12 de junio de 2025
En medio de la tierra y el hormigón, el uso del casco y los bototos ya no es solo cosa de hombres. Cada vez más mujeres se están abriendo paso en el área de la construcción, asumiendo roles técnicos y operativos que tradicionalmente han sido ocupados por hombres. Este cambio también se puede apreciar en nuestra región, específicamente en las obras del nuevo Hospital San Pablo de Coquimbo.
Con amplia experiencia en recintos asistenciales del Biobío y el Maule, Tamara Saavedra asumió con orgullo un nuevo desafío: estar al frente de su tercer hospital. Desde su rol como jefa de terreno, sabe muy bien lo que significa desenvolverse en un mundo donde predominan los hombres, pero tiene sus propias estrategias para que todo funcione de forma eficiente. "Aunque aquí el sistema es diferente, casi todos los proyectos hospitalarios son similares, entonces hay que llevar un orden para que las cosas después funcionen como reloj. Lo más complejo está en la planificación que se hace de forma previa, y ya después en terreno todo se va dando para que avance. Igual hay problemas de repente en el día a día, pero se van solucionando con el equipo y todo resulta bien", asegura.
Sobre el trabajo en terreno, Tamara reconoce que no siempre es fácil. "Hay que tener un carácter más fuerte", afirma. Una mirada que también comparte Mónica Valencias, digitadora de bodega con más de dos décadas en el rubro de la construcción, quien asegura que no cambiaría este entorno por nada del mundo. "No me veo en otra cosa, y la verdad es que prefiero trabajar en ambientes más masculinos. En todos estos años ninguno se me ha sobrepasado o faltado el respeto. Hay que saberlos tratar y ellos también tienen que saber diferenciar cuando una está dando una orden y cuando los está cuidando", explica.
Y si se trata de seguridad, el trabajo de una mujer como Johanna Cortés es clave en terreno. En su rol como rigger, debe preparar y asegurar las cargas que serán manipuladas por las distintas grúas, velando porque todo esté correctamente dispuesto para que las maniobras se realicen de forma segura y eficiente. "Trabajo en el camión pluma y estoy a cargo de los izajes. Me aseguro constantemente que no haya personas en el área, que nadie pase por debajo de las cargas, y que además vengan bien estrobadas. También ordeno un poco dónde va cada carga que los enfierradores o moldajistas quieren enviar", complementa.
En las obras del nuevo hospital de Coquimbo actualmente trabajan 300 personas, y de ese total, 46 son mujeres. De ellas, 17 cumplen roles directamente en terreno, participando activamente en faenas tradicionalmente asociadas a hombres como seguridad en maniobras de izaje, supervisión o control de bodega.
La construcción del nuevo Hospital San Pablo continúa desarrollándose a toda máquina en el sector de La Cantera, buscando transformarse en un "hospital inteligente", es decir, uno con infraestructura digital y sistemas modernos y ágiles para mejorar su funcionamiento.
"El hospital va de acuerdo a lo proyectado y es una obra bastante ordenada y limpia en comparación a otras en las que he estado, también en calidad y seguridad. En otros lugares no se trabaja mucho con el plan de gestión integrado, entonces siento que eso le da un plus, sumado al hecho de que hay personal local no subcontratado. Eso activa un poco la mano de obra no relacionada con la construcción y ayuda a la gente del área", señala Tamara Saavedra.
Johanna Cortés también valora la forma en la que avanza la construcción destacando la organización, eficiencia y buenas prácticas en seguridad. "La obra es ordenada y va súper rápido; los enfierradores son súper dedicados; todo está OK", finaliza.
El proyecto ya está tomando forma junto a avances tecnológicos e incluirá un aumento significativo en camas de hospitalización, pabellones y box de atención. Este avance transformará al hospital de Coquimbo en un centro referente regional con impacto directo sobre más de 983 mil habitantes principalmente.
Fuente: DiarioElDia Región