de los crímenes que cometí, admite Lehder justificándose: Todo cuanto hice fue con funcionarios colombianos. Desde prisión envió cartas al expresidente Juan Manuel Santos pidiendo morir en su tierra. Ahora está dispuesto escribir los últimos episodios intensos fuera dela ley. Fuente: Publimetro
Casi siempre al margen de la ley, la vida del excéntrico líder narco Carlos Lehder parecía destinada a terminar a balazos –tal como la de su amigo y socio Pablo Escobar -, pero el azar le amparó para sobrevivir a 33 años de reclusión en una cárcel de Estados Unidos. Su reciente regreso a Colombia vuelve a generar resonancia pública, provocando más rechazo que adhesión desde que se reinstaló en los medios para repasar sus viejas fechorías anunciando el lanzamiento de sus memorias bajo el nombre de “Vida y muerte del cartel de Medellín”. Antes de convertirse en capo de la coca, Lehder ya era un contradictorio hijo de alemanes, que vivió su juventud como hippie en Nueva York y profesaba cierto apego al nazismo, admiraba a John Lennon y se hizo delincuente robando autos hasta volver a Colombia, donde construyó su fortuna en la industria del nacrotráfico hacia Estados Unidos. En su esplendor tenía una flota de aviones para transportar la droga y en 1978 incluso compró una isla en Bahamas donde concentró su distribución. Su verborragia le hizo decir entonces que “la coca es la bomba atómica de América Latina contra Estados Unidos”, lo que ahora interpreta distinto desde sus 76 años. En 1987, tres años después del asesinato del ministro colombiano Rodrigo Lara por parte de sicarios, Lehder fue detenido y se convirtió en el primer extraditado a EE.UU., donde lo sentenciaron a 135 años por tráfico de cocaína. La versión recurrente fue que el propio Escobar lo delató en venganza porque había matado uno de sus guardaespaldas tras una noche juntos. Liberado en 2020 por un cáncer, se radicó en Alemania hasta retornar a Colombia. Admiró a Hitler. Compró políticos, jueces y policías, editorializó una importante revista sobre Lehder. Hoy es considerado testigo viviente del emporio terrorífico creado por Pablo Escobar y los carteles narcos. Soy culpable de los crímenes que cometí, admite Lehder justificándose: Todo cuanto hice fue con funcionarios colombianos. Desde prisión envió cartas al expresidente Juan Manuel Santos pidiendo morir en su tierra. Ahora está dispuesto escribir los últimos episodios intensos fuera dela ley. Fuente: Publimetro