Investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard, en Estados Unidos, han descubierto que la pérdida de litio en el cerebro acelera el deterioro de la memoria, contribuyendo a la enfermedad de Alzheimer, y han abierto la posibilidad de que este compuesto ayude al tratamiento de una patología que afecta a cerca de 400 millones de personas en el mundo. El alzheimer implica una serie de anomalías cerebrales, como acumulaciones de la proteína beta amiloide, ovillos neurofibrilares de la proteína tau y la pérdida de una proteína protectora llamada REST. Sin embargo, estas no explican al completo la aparición de la enfermedad, ya que algunas personas que las presentan no muestran signos de deterioro cognitivo, además de fármacos dirigidos a la beta amiloide no logran revertir la pérdida de memoria. Neurólogos, sociedades científicas y familiares de afectados reclaman que se «agilice» el proceso para que el medicamento, bendecido por Europa, esté lo antes posible en la cartera sanitaria pública El trabajo publicado en 'Nature', y elaborado a lo largo de 10 años, desvela que el litio podría ser la clave para completar la historia en torno al Alzheimer. Según demuestra por primera vez, el litio se produce de forma natural en el cerebro, lo protege de la neurodegeneración y mantiene la función normal de todos los tipos principales de neuronas. El equipo investigador utilizó un tipo avanzado de espectroscopia de masas para medir niveles de alrededor de 30 metales diferentes en el cerebro y la sangre de personas cognitivamente sanas, en una etapa temprana de demencia y otras con Alzheimer avanzado. Para ello, se valió de un banco de tejido cerebral 'post mortem' del Rush Memory and Aging Project de Chicago. El litio fue el único metal cuyos niveles fueron notablemente diferentes entre los grupos y que se alteró en las primeras etapas de la pérdida de memoria. Sus niveles fueron elevados en los donantes cognitivamente sanos, pero muy reducidos en aquellos con deterioro leve o alzheimer avanzado. Estos hallazgos fueron replicados en muestras obtenidas de múltiples bancos de cerebros de todo el país. Noticia Relacionada Investigadores del Hospital de Sant Pau demuestran que niveles altos de proteína 'p-tau 217' en el cerebro implican que la enfermedad avanzará con mayor rapidez Un experimento en ratones realizado a continuación desveló que, en los animales, la falta de litio no solo se relaciona con la enfermedad de Alzheimer, sino que contribuye a su desarrollo. Los investigadores descubrieron que alimentar a ratones sanos con una dieta restringida en litio redujo sus niveles cerebrales de litio a un nivel similar al de pacientes con alzheimer. Esto pareció acelerar el proceso de envejecimiento, provocando inflamación cerebral, pérdida de conexiones sinápticas entre neuronas y deterioro cognitivo. En modelos murinos con Alzheimer, la falta de litio aceleró drásticamente la formación de placas de beta-amiloide y estructuras similares a ovillos neurofibrilares. La falta de litio también activó la microglía, una célula inflamatoria cerebral, lo que redujo su capacidad para degradar el amiloide; provocó la pérdida de sinapsis, axones y mielina, que protege a las neuronas; y aceleró el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria, todos ellos característicos de la enfermedad de Alzheimer. Además, estos experimentos mostraron que el litio alteraba la actividad de los genes que se sabe que aumentan o reducen el riesgo de padecer Alzheimer, incluido el más conocido, el APOE. Tratamiento con litio A partir de estos resultados, los expertos decidieron comprobar los efectos que tenía administrar un tratamiento con litio, en concreto, orotato de litio, en el deterioro de la memoria de los ratones. Esto revirtió el daño relacionado con la enfermedad y restauró la función de la memoria, incluso en ratones mayores con enfermedad avanzada. Otro hallazgo destacó que mantener niveles estables de litio en las primeras etapas de la vida previno la aparición del alzheimer, confirmando así que este compuesto impulsa el proceso patológico. Los investigadores han afirmado que, si se replica en estudios posteriores, la detección del litio mediante análisis de sangre de rutina podría algún día ofrecer una forma de identificar a individuos en riesgo de padecer alzheimer que se beneficiarían con un tratamiento para prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad. Ya que no se ha demostrado aún la seguridad ni eficacia del tratamiento con litio contra la neurodegeneración en humanos, los autores del estudio han advertido a la población para que no empiecen a consumir este tipo de compuestos por sí mismos. Prometedor, pero con cautela El investigador del Barcelonabeta Brain Research Center y del Servicio de Neurología del Hospital del Mar (Barcelona) Marc Suárez Calvet ha subrayado en declaraciones a SMC España que los resultados de este estudio son «prometedores», pero que se debe actuar «con cautela» porque aún son necesarios ensayos clínicos en pacientes para confirmar la eficacia y seguridad del litio antes de iniciar su uso terapéutico. En la misma línea se ha expresado el investigador científico de Organismo Público de Investigación (OPI) en el Institut de Biomedicina de València del CSIC Jordi Pérez-Tur que insta a no caer en un excesivo optimismo y continuar avanzando en este camino de forma rigurosa. «Hay que confirmar que en el ser humano sucede lo mismo que se ha visto en modelos animales que, recordemos, son imperfectos, porque esos animales no desarrollan la misma enfermedad que el ser humano y, si se confirma, hay que establecer qué dosis son necesarias y seguras para tener un efecto, así como determinar si pueden darse efectos secundarios importantes. El uso de este metal en el tratamiento de una condición neurológica, sin embargo, permite albergar esperanza de que esta última parte será relativamente rápida«, ha señalado.
Daniela Quiñones Cortés, bióloga ambiental, magíster en educación y candidata a doctora en Ciencias Aplicadas, ha sido seleccionada por la prestigiosa revista Nature como una de las cinco mujeres finalistas globales en los «Nature Awards for Inspiring Women in Science 2025», en la categoría Science Outreach, convirtiéndola en la primera chilena en alcanzar esta distinción internacional. Cabe recordar que en 2019 Chile ya se había hecho presente en la categoría «Innovating Science Shortlist» c on el proyecto Cazadoras de Estrellas, coordinado por una de las fundadoras, Victoria Pérez. La categoría Science Outreach de los premios Nature honra precisamente a quienes «inspiran a una nueva generación de científicas alrededor del mundo» al acercar la ciencia a la ciudadanía de manera accesible y transformadora. Con una trayectoria comprometida con la educación y la ciencia, Quiñones viajará hasta Londres el próximo 15 de octubre para representar al país en una inédita ceremonia que reunirá a líderes mundiales en ciencia, industria y educación. «Estar entre las cinco mujeres más inspiradoras del mundo según Nature no es solo un honor personal. Es también una manera de decirle a todas las niñas y jóvenes de América Latina que sí se puede, que el conocimiento transforma vidas, y que la ciencia necesita de nuestras voces, nuestras historias y nuestros territorios», señala la bióloga. De la investigación a la divulgación científica La nominación de Daniela Quiñones destaca su compromiso con la investigación de frontera y el liderazgo en educación científica con enfoque de género. Su trabajo en el desarrollo de biofertilizantes a partir de residuos agrícolas y forestales ha demostrado su dedicación en el ámbito científico. «Me gustaría compartirles que sea cual sea la profesión que elijan, siempre se van a encontrar obstáculos y dificultades, pero cuando uno hace las cosas con cariño, eso se transforma en oportunidades de poder transformar el mundo. El mensaje para las niñas y futuras científicas es a elegir con el corazón y que tenga sentido lo que sea que quieran hacer a futuro, eso las llevará lejos», expresa Quiñones. Como líder de contenidos en Fundación Ingeniosas, Daniela ha sido una fuerza impulsora detrás de bootcamps, talleres y comunidades científicas para niñas, adolescentes y mujeres en Chile, Argentina, Colombia y Perú. Estas iniciativas han logrado impactar a miles de estudiantes en contextos vulnerables, derribando barreras y despertando vocaciones científicas en una nueva generación. Su trayectoria demuestra que la nueva generación de científicas latinoamericanas no solo investigan, sino que también comunican, educan y transforman. Este reconocimiento en los Nature Awards for Inspiring Women in Science marca un hito significativo para Chile y para las mujeres que están redefiniendo su rol en la ciencia.
Relacionarnos con otras personas es algo que nos define como humanos, pues vivimos en sociedad y comunidad, en la mayoría de culturas del mundo. Sea con nuestra familia, nuestros amigos, nuestra pareja o compañeros de trabajo, entre otros grupos de personas, solemos comunicarnos con ellos prácticamente día a día. En cuanto al modo de relacionarse, este puede variar en función de la situación que se esté viviendo, la confianza que tengan los que hablan entre ellos y el contexto que les rodee. No será lo mismo hablar con la pareja en la intimidad del hogar que dialogar con un conocido en un sitio público, por ejemplo. A pesar de estas diferencias a la hora de comunicarnos verbalmente, hay algunos elementos que suelen ser comunes para entendernos correctamente, como escuchar perfectamente al otro y respetar los turnos de palabra no escritos. Sin embargo, esto no siempre se da. Con ello nos referimos a esos comportamientos en los que alguien tiene la costumbre de interrumpir mientras otro está hablando, lo cual suele resultar molesto, de mala educación o incluso grosero, aunque no se haga malintencionadamente. Las interrupciones dificultad la conversación y hacen que la comunicación sea menos eficaz y menos cómoda para la mayoría de interlocutores. Desde 'Trendencias' recopilan las informaciones de algunos expertos que han hablado sobre este tema, el de las interrupciones al hablar con alguien. Además de definir cómo impacta en el interrumpido este comportamiento, van más allá y tratan lo que hay detrás de una persona que interrumpe constantemente cuando otros hablan. ¿Qué significa que una persona interrumpa al hablar todo el tiempo? A rasgos generales, puede parecer que alguien que interrumpe a otro y le corta en su discurso es una persona egocéntrica, narcisista y poco empática, pues no parece importarle nada más que lo que él o ella tiene que decir. No obstante, podría haber razones científicas para explicar estos comportamientos, incluyendo trastornos psicológicos o diferentes rasgos de la personalidad. Entre estos motivos específicos encontramos la opción de que alguien interrumpa porque es impaciente y necesita tener el control de la conversación, por lo que la corta para llevarla por donde quiere o para hacerla más rápida. Por otro lado, en el medio citado se recoge que el interrumpir puede venir por un patrón aprendido en su infancia o educación, siendo este comportamiento algo natural e inherente a él o ella, sin apenas darse cuenta y sin creer incluso que sea algo malo. Un posible signo de TDAH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad) Citando a la doctora Sharon Saline psicóloga clínica especializada en en trabajar con niños, adolescentes, adultos jóvenes y familias que viven con TDAH, discapacidades de aprendizaje, autismo de alto funcionamiento y problemas de salud mental: «Las personas con TDAH suelen tener un control de los impulsos verbales más débil y problemas con la memoria de trabajo y la metacognición. Puede interrumpir y no recordar esperar su turno porque no confía en sí mismo para recordar lo que quiere decir más tarde» En la misma línea, desde 'Trendencias' apuntan a las afirmaciones de Rusel Barkley, especialista en TDAH, que en sus libros menciona que este tipo de síntomas, como las interrupciones, vienen de déficits en la función ejecutiva del cerebro, que es la parte que se encarga de regular conductas, controlar impulsos y planificar acciones. Así, las personas con TDAH encuentran difícil filtrar ciertos estímulos, por lo que pueden interrumpir porque piensan en otra cosa diferente al tema de la conversación. La escucha activa es otra de las claves para no interrumpir, por lo que, de no desarrollarla resultará difícil no cortar a los otros cuando hablan. El impulsor de la psicología humanista, Carl Rogers, considera necesario que «el oyente suspenda sus propios juicios y se implique genuinamente en la experiencia del otro». Esto implica inteligencia emocional, empatía y paciencia. Otras explicaciones que justifican ciertas interrupciones en un conversación es que alguien se sienta muy excitado o emocionado, tanto que no pueda reprimir sus ganas de hablar y expresar entusiasmo, según la psicóloga Barbara Fredrickson. En este caso se trataría de un exceso de ímpetu o emoción que no se sabe gestionar correctamente, tal como apuntan expertos de VeryWellMind.
Desde los albores de la humanidad, leer lo que pasa por la mente de una persona ha sido un anhelo tan antiguo como misterioso. Durante siglos, esta idea perteneció dentro del terreno de la mitología y la ciencia ficción. ¿Quién no ha soñado alguna vez con transmitir una idea sin necesidad de palabras, o saber exactamente qué están pensando los demás?, Lo que parecía misticismo, hoy empieza a cobrar forma de la mano de los avances científicos y tecnológicos, gracias a la neurociencia y la inteligencia artificial. Bienvenidos al fascinante mundo de las interfaces cerebro-máquina, o BCI por sus siglas en inglés (Brain-Computer Interfaces), una tecnología que promete traducir la actividad de nuestro cerebro en órdenes para las máquinas, un puente invisible entre la mente y la materia. ¿Qué son las interfaces cerebro-máquina? Las BCI son sistemas tecnológicos que permiten a un cerebro humano comunicarse directamente con un dispositivo externo, sin necesidad de utilizar los músculos. Para ello, se basan en distintas etapas, como la captación de la actividad cerebral, el análisis de dicha actividad, detección de patrones cerebrales y normalmente la clasificación mediante inteligencia artificial de dichos patrones. Existen distintas tecnologías para registrar la actividad cerebral, algunas son invasivas, es decir, se debe practicar algún tipo de cirugía para implantar un conjunto de electrodos sobre el córtex cerebral, y otras son no invasivas, donde no es necesaria ninguna intervención quirúrgica, en este último grupo se encuentra el electroencefalograma, pieza principal en la construcción de sistemas BCI. La electronecegalografía (EEG) mide la actividad eléctrica en la superficie del cráneo mediante un conjunto de electrodos cuidadosamente posicionados. Cuando registramos la actividad eléctrica cerebral, podemos detectar distintas frecuencias de funcionamiento, que dependiendo en qué zonas del córtex cerebral se producen, nos están indicando una actividad cognitiva concreta. Por ejemplo, en la zona central del cráneo, si colocamos unos electrodos, podemos detectar variaciones en las ondas alpha (8-12 Hz) que nos estarían indicando imaginación motora, es decir, que la persona está imaginando mover ciertas extremidades de su cuerpo. El papel decisivo de la inteligencia artificial Una vez tenemos el registro de las señales cerebrales y las hemos procesado, necesitamos que entre en juego la inteligencia artificial, ya que es de gran ayuda para los investigadores, al poder entrenar algoritmos de aprendizaje automático y redes neuronales profundas capaces de reconocer patrones ocultos en dichas señales. Estos sistemas no solo detectan cuándo una persona intenta mover un brazo, sino que avanzan hacia objetivos más ambiciosos como descifrar palabras que no se han pronunciado, reconstruir imágenes que la persona está visualizando mentalmente o incluso interpretar intenciones antes de que se traduzcan en acciones físicas. Un ejemplo asombroso es el de investigadores que han logrado, utilizando modelos de inteligencia artificial, traducir la actividad cerebral en frases completas con una precisión notable. O los experimentos en los que, a partir de datos cerebrales, se han reconstruido imágenes visualizadas por los sujetos con un nivel de detalle que hace apenas una década habría parecido ciencia ficción. Además, la IA permite personalizar el descifrado: cada cerebro es distinto, como una huella dactilar. El entrenamiento específico de los algoritmos para cada individuo mejora enormemente la precisión, haciendo que las interfaces cerebro-máquina sean cada vez más eficaces. Aplicaciones presentes y futuras Las posibilidades de esta tecnología son casi infinitas. En el presente, las BCI ya permiten a personas con discapacidades motoras controlar prótesis robóticas, operar ordenadores o incluso moverse en sillas de ruedas mediante el pensamiento. Empresas como Neuralink, fundada por Elon Musk, buscan ir más allá. Su objetivo es integrar dispositivos sobre el córtex cerebral que permitan una interacción fluida y bidireccional entre el cerebro y las máquinas. Otros proyectos, más modestos, pero no por ello menos interesantes, están explorando cómo las BCI pueden mejorar la vida coditidana, desde el uso de videojuegos controlados con la mente, hasta métodos de rehabilitación cognitiva para pacientes que han sufrido un ictus. A largo plazo, los investigadores sueñan con escenarios más audaces: comunicación directa entre cerebros —lo que algunos llaman telepatía tecnológica—, mejorar de las capacidades cognitivas humanas mediante conexiones neuronales artificiales o, incluso, la posibilidad de preservar pensamientos y recuerdos en soportes digitales. ¿Una nueva forma de comunicación? Aunque todavía estamos lejos de lograr una “lectura total” de la mente como la imaginada en películas de ciencia ficción, los avances actuales marcan el inicio de una nueva forma de comunicación. Imaginemos un mundo en el que las personas puedan enviarse pensamientos complejos sin pronunciar una sola palabra. Un mundo donde las limitaciones del lenguaje verbal queden superadas por una transmisión directa de conceptos e ideas. Esto no solo revolucionaría la forma en que nos comunicamos, sino que también tendría implicaciones profundas en áreas como la educación, el entretenimiento o las relaciones humanas. ¿Podría una conexión tan íntima entre cerebros fortalecer la empatía? ¿O, por el contrario, exponernos a nuevas formas de manipulación mental? La lectura de la mente mediante la inteligencia artificial está dejando de ser un sueño lejano para convertirse en un reto actual, no sabemos con precisión hacia donde puede llevarnos dicha tecnología, pero una cosa es segura, el antiguo sueño de leer la mente nunca ha estado tan cerca de hacerse realidad. Y, como suele ocurrir con los grandes avances, será la humanidad quien decida si los utilizamos para liberarnos o para encerrarnos en nuestras propias mentes.
Una frase sencilla que contiene todas las letras del abecedario — “The quick brown fox jumps over the lazy dog” El rápido zorro marrón salta sobre el perro perezoso — se ha convertido en la clave de una herramienta innovadora para detectar el Parkinson. El estudio, publicado en npj Parkinson’s Disease (2025), propone una forma sencilla y accesible de identificar esta enfermedad a partir del análisis de voz. Solo haría falta una grabación casera pronunciando esa frase. Lo más sorprendente es que esta frase breve puede encerrar pistas suficientes sobre cambios sutiles en el habla provocados por el Parkinson. La tecnología detrás del sistema analiza cómo se emite el sonido, los cambios de ritmo, la articulación y hasta las pausas. Según los autores, estos patrones revelan alteraciones neurológicas difíciles de percibir incluso para los médicos en etapas tempranas. La herramienta podría usarse desde casa con solo un portátil y una conexión a internet, algo especialmente relevante para quienes viven en zonas con pocos neurólogos. Por ejemplo, los autores mencionan que en países como Bangladesh hay menos de un especialista por cada millón de habitantes. «Hay grandes franjas de los Estados Unidos y en todo el mundo donde el acceso a la atención neurológica especializada es limitado», dijo Ehsan Hoque, profesor del Departamento de Ciencias de la Computación de Rochester, codirector del Laboratorio de Interacción Humano-Computadora de Rochester y autor del estudio. IA entrenada para escuchar lo que otros no oyen Para lograr este avance, los científicos utilizaron modelos de inteligencia artificial conocidos como Wav2Vec 2.0, WavLM e ImageBind, capaces de convertir la voz en datos digitales complejos. Estos sistemas ya se usan para tareas como el reconocimiento de voz o la traducción automática, pero ahora se han adaptado para detectar enfermedades a partir de cambios imperceptibles en el habla. «Con el consentimiento de los usuarios, las interfaces basadas en el habla ampliamente utilizadas como Amazon Alexa o Google Home podrían ayudar potencialmente a las personas a identificar si necesitan buscar más atención», dijo Hoque. Lo novedoso es que no se entrenó con sonidos artificiales ni tareas clínicas forzadas, sino con grabaciones de personas diciendo la misma frase en distintos entornos: en casa, en clínicas o centros de cuidados. En total, el estudio analizó 1.854 grabaciones de 1.306 personas, de las cuales 392 tenían diagnóstico de Parkinson. La clave fue fusionar los datos que cada modelo entendía de la voz en un solo sistema más robusto, capaz de reconocer patrones comunes. Esta arquitectura híbrida logró un 88,9 % de precisión para detectar la enfermedad y superó a otros modelos anteriores. Además, demostró ser eficaz incluso en ambientes ruidosos o con micrófonos caseros. Detectar sin tocar: un modelo accesible y equitativo El nuevo enfoque rompe con la tradición médica de observar síntomas motores —temblores, rigidez, lentitud— para diagnosticar Parkinson. Esta IA no necesita observar al paciente ni usar sensores físicos, solo escucha. Y lo hace con una sensibilidad notable, incluso en personas con la enfermedad en fases iniciales o sin síntomas evidentes. «Estos grandes modelos de audio están entrenados para entender cómo funciona el habla; por ejemplo, la forma en que alguien con Parkinson pronuncia sonidos, hace una pausa, respira y agrega inadvertidamente características de ininteligibilidad es diferente en alguien sin Parkinson», dijo Abdelrahman Abdelkader, estudiante de maestría en ciencias de la computación en el laboratorio de Hoque y autor del estudio. Esta accesibilidad representa un cambio radical en el diagnóstico de Parkinson, sobre todo en regiones donde el acceso al neurólogo puede llevar años. Con una frase grabada desde un navegador web, el sistema analiza la voz y da un resultado orientativo. Aunque no sustituye al diagnóstico médico, puede alertar a quienes ni siquiera sospechan que tienen la enfermedad. Además, el sistema fue diseñado para funcionar igual de bien en mujeres, hombres, jóvenes y mayores, sin sesgos por edad o etnia. Eso lo convierte en una herramienta prometedora para poblaciones diversas y con menos representación en estudios clínicos tradicionales.
Investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard, en Estados Unidos, han descubierto que la pérdida de litio en el cerebro acelera el deterioro de la memoria, contribuyendo a la enfermedad de Alzheimer, y han abierto la posibilidad de que este compuesto ayude al tratamiento de una patología que afecta a cerca de 400 millones de personas en el mundo. El alzheimer implica una serie de anomalías cerebrales, como acumulaciones de la proteína beta amiloide, ovillos neurofibrilares de la proteína tau y la pérdida de una proteína protectora llamada REST. Sin embargo, estas no explican al completo la aparición de la enfermedad, ya que algunas personas que las presentan no muestran signos de deterioro cognitivo, además de fármacos dirigidos a la beta amiloide no logran revertir la pérdida de memoria. Neurólogos, sociedades científicas y familiares de afectados reclaman que se «agilice» el proceso para que el medicamento, bendecido por Europa, esté lo antes posible en la cartera sanitaria pública El trabajo publicado en 'Nature', y elaborado a lo largo de 10 años, desvela que el litio podría ser la clave para completar la historia en torno al Alzheimer. Según demuestra por primera vez, el litio se produce de forma natural en el cerebro, lo protege de la neurodegeneración y mantiene la función normal de todos los tipos principales de neuronas. El equipo investigador utilizó un tipo avanzado de espectroscopia de masas para medir niveles de alrededor de 30 metales diferentes en el cerebro y la sangre de personas cognitivamente sanas, en una etapa temprana de demencia y otras con Alzheimer avanzado. Para ello, se valió de un banco de tejido cerebral 'post mortem' del Rush Memory and Aging Project de Chicago. El litio fue el único metal cuyos niveles fueron notablemente diferentes entre los grupos y que se alteró en las primeras etapas de la pérdida de memoria. Sus niveles fueron elevados en los donantes cognitivamente sanos, pero muy reducidos en aquellos con deterioro leve o alzheimer avanzado. Estos hallazgos fueron replicados en muestras obtenidas de múltiples bancos de cerebros de todo el país. Noticia Relacionada Investigadores del Hospital de Sant Pau demuestran que niveles altos de proteína 'p-tau 217' en el cerebro implican que la enfermedad avanzará con mayor rapidez Un experimento en ratones realizado a continuación desveló que, en los animales, la falta de litio no solo se relaciona con la enfermedad de Alzheimer, sino que contribuye a su desarrollo. Los investigadores descubrieron que alimentar a ratones sanos con una dieta restringida en litio redujo sus niveles cerebrales de litio a un nivel similar al de pacientes con alzheimer. Esto pareció acelerar el proceso de envejecimiento, provocando inflamación cerebral, pérdida de conexiones sinápticas entre neuronas y deterioro cognitivo. En modelos murinos con Alzheimer, la falta de litio aceleró drásticamente la formación de placas de beta-amiloide y estructuras similares a ovillos neurofibrilares. La falta de litio también activó la microglía, una célula inflamatoria cerebral, lo que redujo su capacidad para degradar el amiloide; provocó la pérdida de sinapsis, axones y mielina, que protege a las neuronas; y aceleró el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria, todos ellos característicos de la enfermedad de Alzheimer. Además, estos experimentos mostraron que el litio alteraba la actividad de los genes que se sabe que aumentan o reducen el riesgo de padecer Alzheimer, incluido el más conocido, el APOE. Tratamiento con litio A partir de estos resultados, los expertos decidieron comprobar los efectos que tenía administrar un tratamiento con litio, en concreto, orotato de litio, en el deterioro de la memoria de los ratones. Esto revirtió el daño relacionado con la enfermedad y restauró la función de la memoria, incluso en ratones mayores con enfermedad avanzada. Otro hallazgo destacó que mantener niveles estables de litio en las primeras etapas de la vida previno la aparición del alzheimer, confirmando así que este compuesto impulsa el proceso patológico. Los investigadores han afirmado que, si se replica en estudios posteriores, la detección del litio mediante análisis de sangre de rutina podría algún día ofrecer una forma de identificar a individuos en riesgo de padecer alzheimer que se beneficiarían con un tratamiento para prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad. Ya que no se ha demostrado aún la seguridad ni eficacia del tratamiento con litio contra la neurodegeneración en humanos, los autores del estudio han advertido a la población para que no empiecen a consumir este tipo de compuestos por sí mismos. Prometedor, pero con cautela El investigador del Barcelonabeta Brain Research Center y del Servicio de Neurología del Hospital del Mar (Barcelona) Marc Suárez Calvet ha subrayado en declaraciones a SMC España que los resultados de este estudio son «prometedores», pero que se debe actuar «con cautela» porque aún son necesarios ensayos clínicos en pacientes para confirmar la eficacia y seguridad del litio antes de iniciar su uso terapéutico. En la misma línea se ha expresado el investigador científico de Organismo Público de Investigación (OPI) en el Institut de Biomedicina de València del CSIC Jordi Pérez-Tur que insta a no caer en un excesivo optimismo y continuar avanzando en este camino de forma rigurosa. «Hay que confirmar que en el ser humano sucede lo mismo que se ha visto en modelos animales que, recordemos, son imperfectos, porque esos animales no desarrollan la misma enfermedad que el ser humano y, si se confirma, hay que establecer qué dosis son necesarias y seguras para tener un efecto, así como determinar si pueden darse efectos secundarios importantes. El uso de este metal en el tratamiento de una condición neurológica, sin embargo, permite albergar esperanza de que esta última parte será relativamente rápida«, ha señalado.
Daniela Quiñones Cortés, bióloga ambiental, magíster en educación y candidata a doctora en Ciencias Aplicadas, ha sido seleccionada por la prestigiosa revista Nature como una de las cinco mujeres finalistas globales en los «Nature Awards for Inspiring Women in Science 2025», en la categoría Science Outreach, convirtiéndola en la primera chilena en alcanzar esta distinción internacional. Cabe recordar que en 2019 Chile ya se había hecho presente en la categoría «Innovating Science Shortlist» c on el proyecto Cazadoras de Estrellas, coordinado por una de las fundadoras, Victoria Pérez. La categoría Science Outreach de los premios Nature honra precisamente a quienes «inspiran a una nueva generación de científicas alrededor del mundo» al acercar la ciencia a la ciudadanía de manera accesible y transformadora. Con una trayectoria comprometida con la educación y la ciencia, Quiñones viajará hasta Londres el próximo 15 de octubre para representar al país en una inédita ceremonia que reunirá a líderes mundiales en ciencia, industria y educación. «Estar entre las cinco mujeres más inspiradoras del mundo según Nature no es solo un honor personal. Es también una manera de decirle a todas las niñas y jóvenes de América Latina que sí se puede, que el conocimiento transforma vidas, y que la ciencia necesita de nuestras voces, nuestras historias y nuestros territorios», señala la bióloga. De la investigación a la divulgación científica La nominación de Daniela Quiñones destaca su compromiso con la investigación de frontera y el liderazgo en educación científica con enfoque de género. Su trabajo en el desarrollo de biofertilizantes a partir de residuos agrícolas y forestales ha demostrado su dedicación en el ámbito científico. «Me gustaría compartirles que sea cual sea la profesión que elijan, siempre se van a encontrar obstáculos y dificultades, pero cuando uno hace las cosas con cariño, eso se transforma en oportunidades de poder transformar el mundo. El mensaje para las niñas y futuras científicas es a elegir con el corazón y que tenga sentido lo que sea que quieran hacer a futuro, eso las llevará lejos», expresa Quiñones. Como líder de contenidos en Fundación Ingeniosas, Daniela ha sido una fuerza impulsora detrás de bootcamps, talleres y comunidades científicas para niñas, adolescentes y mujeres en Chile, Argentina, Colombia y Perú. Estas iniciativas han logrado impactar a miles de estudiantes en contextos vulnerables, derribando barreras y despertando vocaciones científicas en una nueva generación. Su trayectoria demuestra que la nueva generación de científicas latinoamericanas no solo investigan, sino que también comunican, educan y transforman. Este reconocimiento en los Nature Awards for Inspiring Women in Science marca un hito significativo para Chile y para las mujeres que están redefiniendo su rol en la ciencia.
Relacionarnos con otras personas es algo que nos define como humanos, pues vivimos en sociedad y comunidad, en la mayoría de culturas del mundo. Sea con nuestra familia, nuestros amigos, nuestra pareja o compañeros de trabajo, entre otros grupos de personas, solemos comunicarnos con ellos prácticamente día a día. En cuanto al modo de relacionarse, este puede variar en función de la situación que se esté viviendo, la confianza que tengan los que hablan entre ellos y el contexto que les rodee. No será lo mismo hablar con la pareja en la intimidad del hogar que dialogar con un conocido en un sitio público, por ejemplo. A pesar de estas diferencias a la hora de comunicarnos verbalmente, hay algunos elementos que suelen ser comunes para entendernos correctamente, como escuchar perfectamente al otro y respetar los turnos de palabra no escritos. Sin embargo, esto no siempre se da. Con ello nos referimos a esos comportamientos en los que alguien tiene la costumbre de interrumpir mientras otro está hablando, lo cual suele resultar molesto, de mala educación o incluso grosero, aunque no se haga malintencionadamente. Las interrupciones dificultad la conversación y hacen que la comunicación sea menos eficaz y menos cómoda para la mayoría de interlocutores. Desde 'Trendencias' recopilan las informaciones de algunos expertos que han hablado sobre este tema, el de las interrupciones al hablar con alguien. Además de definir cómo impacta en el interrumpido este comportamiento, van más allá y tratan lo que hay detrás de una persona que interrumpe constantemente cuando otros hablan. ¿Qué significa que una persona interrumpa al hablar todo el tiempo? A rasgos generales, puede parecer que alguien que interrumpe a otro y le corta en su discurso es una persona egocéntrica, narcisista y poco empática, pues no parece importarle nada más que lo que él o ella tiene que decir. No obstante, podría haber razones científicas para explicar estos comportamientos, incluyendo trastornos psicológicos o diferentes rasgos de la personalidad. Entre estos motivos específicos encontramos la opción de que alguien interrumpa porque es impaciente y necesita tener el control de la conversación, por lo que la corta para llevarla por donde quiere o para hacerla más rápida. Por otro lado, en el medio citado se recoge que el interrumpir puede venir por un patrón aprendido en su infancia o educación, siendo este comportamiento algo natural e inherente a él o ella, sin apenas darse cuenta y sin creer incluso que sea algo malo. Un posible signo de TDAH (trastorno de déficit de atención con hiperactividad) Citando a la doctora Sharon Saline psicóloga clínica especializada en en trabajar con niños, adolescentes, adultos jóvenes y familias que viven con TDAH, discapacidades de aprendizaje, autismo de alto funcionamiento y problemas de salud mental: «Las personas con TDAH suelen tener un control de los impulsos verbales más débil y problemas con la memoria de trabajo y la metacognición. Puede interrumpir y no recordar esperar su turno porque no confía en sí mismo para recordar lo que quiere decir más tarde» En la misma línea, desde 'Trendencias' apuntan a las afirmaciones de Rusel Barkley, especialista en TDAH, que en sus libros menciona que este tipo de síntomas, como las interrupciones, vienen de déficits en la función ejecutiva del cerebro, que es la parte que se encarga de regular conductas, controlar impulsos y planificar acciones. Así, las personas con TDAH encuentran difícil filtrar ciertos estímulos, por lo que pueden interrumpir porque piensan en otra cosa diferente al tema de la conversación. La escucha activa es otra de las claves para no interrumpir, por lo que, de no desarrollarla resultará difícil no cortar a los otros cuando hablan. El impulsor de la psicología humanista, Carl Rogers, considera necesario que «el oyente suspenda sus propios juicios y se implique genuinamente en la experiencia del otro». Esto implica inteligencia emocional, empatía y paciencia. Otras explicaciones que justifican ciertas interrupciones en un conversación es que alguien se sienta muy excitado o emocionado, tanto que no pueda reprimir sus ganas de hablar y expresar entusiasmo, según la psicóloga Barbara Fredrickson. En este caso se trataría de un exceso de ímpetu o emoción que no se sabe gestionar correctamente, tal como apuntan expertos de VeryWellMind.
Desde los albores de la humanidad, leer lo que pasa por la mente de una persona ha sido un anhelo tan antiguo como misterioso. Durante siglos, esta idea perteneció dentro del terreno de la mitología y la ciencia ficción. ¿Quién no ha soñado alguna vez con transmitir una idea sin necesidad de palabras, o saber exactamente qué están pensando los demás?, Lo que parecía misticismo, hoy empieza a cobrar forma de la mano de los avances científicos y tecnológicos, gracias a la neurociencia y la inteligencia artificial. Bienvenidos al fascinante mundo de las interfaces cerebro-máquina, o BCI por sus siglas en inglés (Brain-Computer Interfaces), una tecnología que promete traducir la actividad de nuestro cerebro en órdenes para las máquinas, un puente invisible entre la mente y la materia. ¿Qué son las interfaces cerebro-máquina? Las BCI son sistemas tecnológicos que permiten a un cerebro humano comunicarse directamente con un dispositivo externo, sin necesidad de utilizar los músculos. Para ello, se basan en distintas etapas, como la captación de la actividad cerebral, el análisis de dicha actividad, detección de patrones cerebrales y normalmente la clasificación mediante inteligencia artificial de dichos patrones. Existen distintas tecnologías para registrar la actividad cerebral, algunas son invasivas, es decir, se debe practicar algún tipo de cirugía para implantar un conjunto de electrodos sobre el córtex cerebral, y otras son no invasivas, donde no es necesaria ninguna intervención quirúrgica, en este último grupo se encuentra el electroencefalograma, pieza principal en la construcción de sistemas BCI. La electronecegalografía (EEG) mide la actividad eléctrica en la superficie del cráneo mediante un conjunto de electrodos cuidadosamente posicionados. Cuando registramos la actividad eléctrica cerebral, podemos detectar distintas frecuencias de funcionamiento, que dependiendo en qué zonas del córtex cerebral se producen, nos están indicando una actividad cognitiva concreta. Por ejemplo, en la zona central del cráneo, si colocamos unos electrodos, podemos detectar variaciones en las ondas alpha (8-12 Hz) que nos estarían indicando imaginación motora, es decir, que la persona está imaginando mover ciertas extremidades de su cuerpo. El papel decisivo de la inteligencia artificial Una vez tenemos el registro de las señales cerebrales y las hemos procesado, necesitamos que entre en juego la inteligencia artificial, ya que es de gran ayuda para los investigadores, al poder entrenar algoritmos de aprendizaje automático y redes neuronales profundas capaces de reconocer patrones ocultos en dichas señales. Estos sistemas no solo detectan cuándo una persona intenta mover un brazo, sino que avanzan hacia objetivos más ambiciosos como descifrar palabras que no se han pronunciado, reconstruir imágenes que la persona está visualizando mentalmente o incluso interpretar intenciones antes de que se traduzcan en acciones físicas. Un ejemplo asombroso es el de investigadores que han logrado, utilizando modelos de inteligencia artificial, traducir la actividad cerebral en frases completas con una precisión notable. O los experimentos en los que, a partir de datos cerebrales, se han reconstruido imágenes visualizadas por los sujetos con un nivel de detalle que hace apenas una década habría parecido ciencia ficción. Además, la IA permite personalizar el descifrado: cada cerebro es distinto, como una huella dactilar. El entrenamiento específico de los algoritmos para cada individuo mejora enormemente la precisión, haciendo que las interfaces cerebro-máquina sean cada vez más eficaces. Aplicaciones presentes y futuras Las posibilidades de esta tecnología son casi infinitas. En el presente, las BCI ya permiten a personas con discapacidades motoras controlar prótesis robóticas, operar ordenadores o incluso moverse en sillas de ruedas mediante el pensamiento. Empresas como Neuralink, fundada por Elon Musk, buscan ir más allá. Su objetivo es integrar dispositivos sobre el córtex cerebral que permitan una interacción fluida y bidireccional entre el cerebro y las máquinas. Otros proyectos, más modestos, pero no por ello menos interesantes, están explorando cómo las BCI pueden mejorar la vida coditidana, desde el uso de videojuegos controlados con la mente, hasta métodos de rehabilitación cognitiva para pacientes que han sufrido un ictus. A largo plazo, los investigadores sueñan con escenarios más audaces: comunicación directa entre cerebros —lo que algunos llaman telepatía tecnológica—, mejorar de las capacidades cognitivas humanas mediante conexiones neuronales artificiales o, incluso, la posibilidad de preservar pensamientos y recuerdos en soportes digitales. ¿Una nueva forma de comunicación? Aunque todavía estamos lejos de lograr una “lectura total” de la mente como la imaginada en películas de ciencia ficción, los avances actuales marcan el inicio de una nueva forma de comunicación. Imaginemos un mundo en el que las personas puedan enviarse pensamientos complejos sin pronunciar una sola palabra. Un mundo donde las limitaciones del lenguaje verbal queden superadas por una transmisión directa de conceptos e ideas. Esto no solo revolucionaría la forma en que nos comunicamos, sino que también tendría implicaciones profundas en áreas como la educación, el entretenimiento o las relaciones humanas. ¿Podría una conexión tan íntima entre cerebros fortalecer la empatía? ¿O, por el contrario, exponernos a nuevas formas de manipulación mental? La lectura de la mente mediante la inteligencia artificial está dejando de ser un sueño lejano para convertirse en un reto actual, no sabemos con precisión hacia donde puede llevarnos dicha tecnología, pero una cosa es segura, el antiguo sueño de leer la mente nunca ha estado tan cerca de hacerse realidad. Y, como suele ocurrir con los grandes avances, será la humanidad quien decida si los utilizamos para liberarnos o para encerrarnos en nuestras propias mentes.
Una frase sencilla que contiene todas las letras del abecedario — “The quick brown fox jumps over the lazy dog” El rápido zorro marrón salta sobre el perro perezoso — se ha convertido en la clave de una herramienta innovadora para detectar el Parkinson. El estudio, publicado en npj Parkinson’s Disease (2025), propone una forma sencilla y accesible de identificar esta enfermedad a partir del análisis de voz. Solo haría falta una grabación casera pronunciando esa frase. Lo más sorprendente es que esta frase breve puede encerrar pistas suficientes sobre cambios sutiles en el habla provocados por el Parkinson. La tecnología detrás del sistema analiza cómo se emite el sonido, los cambios de ritmo, la articulación y hasta las pausas. Según los autores, estos patrones revelan alteraciones neurológicas difíciles de percibir incluso para los médicos en etapas tempranas. La herramienta podría usarse desde casa con solo un portátil y una conexión a internet, algo especialmente relevante para quienes viven en zonas con pocos neurólogos. Por ejemplo, los autores mencionan que en países como Bangladesh hay menos de un especialista por cada millón de habitantes. «Hay grandes franjas de los Estados Unidos y en todo el mundo donde el acceso a la atención neurológica especializada es limitado», dijo Ehsan Hoque, profesor del Departamento de Ciencias de la Computación de Rochester, codirector del Laboratorio de Interacción Humano-Computadora de Rochester y autor del estudio. IA entrenada para escuchar lo que otros no oyen Para lograr este avance, los científicos utilizaron modelos de inteligencia artificial conocidos como Wav2Vec 2.0, WavLM e ImageBind, capaces de convertir la voz en datos digitales complejos. Estos sistemas ya se usan para tareas como el reconocimiento de voz o la traducción automática, pero ahora se han adaptado para detectar enfermedades a partir de cambios imperceptibles en el habla. «Con el consentimiento de los usuarios, las interfaces basadas en el habla ampliamente utilizadas como Amazon Alexa o Google Home podrían ayudar potencialmente a las personas a identificar si necesitan buscar más atención», dijo Hoque. Lo novedoso es que no se entrenó con sonidos artificiales ni tareas clínicas forzadas, sino con grabaciones de personas diciendo la misma frase en distintos entornos: en casa, en clínicas o centros de cuidados. En total, el estudio analizó 1.854 grabaciones de 1.306 personas, de las cuales 392 tenían diagnóstico de Parkinson. La clave fue fusionar los datos que cada modelo entendía de la voz en un solo sistema más robusto, capaz de reconocer patrones comunes. Esta arquitectura híbrida logró un 88,9 % de precisión para detectar la enfermedad y superó a otros modelos anteriores. Además, demostró ser eficaz incluso en ambientes ruidosos o con micrófonos caseros. Detectar sin tocar: un modelo accesible y equitativo El nuevo enfoque rompe con la tradición médica de observar síntomas motores —temblores, rigidez, lentitud— para diagnosticar Parkinson. Esta IA no necesita observar al paciente ni usar sensores físicos, solo escucha. Y lo hace con una sensibilidad notable, incluso en personas con la enfermedad en fases iniciales o sin síntomas evidentes. «Estos grandes modelos de audio están entrenados para entender cómo funciona el habla; por ejemplo, la forma en que alguien con Parkinson pronuncia sonidos, hace una pausa, respira y agrega inadvertidamente características de ininteligibilidad es diferente en alguien sin Parkinson», dijo Abdelrahman Abdelkader, estudiante de maestría en ciencias de la computación en el laboratorio de Hoque y autor del estudio. Esta accesibilidad representa un cambio radical en el diagnóstico de Parkinson, sobre todo en regiones donde el acceso al neurólogo puede llevar años. Con una frase grabada desde un navegador web, el sistema analiza la voz y da un resultado orientativo. Aunque no sustituye al diagnóstico médico, puede alertar a quienes ni siquiera sospechan que tienen la enfermedad. Además, el sistema fue diseñado para funcionar igual de bien en mujeres, hombres, jóvenes y mayores, sin sesgos por edad o etnia. Eso lo convierte en una herramienta prometedora para poblaciones diversas y con menos representación en estudios clínicos tradicionales.