La impuntualidad es un rasgo de la personalidad sumamente marcado en quienes definitivamente no pueden ser puntuales, y es que, el no poder llegar a tiempo a una cita es algo que le puede ocurrir a cualquier individuo, pero cuando ello se convierte en una constante, las circunstancias tienden a formar parte de un sinnúmero de elementos que obedecen a los rasgos psicológicos de una persona determinada. Por ello entonces es que el profundizar en la personalidad de quienes realmente son incapaces de llegar a tiempo, es un elemento que encierra un contexto bastante amplio, por lo que se hace necesario detallar cada uno de los factores que influyen en ello, y uno de estos elementos es la falta o la nula disciplina que se tiene frente a las diversas actividades o compromisos que se adquieren en las distintas etapas de la vida. Dado que la disciplina que se adquiere en la infancia y se desarrolla a lo largo de la vida, termina convirtiéndose en el marco de todo cuanto se hace a lo largo de la misma, puesto que, estaríamos de acuerdo en que, la disciplina es la encargada de darle forma y fondo a todas y cada una de las actividades que se realizan, y es que la definición de disciplina hace referencia a la capacidad que adquieren las personas para poner en práctica una serie de principios relativos al orden y la constancia, tanto para la ejecución de tareas y actividades cotidianas, como en sus vidas en general, lo que claramente hace de quienes la practican personas sumamente puntuales. Por ello entonces es que quienes no son disciplinados difícilmente pueden llegar a tiempo o puntuales a las diversas actividades en que están inscritos o sencillamente a las citas que deben asistir, o lo que refiere elementos un tanto más complejos, es que, quienes adolecen de disciplina pueden verse en dificultades para culminar las distintas actividades que comienzan, ejemplo de ello sería el no terminar una carrera universitaria o las distintas tareas o actividades que hacen parte del día a día. Adicional a lo antes detallado otro de los componentes que hace referencia a los rasgos de la personalidad de quienes no pueden llegar puntuales a sus diversas actividades, es un componente netamente fisiológico, lo cual algunos psicólogos puntualizan o refieren con el hecho de ser una persona “matutina” o “vespertina” dado que ello puede tener inferencia en la impuntualidad. “En este sentido, se ha visto que las personas “vespertinas” tienden a ser más impuntuales que las “matutinas”. Aunado a estos dos factores cabe mencionar que elementos como: aspectos psicológicos, situacionales, culturales, educativos y sociodemográficos o incluso referentes a la salud, pueden influenciar directamente en la impuntualidad de algunas personas. Cabe mencionar que, algunos estudios revelan que las personas a las cuales se les complica llegar puntual de manera constante perciben el tiempo de una manera distinta a las personas que efectivamente llegan puntuales a todos lados, dado que, son múltiples los factores que interfieren en la manera en que cada persona percibe el tiempo. Y es que el tiempo sin lugar a duda es un elemento absolutamente subjetivo, puesto que cada uno lo administra según sus propias circunstancias, ello es: según su edad, personalidad, estado de ánimo, aunado a ello algunos fármacos (si es el caso), la temperatura o los desórdenes psiquiátricos, en ello también intervienen las dificultades del día a día, lo que indica que cada persona tiene un tiempo interno, el cual está directamente relacionado al ritmo de vida de cada uno. Es de resaltar que, no todas las personas que tienen dificultades para llegar a tiempo a sus compromisos responden a un único perfil, dado que los rasgos de dicha personalidad pueden verse como ya se expresó, influenciados por diferentes factores, ejemplo de ello sería entonces que, una persona impuntual, puede percibirlo de una manera completamente natural, dado que sus padres lo hicieron todo el tiempo y por ende esa es la cultura al interior de su hogar, otras personas indican que son impuntuales dado que, son despistados y por ende no tienen una percepción del tiempo, como la tendría una persona que esta alerta a su entorno constantemente. Ahora bien, la impuntualidad de quienes están acostumbrados a llegar tarde a todos lados y por ende irrespetar el tiempo de los demás, están expuestos a acarrear constantemente con las consecuencias que ello trae consigo, dado que, si lo exponemos en un plano laboral claramente ello lo puede llevar a enfrentar reales dificultades frente a sus jefaturas, incluso a ser despedido dado que para un sin número de culturas al interior de las múltiples empresas, la impuntualidad es una falta grave. Si aterrizamos la impuntualidad al plano familiar, ello también puede generar graves conflictos, puesto que la familia puede llegar a enfrentamientos, dado que, si uno de sus miembros es impuntual, claramente el resto de la familia se verá afectada por no poder cumplir el gran número de compromisos familiares, dado que uno de sus miembros no cumple los tiempos estipulados. Y en el ámbito personal, la impuntualidad puede significar, no hacer las cosas que se quieren y deben hacer, o hacerlas tarde, hacerlas mal y no poder rendir adecuadamente, o disfrutar de ciertas actividades como lo hace quien está a tiempo siempre, lo que indica claramente que, el ser impuntual acarrea consecuencias negativas, aunado a ello, la impuntualidad genera efectos negativos sobre el concepto que tienen los demás de dicha persona y por ende el propio autoconcepto y el autoestima, lo que puede llevar a una disminución del bienestar psicológico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud mental como un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente para contribuir a la mejora de su comunidad. Además, es un derecho humano fundamental y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico. La exposición a circunstancias sociales, económicas, geopolíticas y ambientales desfavorables, como la pobreza, la violencia, la desigualdad y la degradación del medio ambiente, también aumenta el riesgo de sufrir afecciones de salud mental. Estos riesgos pueden manifestarse en todas las etapas de la vida, pero los que ocurren durante los períodos sensibles del desarrollo, especialmente en la primera infancia, son particularmente perjudiciales. Por ejemplo, indica la OMS, se sabe que la crianza severa y los castigos físicos perjudican la salud infantil y que el acoso escolar es un importante factor de riesgo de las afecciones de salud mental. Importancia de ir al psicólogo “El mundo ha cambiado y la salud mental se constituye en el don más precioso del ser humano. Porque al psicólogo no va la gente que tiene problemas, puesto que todos en mayor o menor medida tenemos problemas. Al psicólogo va la gente que quiere resolver, aliviar y superar sus problemas”. 5 consejos de la Unicef. Descansa lo suficiente. El descanso es necesario para el cuerpo, la mente y las emociones. Recuperar la energía es una tarea diaria y esto solo se logrará durmiendo como mínimo 8 horas seguidas durante la noche y tomando momentos de desconexión y descanso, especialmente de las redes sociales. Mantente en movimiento, realiza actividad física. La actividad física tiene relación con la estabilidad de nuestras emociones. No solo genera sustancias en nuestro cuerpo que nos hacen sentir mejor, estar más concentrados y descansar mejor, sino que también puede hacernos mantener una mejor autopercepción de nuestro cuerpo. Habla sobre salud mental y sobre tu salud mental. Vence los mitos, vence los prejuicios. La salud mental está llena de mitos y prejuicios, como por ejemplo: “la depresión es flojera” o “los psiquiatras y psicólogos son solo para locos”. Todo ello impide abrirnos a compartir nuestras dificultades y estar dispuestos a la búsqueda de ayuda de manera oportuna. Mantén buenas relaciones con tu familia, amigos y comunidad. Sabemos que la convivencia no es fácil, pero las buenas relaciones que mantenemos con nuestros seres queridos y amigos alimentan nuestra autoestima, confianza y estado de bienestar. Acude a los profesionales de la salud mental. Ya sea a través de una línea telefónica o en centros de salud, para recibir orientación para mejorar tu salud mental o identificar algún problema que tengas. Estos profesionales de la salud mental contribuirán a la recuperación de cualquier problema que se presente.
Ahora, un estudio, realizado en el Reino Unido y publicado el 11.07.2024 en la revista BMJ Public Health, ha descubierto que el cronotipo puede influir en las capacidades cognitivas generales de una persona. En particular, las personas trasnochadoras obtienen mejores resultados cognitivos que las madrugadoras. El estudio analizó los datos de más de 26.000 personas tras una serie de pruebas cognitivas, cuyo objetivo era averiguar cómo diferentes aspectos del sueño -como la duración, los patrones y la calidad- podían afectar la agudeza mental y la capacidad cognitiva en general. ¿Qué significa para el cerebro trasnochar? Los investigadores descubrieron que dormir entre siete y nueve horas por noche es lo óptimo para una buena función cerebral, pero que el cronotipo de una persona también tiene un impacto en ella. “Los adultos que son naturalmente más activos de noche tienden a obtener mejores resultados en las pruebas cognitivas que los que son madrugadores ”, señala la autora principal, Raha West, del Imperial College de Londres (Reino Unido), en un comunicado de prensa. “Más que ser meras preferencias personales, estos cronotipos podrían influir en nuestra función cognitiva”, añade. Pero eso no significa que todas las personas madrugadoras tengan un peor rendimiento cognitivo. “Los hallazgos reflejan una tendencia generalizada en la que la mayoría de quienes prefieren estar activos en las horas nocturnas pueden llegar a tener una mejor cognición“, indica West. La ciencia de los cronotipos del sueño Los cronotipos no son permanentes, ya que pueden cambiar a lo largo de la vida. “Los niños tienden a ser matutinos, los adolescentes y los adultos jóvenes se inclinan más por las tareas realizadas de noche, y los adultos mayores vuelven a ser matutinos”, explica Feifei Wang, experta del sueño de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest (Hungría). “Una combinación de factores genéticos, hormonales, ambientales y de estilo de vida determina si una persona es más activa por la mañana o por la noche, y estos factores interactúan para dar forma al cronotipo de un individuo”, dijo Wang, que no participó en el reciente estudio. Los cronotipos están relacionados, en parte, con las diferencias en nuestros ritmos circadianos, es decir, el reloj biológico del cuerpo, el cual dirige funciones esenciales como el sueño y el metabolismo. Los genes que intervienen en el ritmo circadiano de una persona son los denominados “CLOCK”, “PER” y “CRY” y tienen un fuerte impacto en el cronotipo. “Influyen en si una persona es de tipo matutino o vespertino”, explica Wang. Dormir bien es importante Ignacio Estevan, experto del sueño de la Universidad de la República Oriental del Uruguay, en Montevideo, ha investigado la asociación entre los cronotipos y las notas escolares, identificando que el rendimiento de los “búhos” y las “alondras” dependía del momento del día en que se les realizaba la prueba para su estudio. “Descubrimos que, en el turno de mañana, los cronotipos tardíos tenían peor rendimiento académico en comparación con los tempraneros, y que eso no era así en el turno tarde”, explica Estevan a DW. Y señala que su estudio demuestra que los horarios de inicio de las clases influyen en el rendimiento académico de los niños. En general, no obstante, el rendimiento en los exámenes y la performance cognitiva dependen de la calidad del sueño, indica Estevan. Los estudios suelen demostrar que las personas que duermen más tiempo obtienen, en general, mejores resultados en los exámenes.
Una nueva investigación revela que una dieta rica en grasas saturadas puede no solo contribuir a problemas físicos como la obesidad y las enfermedades cardíacas, sino también afectar la salud mental al aumentar la ansiedad. El estudio, liderado por el profesor Christopher Lowry de la Universidad de Colorado Boulder, muestra cómo una dieta alta en grasas alteró el microbioma intestinal y la expresión genética en ratas de laboratorio, provocando comportamientos asociados con la ansiedad. El equipo de Lowry alimentó a ratas adolescentes con dietas diferentes durante nueve semanas. Mientras que un grupo recibió una dieta estándar con aproximadamente un 11% de grasa, el otro fue alimentado con una dieta compuesta por un 45% de grasas saturadas, principalmente de origen animal. Los resultados mostraron que las ratas con la dieta alta en grasas no solo ganaron peso, sino que también experimentaron una disminución en la diversidad de bacterias intestinales. Más allá de los cambios microbianos, el estudio encontró que las ratas alimentadas con la dieta rica en grasas tenían una mayor expresión de genes relacionados con la actividad de los neurotransmisores, específicamente la serotonina. Estos genes están vinculados a la producción y señalización de la serotonina, una sustancia química del cerebro que puede influir en el estado de ánimo y la ansiedad. En las ratas con dieta alta en grasas, la mayor expresión de estos genes fue notable en el núcleo dorsal del rafe, una región del tronco encefálico asociada con el estrés y la ansiedad. “La firma molecular de un estado de alta ansiedad en el cerebro de las ratas fue impactante. Este estudio sugiere que la dieta puede jugar un papel importante en la regulación de la ansiedad, lo que tiene implicaciones importantes para las recomendaciones dietéticas en humanos”, afirmó Lowry para ScienceAlert. La investigación, publicada en Biological Research, plantea la necesidad de reevaluar la influencia de la dieta en la salud mental. Si bien ciertos tipos de grasas, como las presentes en el aceite de pescado y el aceite de oliva, pueden ofrecer beneficios antiinflamatorios, las grasas saturadas de origen animal parecen tener efectos adversos que van más allá de la salud física, afectando también la mente. La ansiedad, que afecta a aproximadamente 300 millones de personas en todo el mundo, podría estar influenciada en parte por la dieta, según sugiere este estudio, añadiendo una dimensión crucial al entendimiento de los efectos de la alimentación en la salud mental.
En la década de los 90, los psicólogos estadounidenses Elaine y Arthur Aron acuñaron el término persona altamente sensible o persona con alta sensibilidad (PAS) para hacer referencia a un rasgo que, según afirmaban, hacía a su portador especialmente sensible a los estímulos sensoriales y emocionales. Desde entonces, la idea no ha recibido un apoyo unánime en la comunidad científica. Si bien sí es cierto que ha habido profesionales que la han adoptado, muchos otros han criticado sus postulados, argumentando además que no existe ninguna prueba fácilmente replicable y verificable que sirva para identificar claramente a las personas con este supuesto rasgo. Rasgos y trastornos Los criterios postulados por los Aron son, cuanto menos, algo vagos. Las personas con alta sensibilidad procesaríancon mayor profundidad la información, serían altamente empáticas, o se identificarían con ideas abstractas como la paz o el amor. Según los autores, entre un 15 y un 20% de la población podría portar este rasgo. Como se hace evidente, en la actualidad no existen procedimientos empíricos para comprobar este tipo de criterios, por lo que la identificación del rasgo depende enteramente de la evaluación de un profesional (incluso, ciertas instituciones ofrecen en sus páginas web test que podrían complementar esta evaluación, como es el caso del Instituto de Profesionales de la Alta Sensibilidad). Esta es la principal razón por la que el concepto está en cuarentena por una gran parte de los psicólogos, psiquiatras y neurólogos. Eso sí, probablemente los propios Aron eran conscientes de las reticencias que sus teorías podían despertar entre sus colegas. Pero, como dicen los anglosajones, el diablo está en los detalles: ambos autores insisten en que la alta sensibilidad no es un trastorno ni una enfermedad, sino un rasgo de la personalidad. Este matiz despoja a la Alta Sensibilidad de la categoría de diagnóstico médico, lo que a su vez rebaja los requerimientos para la aceptación legal del concepto. El nacimiento de una industria En principio, podría parecer que la idea de la alta sensibilidad sirve simplemente como herramienta teórica para describir un tipo de personalidades o rasgos en el contexto de la psicología. El problema es que a menudo se convierte en más que eso. Desde que los Aron formularan el concepto, se han publicado innumerables libros que enseñan a ' vivir como una persona altamente sensible '. Se ha generado una cierta industria a su alrededor, completa con formaciones 'certificadas' por las organizaciones creadas en torno a la idea, 'coaching', expertos, cursos... Así, la idea de PAS exige un cierto análisis crítico. No se trata del primer concepto de dudoso valor científico que se convierte en una excusa para que determinadas personas o autores se lucren a costa de personas desinformadas que buscan solución a diversos sufrimientos que sí son reales. Por ello, conviene siempre atenernos a la evidencia científica y recordar el lugar y el calado de los términos y etiquetas, sin olvidar nunca que el cuidado de la salud mental, en última instancia, pertenece al ámbito sanitario y debe regirse siempre por estrictos estándares científicos.
La impuntualidad es un rasgo de la personalidad sumamente marcado en quienes definitivamente no pueden ser puntuales, y es que, el no poder llegar a tiempo a una cita es algo que le puede ocurrir a cualquier individuo, pero cuando ello se convierte en una constante, las circunstancias tienden a formar parte de un sinnúmero de elementos que obedecen a los rasgos psicológicos de una persona determinada. Por ello entonces es que el profundizar en la personalidad de quienes realmente son incapaces de llegar a tiempo, es un elemento que encierra un contexto bastante amplio, por lo que se hace necesario detallar cada uno de los factores que influyen en ello, y uno de estos elementos es la falta o la nula disciplina que se tiene frente a las diversas actividades o compromisos que se adquieren en las distintas etapas de la vida. Dado que la disciplina que se adquiere en la infancia y se desarrolla a lo largo de la vida, termina convirtiéndose en el marco de todo cuanto se hace a lo largo de la misma, puesto que, estaríamos de acuerdo en que, la disciplina es la encargada de darle forma y fondo a todas y cada una de las actividades que se realizan, y es que la definición de disciplina hace referencia a la capacidad que adquieren las personas para poner en práctica una serie de principios relativos al orden y la constancia, tanto para la ejecución de tareas y actividades cotidianas, como en sus vidas en general, lo que claramente hace de quienes la practican personas sumamente puntuales. Por ello entonces es que quienes no son disciplinados difícilmente pueden llegar a tiempo o puntuales a las diversas actividades en que están inscritos o sencillamente a las citas que deben asistir, o lo que refiere elementos un tanto más complejos, es que, quienes adolecen de disciplina pueden verse en dificultades para culminar las distintas actividades que comienzan, ejemplo de ello sería el no terminar una carrera universitaria o las distintas tareas o actividades que hacen parte del día a día. Adicional a lo antes detallado otro de los componentes que hace referencia a los rasgos de la personalidad de quienes no pueden llegar puntuales a sus diversas actividades, es un componente netamente fisiológico, lo cual algunos psicólogos puntualizan o refieren con el hecho de ser una persona “matutina” o “vespertina” dado que ello puede tener inferencia en la impuntualidad. “En este sentido, se ha visto que las personas “vespertinas” tienden a ser más impuntuales que las “matutinas”. Aunado a estos dos factores cabe mencionar que elementos como: aspectos psicológicos, situacionales, culturales, educativos y sociodemográficos o incluso referentes a la salud, pueden influenciar directamente en la impuntualidad de algunas personas. Cabe mencionar que, algunos estudios revelan que las personas a las cuales se les complica llegar puntual de manera constante perciben el tiempo de una manera distinta a las personas que efectivamente llegan puntuales a todos lados, dado que, son múltiples los factores que interfieren en la manera en que cada persona percibe el tiempo. Y es que el tiempo sin lugar a duda es un elemento absolutamente subjetivo, puesto que cada uno lo administra según sus propias circunstancias, ello es: según su edad, personalidad, estado de ánimo, aunado a ello algunos fármacos (si es el caso), la temperatura o los desórdenes psiquiátricos, en ello también intervienen las dificultades del día a día, lo que indica que cada persona tiene un tiempo interno, el cual está directamente relacionado al ritmo de vida de cada uno. Es de resaltar que, no todas las personas que tienen dificultades para llegar a tiempo a sus compromisos responden a un único perfil, dado que los rasgos de dicha personalidad pueden verse como ya se expresó, influenciados por diferentes factores, ejemplo de ello sería entonces que, una persona impuntual, puede percibirlo de una manera completamente natural, dado que sus padres lo hicieron todo el tiempo y por ende esa es la cultura al interior de su hogar, otras personas indican que son impuntuales dado que, son despistados y por ende no tienen una percepción del tiempo, como la tendría una persona que esta alerta a su entorno constantemente. Ahora bien, la impuntualidad de quienes están acostumbrados a llegar tarde a todos lados y por ende irrespetar el tiempo de los demás, están expuestos a acarrear constantemente con las consecuencias que ello trae consigo, dado que, si lo exponemos en un plano laboral claramente ello lo puede llevar a enfrentar reales dificultades frente a sus jefaturas, incluso a ser despedido dado que para un sin número de culturas al interior de las múltiples empresas, la impuntualidad es una falta grave. Si aterrizamos la impuntualidad al plano familiar, ello también puede generar graves conflictos, puesto que la familia puede llegar a enfrentamientos, dado que, si uno de sus miembros es impuntual, claramente el resto de la familia se verá afectada por no poder cumplir el gran número de compromisos familiares, dado que uno de sus miembros no cumple los tiempos estipulados. Y en el ámbito personal, la impuntualidad puede significar, no hacer las cosas que se quieren y deben hacer, o hacerlas tarde, hacerlas mal y no poder rendir adecuadamente, o disfrutar de ciertas actividades como lo hace quien está a tiempo siempre, lo que indica claramente que, el ser impuntual acarrea consecuencias negativas, aunado a ello, la impuntualidad genera efectos negativos sobre el concepto que tienen los demás de dicha persona y por ende el propio autoconcepto y el autoestima, lo que puede llevar a una disminución del bienestar psicológico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud mental como un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente para contribuir a la mejora de su comunidad. Además, es un derecho humano fundamental y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico. La exposición a circunstancias sociales, económicas, geopolíticas y ambientales desfavorables, como la pobreza, la violencia, la desigualdad y la degradación del medio ambiente, también aumenta el riesgo de sufrir afecciones de salud mental. Estos riesgos pueden manifestarse en todas las etapas de la vida, pero los que ocurren durante los períodos sensibles del desarrollo, especialmente en la primera infancia, son particularmente perjudiciales. Por ejemplo, indica la OMS, se sabe que la crianza severa y los castigos físicos perjudican la salud infantil y que el acoso escolar es un importante factor de riesgo de las afecciones de salud mental. Importancia de ir al psicólogo “El mundo ha cambiado y la salud mental se constituye en el don más precioso del ser humano. Porque al psicólogo no va la gente que tiene problemas, puesto que todos en mayor o menor medida tenemos problemas. Al psicólogo va la gente que quiere resolver, aliviar y superar sus problemas”. 5 consejos de la Unicef. Descansa lo suficiente. El descanso es necesario para el cuerpo, la mente y las emociones. Recuperar la energía es una tarea diaria y esto solo se logrará durmiendo como mínimo 8 horas seguidas durante la noche y tomando momentos de desconexión y descanso, especialmente de las redes sociales. Mantente en movimiento, realiza actividad física. La actividad física tiene relación con la estabilidad de nuestras emociones. No solo genera sustancias en nuestro cuerpo que nos hacen sentir mejor, estar más concentrados y descansar mejor, sino que también puede hacernos mantener una mejor autopercepción de nuestro cuerpo. Habla sobre salud mental y sobre tu salud mental. Vence los mitos, vence los prejuicios. La salud mental está llena de mitos y prejuicios, como por ejemplo: “la depresión es flojera” o “los psiquiatras y psicólogos son solo para locos”. Todo ello impide abrirnos a compartir nuestras dificultades y estar dispuestos a la búsqueda de ayuda de manera oportuna. Mantén buenas relaciones con tu familia, amigos y comunidad. Sabemos que la convivencia no es fácil, pero las buenas relaciones que mantenemos con nuestros seres queridos y amigos alimentan nuestra autoestima, confianza y estado de bienestar. Acude a los profesionales de la salud mental. Ya sea a través de una línea telefónica o en centros de salud, para recibir orientación para mejorar tu salud mental o identificar algún problema que tengas. Estos profesionales de la salud mental contribuirán a la recuperación de cualquier problema que se presente.
Ahora, un estudio, realizado en el Reino Unido y publicado el 11.07.2024 en la revista BMJ Public Health, ha descubierto que el cronotipo puede influir en las capacidades cognitivas generales de una persona. En particular, las personas trasnochadoras obtienen mejores resultados cognitivos que las madrugadoras. El estudio analizó los datos de más de 26.000 personas tras una serie de pruebas cognitivas, cuyo objetivo era averiguar cómo diferentes aspectos del sueño -como la duración, los patrones y la calidad- podían afectar la agudeza mental y la capacidad cognitiva en general. ¿Qué significa para el cerebro trasnochar? Los investigadores descubrieron que dormir entre siete y nueve horas por noche es lo óptimo para una buena función cerebral, pero que el cronotipo de una persona también tiene un impacto en ella. “Los adultos que son naturalmente más activos de noche tienden a obtener mejores resultados en las pruebas cognitivas que los que son madrugadores ”, señala la autora principal, Raha West, del Imperial College de Londres (Reino Unido), en un comunicado de prensa. “Más que ser meras preferencias personales, estos cronotipos podrían influir en nuestra función cognitiva”, añade. Pero eso no significa que todas las personas madrugadoras tengan un peor rendimiento cognitivo. “Los hallazgos reflejan una tendencia generalizada en la que la mayoría de quienes prefieren estar activos en las horas nocturnas pueden llegar a tener una mejor cognición“, indica West. La ciencia de los cronotipos del sueño Los cronotipos no son permanentes, ya que pueden cambiar a lo largo de la vida. “Los niños tienden a ser matutinos, los adolescentes y los adultos jóvenes se inclinan más por las tareas realizadas de noche, y los adultos mayores vuelven a ser matutinos”, explica Feifei Wang, experta del sueño de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest (Hungría). “Una combinación de factores genéticos, hormonales, ambientales y de estilo de vida determina si una persona es más activa por la mañana o por la noche, y estos factores interactúan para dar forma al cronotipo de un individuo”, dijo Wang, que no participó en el reciente estudio. Los cronotipos están relacionados, en parte, con las diferencias en nuestros ritmos circadianos, es decir, el reloj biológico del cuerpo, el cual dirige funciones esenciales como el sueño y el metabolismo. Los genes que intervienen en el ritmo circadiano de una persona son los denominados “CLOCK”, “PER” y “CRY” y tienen un fuerte impacto en el cronotipo. “Influyen en si una persona es de tipo matutino o vespertino”, explica Wang. Dormir bien es importante Ignacio Estevan, experto del sueño de la Universidad de la República Oriental del Uruguay, en Montevideo, ha investigado la asociación entre los cronotipos y las notas escolares, identificando que el rendimiento de los “búhos” y las “alondras” dependía del momento del día en que se les realizaba la prueba para su estudio. “Descubrimos que, en el turno de mañana, los cronotipos tardíos tenían peor rendimiento académico en comparación con los tempraneros, y que eso no era así en el turno tarde”, explica Estevan a DW. Y señala que su estudio demuestra que los horarios de inicio de las clases influyen en el rendimiento académico de los niños. En general, no obstante, el rendimiento en los exámenes y la performance cognitiva dependen de la calidad del sueño, indica Estevan. Los estudios suelen demostrar que las personas que duermen más tiempo obtienen, en general, mejores resultados en los exámenes.
Una nueva investigación revela que una dieta rica en grasas saturadas puede no solo contribuir a problemas físicos como la obesidad y las enfermedades cardíacas, sino también afectar la salud mental al aumentar la ansiedad. El estudio, liderado por el profesor Christopher Lowry de la Universidad de Colorado Boulder, muestra cómo una dieta alta en grasas alteró el microbioma intestinal y la expresión genética en ratas de laboratorio, provocando comportamientos asociados con la ansiedad. El equipo de Lowry alimentó a ratas adolescentes con dietas diferentes durante nueve semanas. Mientras que un grupo recibió una dieta estándar con aproximadamente un 11% de grasa, el otro fue alimentado con una dieta compuesta por un 45% de grasas saturadas, principalmente de origen animal. Los resultados mostraron que las ratas con la dieta alta en grasas no solo ganaron peso, sino que también experimentaron una disminución en la diversidad de bacterias intestinales. Más allá de los cambios microbianos, el estudio encontró que las ratas alimentadas con la dieta rica en grasas tenían una mayor expresión de genes relacionados con la actividad de los neurotransmisores, específicamente la serotonina. Estos genes están vinculados a la producción y señalización de la serotonina, una sustancia química del cerebro que puede influir en el estado de ánimo y la ansiedad. En las ratas con dieta alta en grasas, la mayor expresión de estos genes fue notable en el núcleo dorsal del rafe, una región del tronco encefálico asociada con el estrés y la ansiedad. “La firma molecular de un estado de alta ansiedad en el cerebro de las ratas fue impactante. Este estudio sugiere que la dieta puede jugar un papel importante en la regulación de la ansiedad, lo que tiene implicaciones importantes para las recomendaciones dietéticas en humanos”, afirmó Lowry para ScienceAlert. La investigación, publicada en Biological Research, plantea la necesidad de reevaluar la influencia de la dieta en la salud mental. Si bien ciertos tipos de grasas, como las presentes en el aceite de pescado y el aceite de oliva, pueden ofrecer beneficios antiinflamatorios, las grasas saturadas de origen animal parecen tener efectos adversos que van más allá de la salud física, afectando también la mente. La ansiedad, que afecta a aproximadamente 300 millones de personas en todo el mundo, podría estar influenciada en parte por la dieta, según sugiere este estudio, añadiendo una dimensión crucial al entendimiento de los efectos de la alimentación en la salud mental.
En la década de los 90, los psicólogos estadounidenses Elaine y Arthur Aron acuñaron el término persona altamente sensible o persona con alta sensibilidad (PAS) para hacer referencia a un rasgo que, según afirmaban, hacía a su portador especialmente sensible a los estímulos sensoriales y emocionales. Desde entonces, la idea no ha recibido un apoyo unánime en la comunidad científica. Si bien sí es cierto que ha habido profesionales que la han adoptado, muchos otros han criticado sus postulados, argumentando además que no existe ninguna prueba fácilmente replicable y verificable que sirva para identificar claramente a las personas con este supuesto rasgo. Rasgos y trastornos Los criterios postulados por los Aron son, cuanto menos, algo vagos. Las personas con alta sensibilidad procesaríancon mayor profundidad la información, serían altamente empáticas, o se identificarían con ideas abstractas como la paz o el amor. Según los autores, entre un 15 y un 20% de la población podría portar este rasgo. Como se hace evidente, en la actualidad no existen procedimientos empíricos para comprobar este tipo de criterios, por lo que la identificación del rasgo depende enteramente de la evaluación de un profesional (incluso, ciertas instituciones ofrecen en sus páginas web test que podrían complementar esta evaluación, como es el caso del Instituto de Profesionales de la Alta Sensibilidad). Esta es la principal razón por la que el concepto está en cuarentena por una gran parte de los psicólogos, psiquiatras y neurólogos. Eso sí, probablemente los propios Aron eran conscientes de las reticencias que sus teorías podían despertar entre sus colegas. Pero, como dicen los anglosajones, el diablo está en los detalles: ambos autores insisten en que la alta sensibilidad no es un trastorno ni una enfermedad, sino un rasgo de la personalidad. Este matiz despoja a la Alta Sensibilidad de la categoría de diagnóstico médico, lo que a su vez rebaja los requerimientos para la aceptación legal del concepto. El nacimiento de una industria En principio, podría parecer que la idea de la alta sensibilidad sirve simplemente como herramienta teórica para describir un tipo de personalidades o rasgos en el contexto de la psicología. El problema es que a menudo se convierte en más que eso. Desde que los Aron formularan el concepto, se han publicado innumerables libros que enseñan a ' vivir como una persona altamente sensible '. Se ha generado una cierta industria a su alrededor, completa con formaciones 'certificadas' por las organizaciones creadas en torno a la idea, 'coaching', expertos, cursos... Así, la idea de PAS exige un cierto análisis crítico. No se trata del primer concepto de dudoso valor científico que se convierte en una excusa para que determinadas personas o autores se lucren a costa de personas desinformadas que buscan solución a diversos sufrimientos que sí son reales. Por ello, conviene siempre atenernos a la evidencia científica y recordar el lugar y el calado de los términos y etiquetas, sin olvidar nunca que el cuidado de la salud mental, en última instancia, pertenece al ámbito sanitario y debe regirse siempre por estrictos estándares científicos.