La reconocida actriz chilena Lorene Prieto ha regresado a la escena pública después de casi siete meses de ausencia, anunciando su participación en el musical Grease, Brillantina. Este espectáculo se presentará en diversas regiones de Chile en los próximos meses, marcando así el regreso de Prieto a los escenarios donde ha destacado a lo largo de su carrera. La actriz, famosa por su papel en El Chacotero Sentimental, se mantuvo alejada del ojo público desde finales de abril, cuando vivió un momento angustiante al denunciar la desaparición de su hijo, Santiago Ramírez Prieto, cineasta y músico de 37 años. Ramírez fue encontrado gravemente herido dentro de una propiedad perteneciente a su madre en la comuna de Ñuñoa, después de haber pasado cerca de 16 horas lesionado y con ambas manos amputadas debido a su esquizofrenia paranoide. Tras este episodio, Prieto decidió mantener un perfil bajo para acompañar a su hijo en su proceso médico y emocional. Sin embargo, recientemente sorprendió a sus seguidores al anunciar su regreso al trabajo a través de sus redes sociales. “De vuelta con este entretenido personaje de Grease Brillantina, musical del cual era fanática de chica. Este sábado estreno en @teatromunicipal_temuco”, compartió Prieto en Instagram junto con imágenes de los ensayos para la obra. En Grease, Prieto interpretará a Miss Lynch, la estricta pero carismática directora de la secundaria Rydell High. La actriz describe a su personaje como alguien siempre dispuesto a mantener el orden entre los estudiantes sin perder su encanto característico que lo convierte en un personaje inolvidable. Una publicación compartida de Lorene Prieto (@loreneprieto_actriz) Fuente: Publimetro
Durante años, los titulares alarmistas han advertido sobre los efectos negativos de las redes sociales en la salud mental. Desde Instagram hasta TikTok, se han señalado como responsables de aumentar la ansiedad, la depresión y de generar una dependencia digital que erosiona el bienestar emocional, especialmente en adolescentes. Pero ¿y si parte de esa narrativa estuviera basada en una idea incompleta? Un nuevo estudio publicado en la revista Behavior Genetics ofrece una visión más matizada —y sorprendente— de esta cuestión. Usando datos del Netherlands Twin Register, una base de datos con décadas de seguimiento a gemelos en los Países Bajos, los investigadores analizaron a 6.492 personas entre los 16 y los 89 años. ¿El objetivo? Desenredar los vínculos reales entre el uso de redes sociales, la salud mental y, lo más importante, los factores genéticos que podrían estar en juego. Y lo que encontraron podría cambiar la conversación. Ni tan malo, ni tan bueno: una historia genética El estudio revela que el vínculo entre el uso de redes sociales y el bienestar psicológico es pequeño. En muchos casos, tan pequeño que roza lo insignificante desde el punto de vista estadístico. Pero lo verdaderamente revelador es que esas pequeñas asociaciones están, en gran medida, determinadas por factores genéticos compartidos. Es decir, no es que las redes sociales causen directamente ansiedad o depresión en todos los usuarios. Más bien, las mismas predisposiciones genéticas que pueden llevar a una persona a sentirse menos feliz o más ansiosa también podrían influir en cómo —y cuánto— utiliza las redes sociales. Este hallazgo rompe con la idea simplista de que las plataformas digitales son inherentemente tóxicas. Según los resultados, hasta un 72% de las diferencias individuales en el tiempo que pasamos en redes sociales podría explicarse por la genética. En lugar de demonizar TikTok o Instagram como si tuvieran un efecto uniforme sobre todos los usuarios, el estudio apunta hacia una interpretación más personalizada del impacto digital. No todos usamos las redes del mismo modo Los investigadores también identificaron patrones interesantes según los niveles de bienestar de los participantes. Aquellos con mayores niveles de satisfacción vital y una sensación de florecimiento —una medida que incluye propósito, relaciones positivas y desarrollo personal— tendían a usar más plataformas, pero lo hacían de forma pasiva: navegaban, observaban, leían. Por el contrario, quienes reportaban un menor bienestar psicológico eran más propensos a publicar con mayor frecuencia, pero lo hacían en un número más reducido de plataformas. Este contraste entre uso pasivo y activo podría ofrecer pistas sobre cómo cada persona busca, o evita, conexión social online. Paradójicamente, uno de los resultados más curiosos fue que el “florecimiento” estaba positivamente relacionado con un mayor uso de redes sociales. Es decir, algunas personas con buena salud mental parecen disfrutar —e incluso beneficiarse— de su tiempo en línea. Por qué usar gemelos lo cambia todo Este no es un estudio cualquiera. El uso de gemelos idénticos (que comparten el 100% de sus genes) y gemelos fraternos (que comparten alrededor del 50%) permite a los investigadores estimar con precisión cuánto de una conducta está influenciada por la genética, el ambiente compartido (como el hogar familiar) o el ambiente individual (como experiencias únicas). En este caso, al comparar cómo se relacionaban el uso de redes sociales y el bienestar entre diferentes pares de gemelos, se encontró que las similitudes estaban fuertemente ligadas a los genes . Esto no solo refuerza la idea de que existe un componente biológico en cómo usamos la tecnología, sino que también invita a repensar cómo diseñamos políticas, intervenciones o incluso límites parentales. ¿Restringir el acceso a redes? Tal vez no sea la solución En tiempos donde países y escuelas implementan restricciones al uso de móviles y redes sociales entre jóvenes, este estudio sugiere que prohibir o limitar el acceso no es una solución mágica. No todas las personas son igualmente vulnerables a los efectos negativos del uso digital, ni todas las formas de uso son iguales. De hecho, el problema puede no estar en la herramienta, sino en el usuario. O más precisamente, en la combinación única de genes, contexto vital y salud mental de cada persona. Esto refuerza la necesidad de estrategias personalizadas que tengan en cuenta los matices del comportamiento humano, y no solo estadísticas globales. ¿Qué significa esto para ti? No, tus horas en Instagram probablemente no estén pudriendo tu cerebro, como aseguran algunos titulares. Pero tampoco significa que sean inofensivas. Este estudio no exonera a las redes sociales, sino que añade una capa de complejidad. Los efectos existen, pero no son iguales para todos, y no surgen en el vacío. Dependen de quién eres, de tu genética, de tus experiencias y del modo en que interactúas con el entorno digital. Quizás la verdadera clave no esté en desconectarnos del mundo digital, sino en entender mejor cómo nos conectamos con él. Y, sobre todo, en dejar de buscar culpables universales para problemas profundamente individuales.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Chile ha lanzado la campaña “Infórmate con responsabilidad, participa con integridad”, una iniciativa que tiene como objetivo fomentar la participación ciudadana informada y responsable durante el ciclo electoral 2025, promoviendo la integridad de la información como pilar fundamental del ejercicio democrático. Esta campaña busca concienciar a la ciudadanía sobre el papel que cada individuo desempeña en el entorno informativo, especialmente en un contexto donde la sobreabundancia de datos, noticias y opiniones puede impactar negativamente en la calidad del debate público. Valentina Salas, Oficial del Área de Gobernanza y Territorio del PNUD en Chile, señaló que un análisis realizado reveló “un aumento muy significativo en la agresividad en la comunicación digital relacionada con el proceso electoral”. El informe evidenció que la mitad de la “comunicación tóxica” se dirigió hacia las candidaturas presidenciales y parlamentarias, mientras que la otra mitad se enfocó en las instituciones, principalmente en el Poder Ejecutivo, los partidos políticos y el Congreso. Salas enfatizó que “el principal objetivo de la violencia en la conversación digital sobre las elecciones son las mujeres. Al analizar los datos por género, observamos que dos de cada tres ataques van dirigidos hacia ellas”. Por ello, el propósito de la campaña “Infórmate con responsabilidad, participa con integridad” del PNUD Chile es “instar a tomar medidas frente al fenómeno de desinformación durante las elecciones”, según expresó Salas. Esta “comunicación tóxica” se manifiesta a través de información errónea y ataques contra las candidaturas. El mensaje central de la campaña destaca que una democracia sólida se construye sobre información verificada, respeto y compromiso. Uno de los pilares estratégicos de esta iniciativa es reforzar la importancia de consultar fuentes oficiales, como el Servel , para informarse acerca del proceso electoral. El plan comunicacional incluye un video animado principal, cápsulas audiovisuales, frases radiales, infografías y difusión digital. Todas estas piezas buscan promover la reflexión sobre la importancia de informarse y participar de manera íntegra y respetuosa. Fuente: Publimetro
La Superintendencia de Seguridad Social (Suseso) ha actualizado los protocolos de fiscalización de licencias médicas con el objetivo de combatir el incumplimiento, que incluye actividades como viajes y visitas a casinos durante períodos de reposo. Esta nueva normativa otorga la autorización a las isapres y a la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (Compin) para solicitar información al Servicio de Impuestos Internos (SII) y a la Policía de Investigaciones (PDI) con el fin de verificar el cumplimiento de las licencias médicas. Además, se permite utilizar publicaciones en redes sociales como evidencia válida en caso de existir indicios de irregularidades. Según un reporte de Radio Bío Bío , la circular establece que las instituciones de salud podrán consultar bases de datos públicas y registros administrativos para corroborar los incumplimientos, siempre y cuando exista certeza de que el hecho publicado ocurrió durante el periodo de reposo. Es importante mencionar que las licencias psiquiátricas tienen una excepción, donde la salida del domicilio dentro del territorio nacional no se considera una falta. Asimismo, se podrá investigar si el trabajador emitió boletas por trabajos alternativos durante su licencia, fortaleciendo los mecanismos para sancionar fraudes al sistema de seguridad social. Fuente: CNN Chile País
A primera vista, Max parece inofensivo. Es una aplicación online, y su anodino logotipo azul y blanco no da ninguna pista sobre su origen ni su siniestro propósito. Sin embargo, este servicio de mensajería aparentemente inocuo está destinado a convertirse en una herramienta importante en el intento del presidente Putin de imponer un control total sobre la vida en línea de los rusos comunes. La aplicación, lanzada en fase de prueba en marzo, fue desarrollada por orden de Putin y ofrece mensajería instantánea, videollamadas, pagos móviles, redes sociales y acceso a servicios gubernamentales. Fue desarrollada por VK, empresa controlada por el Kremlin. Según una nueva ley, se instalará de forma predeterminada en todos los dispositivos digitales que se vendan en Rusia a partir del 1 de septiembre. Los críticos la han descrito como un «programa espía» que instala software de vigilancia en el teléfono inteligente del usuario, el cual permanece activo incluso después de desinstalar la aplicación. Se la considera el equivalente ruso de la aplicación china WeChat, que Pekín utiliza para la vigilancia y la censura en línea. “[Max] está interesado en dónde estuvo el usuario, a quién llamó o escribió, incluso a través de otros servicios de mensajería, qué billeteras de criptomonedas y cuentas bancarias tiene, así como qué compras realizó, qué cafés visitó y qué buscó en internet”, escribió Red Binder, un canal ruso de Telegram que se centra en temas en línea. Los datos recopilados por Max serán fácilmente accesibles para los servicios de seguridad del FSB y los agentes del Kremlin podrían incluso monitorizar las conversaciones en línea en tiempo real, según los analistas. Andrey Okun, periodista de la oposición rusa, calificó a Max como una pieza clave en los planes del Kremlin para construir un “gulag digital”, en referencia a los campos de trabajo soviéticos. “Será un espacio estéril donde las autoridades tendrán control absoluto sobre el tiempo libre, las motivaciones y los pensamientos de los ciudadanos”, escribió en un artículo para el sitio web Republic. Cuando Putin llegó al poder hace 25 años, cerca del 1% de los rusos tenía acceso a internet y el Kremlin le prestaba poca atención. Incluso en 2010, Putin desdeñaba en gran medida su potencial, describiéndolo como «50% material pornográfico» y afirmando no haber estado nunca conectado. Para 2011, cuando estallaron las primeras grandes protestas contra Putin en Moscú, una de cada dos personas tenía acceso a internet, y sitios web extranjeros como YouTube y Facebook se convirtieron en las armas más poderosas del movimiento opositor. Putin comprendió que, si no se controlaba, internet podría destruirlo. «[Internet] es un proyecto de la CIA», afirmó en 2014, sin aportar pruebas. Para garantizar la popularidad de Max, Moscú planea prohibir WhatsApp, el servicio de mensajería estadounidense utilizado por el 70% de la población adulta rusa. Si bien Facebook e Instagram, también propiedad de Meta, la empresa tecnológica estadounidense, fueron prohibidas por Moscú por considerarlas «extremistas» al inicio de la invasión rusa de Ucrania en 2022, el Kremlin se mostró reacio a actuar contra WhatsApp hasta tener un sustituto listo. La semana pasada, Anton Nemkin, miembro del comité de tecnología de la información del parlamento ruso, acusó a WhatsApp de ser una amenaza para la seguridad nacional, mientras que fuentes del Kremlin dijeron a Meduza, un sitio web de la oposición, que era “99 por ciento” seguro que la aplicación se agregaría a una lista de software extranjero que sería prohibido por orden de Putin. En mayo, un empresario ruso se quejó a Putin sobre las empresas tecnológicas occidentales, como Microsoft y Zoom, que aún operaban en el país. «¡Estrangúlenlas!», espetó el líder ruso en respuesta. Aunque Rusia comenzó a reprimir la disidencia en línea después de la anexión de Crimea por parte del Kremlin, sus acciones escalaron a niveles sin precedentes tras la invasión de Ucrania en 2022. Casi 4.000 personas han sido procesadas por publicaciones en línea que criticaban la guerra en los últimos tres años. En junio, una mujer rusa de 28 años que ayudó a miles de ucranianos a huir de la zona de guerra fue condenada a 22 años de prisión por una publicación en Instagram en la que pedía donaciones para el Batallón Azov de Ucrania. Nadezhda Rossinskaya, también conocida como Nadin Geisler, negó haber escrito la publicación . En Rusia ya es ilegal compartir o incluso dar «me gusta» a sitios web u otros materiales en línea prohibidos por el Kremlin. Según una ley aprobada por el Parlamento la semana pasada, que probablemente entrará en vigor en septiembre, pronto será ilegal incluso buscar en línea material «extremista», aunque no se comparta. El Kremlin ha clasificado como extremista desde las investigaciones anticorrupción de Alexei Navalny, el líder opositor que murió en una prisión rusa el año pasado, hasta información sobre temas LGBT y una canción punk rusa sobre la muerte de Putin. El año pasado, Rusia bloqueó 420.000 sitios web. Sin embargo, millones de rusos utilizan redes privadas virtuales (VPN), que permiten a los usuarios eludir la censura gubernamental ocultando su ubicación. Aunque YouTube, que en su día utilizó la oposición para movilizar apoyos, no ha sido bloqueado, su velocidad de descarga se ha reducido drásticamente en Rusia, en un aparente intento del Kremlin por desalentar su uso. Según datos de Google, la plataforma ha perdido cerca del 80 % de su tráfico en el país desde diciembre. Por ahora, Telegram, el servicio de mensajería instantánea fundado por Pavel Durov, el magnate tecnológico ruso , puede seguir operando. Durov ha negado las acusaciones de que la empresa, que afirma no tener empleados en Rusia, haya colaborado con los servicios de seguridad del Kremlin. El historial de Moscú en materia de censura en línea dista mucho de ser impecable. Un intento anterior de bloquear Telegram fracasó. Sin embargo, Mikhail Klimarev, director de la Sociedad de Protección de Internet de Rusia, afirmó que esperaba que Moscú redoblara sus esfuerzos antes de fin de año. «La nueva política estatal es aplastar a la competencia», declaró.
La reconocida actriz chilena Lorene Prieto ha regresado a la escena pública después de casi siete meses de ausencia, anunciando su participación en el musical Grease, Brillantina. Este espectáculo se presentará en diversas regiones de Chile en los próximos meses, marcando así el regreso de Prieto a los escenarios donde ha destacado a lo largo de su carrera. La actriz, famosa por su papel en El Chacotero Sentimental, se mantuvo alejada del ojo público desde finales de abril, cuando vivió un momento angustiante al denunciar la desaparición de su hijo, Santiago Ramírez Prieto, cineasta y músico de 37 años. Ramírez fue encontrado gravemente herido dentro de una propiedad perteneciente a su madre en la comuna de Ñuñoa, después de haber pasado cerca de 16 horas lesionado y con ambas manos amputadas debido a su esquizofrenia paranoide. Tras este episodio, Prieto decidió mantener un perfil bajo para acompañar a su hijo en su proceso médico y emocional. Sin embargo, recientemente sorprendió a sus seguidores al anunciar su regreso al trabajo a través de sus redes sociales. “De vuelta con este entretenido personaje de Grease Brillantina, musical del cual era fanática de chica. Este sábado estreno en @teatromunicipal_temuco”, compartió Prieto en Instagram junto con imágenes de los ensayos para la obra. En Grease, Prieto interpretará a Miss Lynch, la estricta pero carismática directora de la secundaria Rydell High. La actriz describe a su personaje como alguien siempre dispuesto a mantener el orden entre los estudiantes sin perder su encanto característico que lo convierte en un personaje inolvidable. Una publicación compartida de Lorene Prieto (@loreneprieto_actriz) Fuente: Publimetro
Durante años, los titulares alarmistas han advertido sobre los efectos negativos de las redes sociales en la salud mental. Desde Instagram hasta TikTok, se han señalado como responsables de aumentar la ansiedad, la depresión y de generar una dependencia digital que erosiona el bienestar emocional, especialmente en adolescentes. Pero ¿y si parte de esa narrativa estuviera basada en una idea incompleta? Un nuevo estudio publicado en la revista Behavior Genetics ofrece una visión más matizada —y sorprendente— de esta cuestión. Usando datos del Netherlands Twin Register, una base de datos con décadas de seguimiento a gemelos en los Países Bajos, los investigadores analizaron a 6.492 personas entre los 16 y los 89 años. ¿El objetivo? Desenredar los vínculos reales entre el uso de redes sociales, la salud mental y, lo más importante, los factores genéticos que podrían estar en juego. Y lo que encontraron podría cambiar la conversación. Ni tan malo, ni tan bueno: una historia genética El estudio revela que el vínculo entre el uso de redes sociales y el bienestar psicológico es pequeño. En muchos casos, tan pequeño que roza lo insignificante desde el punto de vista estadístico. Pero lo verdaderamente revelador es que esas pequeñas asociaciones están, en gran medida, determinadas por factores genéticos compartidos. Es decir, no es que las redes sociales causen directamente ansiedad o depresión en todos los usuarios. Más bien, las mismas predisposiciones genéticas que pueden llevar a una persona a sentirse menos feliz o más ansiosa también podrían influir en cómo —y cuánto— utiliza las redes sociales. Este hallazgo rompe con la idea simplista de que las plataformas digitales son inherentemente tóxicas. Según los resultados, hasta un 72% de las diferencias individuales en el tiempo que pasamos en redes sociales podría explicarse por la genética. En lugar de demonizar TikTok o Instagram como si tuvieran un efecto uniforme sobre todos los usuarios, el estudio apunta hacia una interpretación más personalizada del impacto digital. No todos usamos las redes del mismo modo Los investigadores también identificaron patrones interesantes según los niveles de bienestar de los participantes. Aquellos con mayores niveles de satisfacción vital y una sensación de florecimiento —una medida que incluye propósito, relaciones positivas y desarrollo personal— tendían a usar más plataformas, pero lo hacían de forma pasiva: navegaban, observaban, leían. Por el contrario, quienes reportaban un menor bienestar psicológico eran más propensos a publicar con mayor frecuencia, pero lo hacían en un número más reducido de plataformas. Este contraste entre uso pasivo y activo podría ofrecer pistas sobre cómo cada persona busca, o evita, conexión social online. Paradójicamente, uno de los resultados más curiosos fue que el “florecimiento” estaba positivamente relacionado con un mayor uso de redes sociales. Es decir, algunas personas con buena salud mental parecen disfrutar —e incluso beneficiarse— de su tiempo en línea. Por qué usar gemelos lo cambia todo Este no es un estudio cualquiera. El uso de gemelos idénticos (que comparten el 100% de sus genes) y gemelos fraternos (que comparten alrededor del 50%) permite a los investigadores estimar con precisión cuánto de una conducta está influenciada por la genética, el ambiente compartido (como el hogar familiar) o el ambiente individual (como experiencias únicas). En este caso, al comparar cómo se relacionaban el uso de redes sociales y el bienestar entre diferentes pares de gemelos, se encontró que las similitudes estaban fuertemente ligadas a los genes . Esto no solo refuerza la idea de que existe un componente biológico en cómo usamos la tecnología, sino que también invita a repensar cómo diseñamos políticas, intervenciones o incluso límites parentales. ¿Restringir el acceso a redes? Tal vez no sea la solución En tiempos donde países y escuelas implementan restricciones al uso de móviles y redes sociales entre jóvenes, este estudio sugiere que prohibir o limitar el acceso no es una solución mágica. No todas las personas son igualmente vulnerables a los efectos negativos del uso digital, ni todas las formas de uso son iguales. De hecho, el problema puede no estar en la herramienta, sino en el usuario. O más precisamente, en la combinación única de genes, contexto vital y salud mental de cada persona. Esto refuerza la necesidad de estrategias personalizadas que tengan en cuenta los matices del comportamiento humano, y no solo estadísticas globales. ¿Qué significa esto para ti? No, tus horas en Instagram probablemente no estén pudriendo tu cerebro, como aseguran algunos titulares. Pero tampoco significa que sean inofensivas. Este estudio no exonera a las redes sociales, sino que añade una capa de complejidad. Los efectos existen, pero no son iguales para todos, y no surgen en el vacío. Dependen de quién eres, de tu genética, de tus experiencias y del modo en que interactúas con el entorno digital. Quizás la verdadera clave no esté en desconectarnos del mundo digital, sino en entender mejor cómo nos conectamos con él. Y, sobre todo, en dejar de buscar culpables universales para problemas profundamente individuales.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Chile ha lanzado la campaña “Infórmate con responsabilidad, participa con integridad”, una iniciativa que tiene como objetivo fomentar la participación ciudadana informada y responsable durante el ciclo electoral 2025, promoviendo la integridad de la información como pilar fundamental del ejercicio democrático. Esta campaña busca concienciar a la ciudadanía sobre el papel que cada individuo desempeña en el entorno informativo, especialmente en un contexto donde la sobreabundancia de datos, noticias y opiniones puede impactar negativamente en la calidad del debate público. Valentina Salas, Oficial del Área de Gobernanza y Territorio del PNUD en Chile, señaló que un análisis realizado reveló “un aumento muy significativo en la agresividad en la comunicación digital relacionada con el proceso electoral”. El informe evidenció que la mitad de la “comunicación tóxica” se dirigió hacia las candidaturas presidenciales y parlamentarias, mientras que la otra mitad se enfocó en las instituciones, principalmente en el Poder Ejecutivo, los partidos políticos y el Congreso. Salas enfatizó que “el principal objetivo de la violencia en la conversación digital sobre las elecciones son las mujeres. Al analizar los datos por género, observamos que dos de cada tres ataques van dirigidos hacia ellas”. Por ello, el propósito de la campaña “Infórmate con responsabilidad, participa con integridad” del PNUD Chile es “instar a tomar medidas frente al fenómeno de desinformación durante las elecciones”, según expresó Salas. Esta “comunicación tóxica” se manifiesta a través de información errónea y ataques contra las candidaturas. El mensaje central de la campaña destaca que una democracia sólida se construye sobre información verificada, respeto y compromiso. Uno de los pilares estratégicos de esta iniciativa es reforzar la importancia de consultar fuentes oficiales, como el Servel , para informarse acerca del proceso electoral. El plan comunicacional incluye un video animado principal, cápsulas audiovisuales, frases radiales, infografías y difusión digital. Todas estas piezas buscan promover la reflexión sobre la importancia de informarse y participar de manera íntegra y respetuosa. Fuente: Publimetro
La Superintendencia de Seguridad Social (Suseso) ha actualizado los protocolos de fiscalización de licencias médicas con el objetivo de combatir el incumplimiento, que incluye actividades como viajes y visitas a casinos durante períodos de reposo. Esta nueva normativa otorga la autorización a las isapres y a la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (Compin) para solicitar información al Servicio de Impuestos Internos (SII) y a la Policía de Investigaciones (PDI) con el fin de verificar el cumplimiento de las licencias médicas. Además, se permite utilizar publicaciones en redes sociales como evidencia válida en caso de existir indicios de irregularidades. Según un reporte de Radio Bío Bío , la circular establece que las instituciones de salud podrán consultar bases de datos públicas y registros administrativos para corroborar los incumplimientos, siempre y cuando exista certeza de que el hecho publicado ocurrió durante el periodo de reposo. Es importante mencionar que las licencias psiquiátricas tienen una excepción, donde la salida del domicilio dentro del territorio nacional no se considera una falta. Asimismo, se podrá investigar si el trabajador emitió boletas por trabajos alternativos durante su licencia, fortaleciendo los mecanismos para sancionar fraudes al sistema de seguridad social. Fuente: CNN Chile País
A primera vista, Max parece inofensivo. Es una aplicación online, y su anodino logotipo azul y blanco no da ninguna pista sobre su origen ni su siniestro propósito. Sin embargo, este servicio de mensajería aparentemente inocuo está destinado a convertirse en una herramienta importante en el intento del presidente Putin de imponer un control total sobre la vida en línea de los rusos comunes. La aplicación, lanzada en fase de prueba en marzo, fue desarrollada por orden de Putin y ofrece mensajería instantánea, videollamadas, pagos móviles, redes sociales y acceso a servicios gubernamentales. Fue desarrollada por VK, empresa controlada por el Kremlin. Según una nueva ley, se instalará de forma predeterminada en todos los dispositivos digitales que se vendan en Rusia a partir del 1 de septiembre. Los críticos la han descrito como un «programa espía» que instala software de vigilancia en el teléfono inteligente del usuario, el cual permanece activo incluso después de desinstalar la aplicación. Se la considera el equivalente ruso de la aplicación china WeChat, que Pekín utiliza para la vigilancia y la censura en línea. “[Max] está interesado en dónde estuvo el usuario, a quién llamó o escribió, incluso a través de otros servicios de mensajería, qué billeteras de criptomonedas y cuentas bancarias tiene, así como qué compras realizó, qué cafés visitó y qué buscó en internet”, escribió Red Binder, un canal ruso de Telegram que se centra en temas en línea. Los datos recopilados por Max serán fácilmente accesibles para los servicios de seguridad del FSB y los agentes del Kremlin podrían incluso monitorizar las conversaciones en línea en tiempo real, según los analistas. Andrey Okun, periodista de la oposición rusa, calificó a Max como una pieza clave en los planes del Kremlin para construir un “gulag digital”, en referencia a los campos de trabajo soviéticos. “Será un espacio estéril donde las autoridades tendrán control absoluto sobre el tiempo libre, las motivaciones y los pensamientos de los ciudadanos”, escribió en un artículo para el sitio web Republic. Cuando Putin llegó al poder hace 25 años, cerca del 1% de los rusos tenía acceso a internet y el Kremlin le prestaba poca atención. Incluso en 2010, Putin desdeñaba en gran medida su potencial, describiéndolo como «50% material pornográfico» y afirmando no haber estado nunca conectado. Para 2011, cuando estallaron las primeras grandes protestas contra Putin en Moscú, una de cada dos personas tenía acceso a internet, y sitios web extranjeros como YouTube y Facebook se convirtieron en las armas más poderosas del movimiento opositor. Putin comprendió que, si no se controlaba, internet podría destruirlo. «[Internet] es un proyecto de la CIA», afirmó en 2014, sin aportar pruebas. Para garantizar la popularidad de Max, Moscú planea prohibir WhatsApp, el servicio de mensajería estadounidense utilizado por el 70% de la población adulta rusa. Si bien Facebook e Instagram, también propiedad de Meta, la empresa tecnológica estadounidense, fueron prohibidas por Moscú por considerarlas «extremistas» al inicio de la invasión rusa de Ucrania en 2022, el Kremlin se mostró reacio a actuar contra WhatsApp hasta tener un sustituto listo. La semana pasada, Anton Nemkin, miembro del comité de tecnología de la información del parlamento ruso, acusó a WhatsApp de ser una amenaza para la seguridad nacional, mientras que fuentes del Kremlin dijeron a Meduza, un sitio web de la oposición, que era “99 por ciento” seguro que la aplicación se agregaría a una lista de software extranjero que sería prohibido por orden de Putin. En mayo, un empresario ruso se quejó a Putin sobre las empresas tecnológicas occidentales, como Microsoft y Zoom, que aún operaban en el país. «¡Estrangúlenlas!», espetó el líder ruso en respuesta. Aunque Rusia comenzó a reprimir la disidencia en línea después de la anexión de Crimea por parte del Kremlin, sus acciones escalaron a niveles sin precedentes tras la invasión de Ucrania en 2022. Casi 4.000 personas han sido procesadas por publicaciones en línea que criticaban la guerra en los últimos tres años. En junio, una mujer rusa de 28 años que ayudó a miles de ucranianos a huir de la zona de guerra fue condenada a 22 años de prisión por una publicación en Instagram en la que pedía donaciones para el Batallón Azov de Ucrania. Nadezhda Rossinskaya, también conocida como Nadin Geisler, negó haber escrito la publicación . En Rusia ya es ilegal compartir o incluso dar «me gusta» a sitios web u otros materiales en línea prohibidos por el Kremlin. Según una ley aprobada por el Parlamento la semana pasada, que probablemente entrará en vigor en septiembre, pronto será ilegal incluso buscar en línea material «extremista», aunque no se comparta. El Kremlin ha clasificado como extremista desde las investigaciones anticorrupción de Alexei Navalny, el líder opositor que murió en una prisión rusa el año pasado, hasta información sobre temas LGBT y una canción punk rusa sobre la muerte de Putin. El año pasado, Rusia bloqueó 420.000 sitios web. Sin embargo, millones de rusos utilizan redes privadas virtuales (VPN), que permiten a los usuarios eludir la censura gubernamental ocultando su ubicación. Aunque YouTube, que en su día utilizó la oposición para movilizar apoyos, no ha sido bloqueado, su velocidad de descarga se ha reducido drásticamente en Rusia, en un aparente intento del Kremlin por desalentar su uso. Según datos de Google, la plataforma ha perdido cerca del 80 % de su tráfico en el país desde diciembre. Por ahora, Telegram, el servicio de mensajería instantánea fundado por Pavel Durov, el magnate tecnológico ruso , puede seguir operando. Durov ha negado las acusaciones de que la empresa, que afirma no tener empleados en Rusia, haya colaborado con los servicios de seguridad del Kremlin. El historial de Moscú en materia de censura en línea dista mucho de ser impecable. Un intento anterior de bloquear Telegram fracasó. Sin embargo, Mikhail Klimarev, director de la Sociedad de Protección de Internet de Rusia, afirmó que esperaba que Moscú redoblara sus esfuerzos antes de fin de año. «La nueva política estatal es aplastar a la competencia», declaró.