Las frambuesas, moras, arándanos y frutillas no solo son deliciosas opciones para incluir en nuestra dieta diaria, sino que también podrían convertirse en aliados clave en la lucha contra el cáncer de colon y recto. Según estudios recientes, estas bayas contienen propiedades terapéuticas que podrían ser cruciales para combatir esta enfermedad, la cual lamentablemente se ha posicionado como la segunda causa de muerte por tumores malignos en Chile. Según diversas fuentes oficiales, entre 11 y 16 personas por cada 100.000 habitantes mueren a causa de esta patología. “Nuestras defensas tienen la capacidad de reconocer y eliminar las células cancerosas, pero estas se esconden detrás de un escudo de azúcar, llamado ácido siálico, que además favorece la metástasis en el paciente”, explica Emilia Escalona, académica e investigadora del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma, sede Talca. Por ello, la Dra. Escalona inició una indagatoria para entender cómo los flavonoides –compuestos naturales presentes en los berries– pueden “apagar el camuflaje de azúcar y evitar la migración a otros tejidos”. “A cinco años del diagnóstico, entre el 40 y el 60% de las personas fallecen. Quiero entender por qué no estamos siendo eficaces en curar esta enfermedad”, agrega. La propuesta acaba de ser adjudicada por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt) de Iniciación 2025, uno de los instrumentos más competitivos de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID). Esto permitirá a la investigadora talquina acceder a un financiamiento de 30 millones de pesos anuales hasta 2027. Actualmente, existen fármacos diseñados para bloquear la evasión inmunológica conocida como sialilación; sin embargo, su uso clínico es limitado debido a su alta toxicidad y baja eficacia. “Dentro de las terapias que existen, yo encontré estos flavonoides, que son compuestos polifenólicos presentes en frutas y verduras, los cuales son muy saludables y accesibles para la población, especialmente en la región del Maule. Estos no solo podrían apagar este escudo –como es el caso de la quercetina y el kaempferol–, sino que ya han demostrado tener propiedades anticancerígenas. Además, los flavonoides tienen la ventaja de estimular las defensas del cuerpo para atacar el cáncer”, explica Escalona. El proyecto contempla tres etapas : pruebas in vitro con cultivos celulares, experimentos preclínicos en ratones, y el análisis de cómo estos compuestos afectan el avance del cáncer. La investigadora desarrollará este trabajo junto al MAR-Lab de la U. Autónoma en Talca y en colaboración con investigadoras de la U. de Concepción: la doctora Aracelly Quiroz, especialista en análisis histológicos de los tumores y la doctora Roxana Pincheira, experta en el desarrollo modelos preclínicos. “El mayor potencial es como terapia complementaria. Aunque antes de eso, necesitamos saber cuándo aplicarla, en qué pacientes y cómo funciona a nivel molecular. Ese es el primer paso”, afirma la investigadora. La doctora Emilia Escalona, de 34 años, es formada en la Universidad de Concepción y parte de la Universidad Autónoma desde 2021. Allí dicta clases de biología celular y bioquímica, y ha desarrollado toda su carrera en torno al estudio del sistema inmune. Esta es la primera vez que adjudica un Fondecyt como investigadora responsable, aunque ya había sido beneficiada por ANID en su doctorado y postdoctorado. “Sin ese apoyo, simplemente no podría ser la científica que soy hoy. No podría haber hecho absolutamente nada. Estoy completamente agradecida”, concluye.
Un importante reconocimiento recibió la académica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción (UdeC), Dra. Pamela Guevara Alvez, por su aporte científico para comprender mejor la sustancia blanca, un tejido profundo del cerebro cuya función principal es conectar distintas regiones de este, actuando como una red de comunicación que permite coordinar e integrar diversas funciones cognitivas y motoras. La científica fue reconocida dentro de los Top Scholars 2024 de la plataforma ScholarGPS, al ubicarse en la posición 96 del ranking , y dentro de 0,5% superior de los académicos evaluados globalmente, en la especialidad de «sustancia blanca». ScholarGPS es una plataforma internacional de análisis académico que destaca por su alcance global y precisión en la evaluación del impacto científico. A través de algoritmos basados en inteligencia artificial, machine learning y minería de datos, el sistema identifica y analiza más de 200 millones de publicaciones científicas y 3 mil millones de citas asociadas, proporcionando perfiles detallados de más de 30 millones de investigadoras e investigadores pertenecientes a más de 120 mil instituciones alrededor del mundo. A diferencia de otros rankings, ScholarGPS clasifica la producción científica en 14 grandes campos del conocimiento, 177 disciplinas específicas y más de 350 mil especialidades, permitiendo identificar con exactitud a las y los académicos más influyentes en cada área. «Esto nos motiva mucho como equipo; saber que somos reconocidos por el trabajo y por el aporte que hemos hecho a la ciencia en el estudio de la sustancia blanca y el desarrollo de métodos para su análisis. Esto también es mérito del apoyo de la Universidad de Concepción, sus estudiantes y de quienes me colaboran, como la profesora Cecilia Hernández, del Departamento de Informática y Ciencias de la Computación», mencionó Guevara. La sustancia blanca Con respecto a la relevancia de estos estudios, la académica UdeC explicó que gracias a estas investigaciones es posible comprender mejor el funcionamiento del cerebro ante enfermedades como el Alzheimer, esquizofrenia u otras afecciones mentales. El conocimiento generado a partir de estos estudios permiten, junto a otros vinculados a la misma materia, mejorar la precisión en los diagnósticos y también identificar patrones que permitan pronosticar anticipadamente su aparición en las personas. «Todavía falta poder identificar bien los mecanismos y diferenciar distintas fuentes o alteraciones biológicas que generen los mismos síntomas en estas enfermedades para poder diagnosticarlas mejor. Esto nos permite también generar un diagnóstico precoz de estas condiciones; lo que después podría derivar en el seguimiento de los tratamientos para encontrar aquellos que sean más efectivos a través de estudios multimodales», explicó.
Para la mayoría de las personas moverse y comunicarse son acciones cotidianas. Sin embargo, existen trastornos neurológicos poco comunes en los que pacientes presentan dificultades para realizar movimientos y expresar sus pensamientos. El proyecto Fondecyt de Iniciación que se encuentra desarrollando la Dra. Carolina Saavedra, académica de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), se asocia con estos casos, ya que estudia nuevos componentes para aplicar en señales de interfase cerebro – computador (BCI). La idea, comentó la profesora del Departamento de Informática, es «desarrollar componentes de tiempo-frecuencia para redes neuronales profundas y así mejorar específicamente la identificación de patrones en electroencefalografía (EEG), que miden la actividad eléctrica generada en el cerebro «. Según indicó la Dra. Saavedra, lo que buscan es la integración de métodos tiempo-frecuencia en redes neuronales profundas, ya que así esperan mejorar el rendimiento en la identificación de patrones EEG. Redes neuronales para decodificar el pensamiento Para entender el proceso, la académica de la USM explicó que un ejemplo de este tipo de interfaz consiste en presentar al usuario una matriz de letras en una pantalla. Estas se iluminan de forma aleatoria y, «cuando la persona fija su atención en una letra específica, se produce un patrón cerebral distintivo conocido como potencial evocado, el cual aparece aproximadamente 300 milisegundos después del estímulo. Estos patrones pueden ser detectados por algoritmos para interpretar lo que el paciente desea comunicar». Sobre estas señales la Dra. Carolina Saavedra trabaja en el Fondecyt «Incorporación de transformaciones tiempo-frecuencia en redes neuronales profundas para mejorar la identificación de patrones en EEG.», que tiene una duración de tres años, y cuyos desafíos son « mejorar los sistemas actuales para que reconozcan con mayor precisión cuándo una persona quiere seleccionar una letra o realizar una acción, todo solo con su pensamiento». El proyecto también considera la creación de una librería de software libre que permitirá compartir los algoritmos desarrollados con la comunidad científica. «Queremos que los avances estén disponibles para todos. La idea es que otros investigadores y desarrolladores puedan aprovechar nuestras herramientas para seguir avanzando en el área», concluyó la Dra. Saavedra. Cabe señalar que el equipo del proyecto no trabaja directamente con pacientes, utiliza bases de datos públicas disponibles en internet y colabora la Dra. Inga Griškova-Bulanova de la Universidad de Vilnius, quien graba señales EEG para validar sus métodos. «Además del ámbito médico, otras áreas como los videojuegos están muy interesadas en esta tecnología. Imagínate poder jugar solo con la mente «, puntualiza la académica.
Por años, las muelas de juicio, esos terceros molares que suelen aparecer entre los 17 y los 25 años, fueron vistas como un problema dental. Dolor, infecciones y falta de espacio las convirtieron en candidatas habituales para la extracción preventiva, muchas veces antes incluso de que dieran señales de vida. Pero hoy, eso está cambiando. “ La indicación de extraerlas ya no es sistemática. Hoy se evalúa cada caso según los síntomas, la posición del diente, el acceso para la higiene y si hay riesgo de patologías”, explica el doctor Enrique Solano, catedrático de la Universidad Alfonso X El Sabio. Y es que más allá de los motivos clásicos para sacarlas, las muelas de juicio tienen un potencial oculto que hasta hace poco era impensado: pueden ser una fuente rica de células madre mesenquimales, capaces de regenerar tejido óseo, piel e incluso nervios. Investigadores del Centro Nacional de Investigación de Ingeniería de Biomateriales de China descubrieron que la pulpa dental de estas piezas contiene células madre con propiedades similares a las que se extraen de la médula ósea, con capacidad para regenerar tejidos, algo que podría aprovecharse en tratamientos de hueso, piel y hasta nervios. “Las muelas de juicio, que antes se descartaban sin más, pueden ser fuente de vida en un futuro cercano ”, afirman los investigadores. Y no es solo teoría: en países como Estados Unidos y Japón ya existen bancos dentales que ofrecen conservar estas piezas para un eventual uso terapéutico. Eso sí, aún no es una práctica extendida, pero marca una tendencia: lo que hasta ahora era basura clínica, podría convertirse en una herramienta médica. Aunque el uso de estas células madre aún está en fase experimental, los resultados prometen, ya que su aplicación podría tratar enfermedades autoinmunes, regenerar huesos y hasta neuronas. ¿Extraerlas o no? Esa es la pregunta Esto no significa que todas deban conservarse, ni que se elimine la necesidad de extraerlas cuando causan problemas. Si hay inflamación, caries en piezas contiguas, infecciones o afectan la mordida, la intervención sigue siendo necesaria. La diferencia es que ahora se suma un nuevo criterio: el valor biotecnológico. Por eso, los especialistas insisten en la importancia del diagnóstico temprano y el seguimiento odontológico regular.
Todos los ingredientes utilizados en el suministro de alimentos y bebidas no alcohólicas en América latina —incluidos los colorantes, que forman parte de los aditivos alimentarios autorizados— han sido evaluados por autoridades científicas regionales y globales para garantiza su seguridad para el consumo humano. En este marco, los aditivos son aprobados para consumo humano por el Comité Conjunto de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA, por sus siglas en inglés), de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO). Esto significa que especialistas acreditados por las máximas autoridades mundiales en salud y alimentación realizan evaluaciones científicas internacionales sobre todos los aditivos alimentarios y garantizar su seguridad. Así lo dio a conocer en un comunicado la Alianza Latinoamericana de Asociaciones de la Industria de Alimentos y Bebidas (ALAIAB), asverando que “nuestra industria cumple rigurosamente con las especificaciones establecidas por normas internacionales, como el Codex Alimentarius, dependiente de la OMS y FAO”. Asimismo, agregaron, todos los aditivos —naturales y sintéticos— son también revisados y regulados por agencias nacionales competentes. Este sistema multinivel de evaluación y regulación garantiza la seguridad de los alimentos y las bebidas. Aspectos críticos La evaluación de los aditivos alimentarios contempla diversos aspectos críticos, tales como la toxicidad, la determinación de la ingesta diaria admisible (IDA), los niveles de pureza, los usos específicos autorizados y la regulación continua, siempre conforme a estándares internacionales. Por ello, cualquier cambio o revisión normativa debe basarse en la ciencia objetiva y en los conocimientos más actualizados, con el objetivo primordial de proteger la salud de los consumidores. En ese sentido, la ALAIAB señala que la importancia de que cualquier revisión regulatoria relacionada con ingredientes previamente aprobados se base en procesos técnicos rigurosos, consistentes y alineados con los principios de evaluación científica internacionalmente reconocidos. De igual forma, consideran que es valioso que estas decisiones se aborden de manera técnica y coordinada, evitando generar percepciones erróneas que puedan provocar incertidumbre en la población. Fuente: Publimetro
Las frambuesas, moras, arándanos y frutillas no solo son deliciosas opciones para incluir en nuestra dieta diaria, sino que también podrían convertirse en aliados clave en la lucha contra el cáncer de colon y recto. Según estudios recientes, estas bayas contienen propiedades terapéuticas que podrían ser cruciales para combatir esta enfermedad, la cual lamentablemente se ha posicionado como la segunda causa de muerte por tumores malignos en Chile. Según diversas fuentes oficiales, entre 11 y 16 personas por cada 100.000 habitantes mueren a causa de esta patología. “Nuestras defensas tienen la capacidad de reconocer y eliminar las células cancerosas, pero estas se esconden detrás de un escudo de azúcar, llamado ácido siálico, que además favorece la metástasis en el paciente”, explica Emilia Escalona, académica e investigadora del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma, sede Talca. Por ello, la Dra. Escalona inició una indagatoria para entender cómo los flavonoides –compuestos naturales presentes en los berries– pueden “apagar el camuflaje de azúcar y evitar la migración a otros tejidos”. “A cinco años del diagnóstico, entre el 40 y el 60% de las personas fallecen. Quiero entender por qué no estamos siendo eficaces en curar esta enfermedad”, agrega. La propuesta acaba de ser adjudicada por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt) de Iniciación 2025, uno de los instrumentos más competitivos de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID). Esto permitirá a la investigadora talquina acceder a un financiamiento de 30 millones de pesos anuales hasta 2027. Actualmente, existen fármacos diseñados para bloquear la evasión inmunológica conocida como sialilación; sin embargo, su uso clínico es limitado debido a su alta toxicidad y baja eficacia. “Dentro de las terapias que existen, yo encontré estos flavonoides, que son compuestos polifenólicos presentes en frutas y verduras, los cuales son muy saludables y accesibles para la población, especialmente en la región del Maule. Estos no solo podrían apagar este escudo –como es el caso de la quercetina y el kaempferol–, sino que ya han demostrado tener propiedades anticancerígenas. Además, los flavonoides tienen la ventaja de estimular las defensas del cuerpo para atacar el cáncer”, explica Escalona. El proyecto contempla tres etapas : pruebas in vitro con cultivos celulares, experimentos preclínicos en ratones, y el análisis de cómo estos compuestos afectan el avance del cáncer. La investigadora desarrollará este trabajo junto al MAR-Lab de la U. Autónoma en Talca y en colaboración con investigadoras de la U. de Concepción: la doctora Aracelly Quiroz, especialista en análisis histológicos de los tumores y la doctora Roxana Pincheira, experta en el desarrollo modelos preclínicos. “El mayor potencial es como terapia complementaria. Aunque antes de eso, necesitamos saber cuándo aplicarla, en qué pacientes y cómo funciona a nivel molecular. Ese es el primer paso”, afirma la investigadora. La doctora Emilia Escalona, de 34 años, es formada en la Universidad de Concepción y parte de la Universidad Autónoma desde 2021. Allí dicta clases de biología celular y bioquímica, y ha desarrollado toda su carrera en torno al estudio del sistema inmune. Esta es la primera vez que adjudica un Fondecyt como investigadora responsable, aunque ya había sido beneficiada por ANID en su doctorado y postdoctorado. “Sin ese apoyo, simplemente no podría ser la científica que soy hoy. No podría haber hecho absolutamente nada. Estoy completamente agradecida”, concluye.
Un importante reconocimiento recibió la académica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción (UdeC), Dra. Pamela Guevara Alvez, por su aporte científico para comprender mejor la sustancia blanca, un tejido profundo del cerebro cuya función principal es conectar distintas regiones de este, actuando como una red de comunicación que permite coordinar e integrar diversas funciones cognitivas y motoras. La científica fue reconocida dentro de los Top Scholars 2024 de la plataforma ScholarGPS, al ubicarse en la posición 96 del ranking , y dentro de 0,5% superior de los académicos evaluados globalmente, en la especialidad de «sustancia blanca». ScholarGPS es una plataforma internacional de análisis académico que destaca por su alcance global y precisión en la evaluación del impacto científico. A través de algoritmos basados en inteligencia artificial, machine learning y minería de datos, el sistema identifica y analiza más de 200 millones de publicaciones científicas y 3 mil millones de citas asociadas, proporcionando perfiles detallados de más de 30 millones de investigadoras e investigadores pertenecientes a más de 120 mil instituciones alrededor del mundo. A diferencia de otros rankings, ScholarGPS clasifica la producción científica en 14 grandes campos del conocimiento, 177 disciplinas específicas y más de 350 mil especialidades, permitiendo identificar con exactitud a las y los académicos más influyentes en cada área. «Esto nos motiva mucho como equipo; saber que somos reconocidos por el trabajo y por el aporte que hemos hecho a la ciencia en el estudio de la sustancia blanca y el desarrollo de métodos para su análisis. Esto también es mérito del apoyo de la Universidad de Concepción, sus estudiantes y de quienes me colaboran, como la profesora Cecilia Hernández, del Departamento de Informática y Ciencias de la Computación», mencionó Guevara. La sustancia blanca Con respecto a la relevancia de estos estudios, la académica UdeC explicó que gracias a estas investigaciones es posible comprender mejor el funcionamiento del cerebro ante enfermedades como el Alzheimer, esquizofrenia u otras afecciones mentales. El conocimiento generado a partir de estos estudios permiten, junto a otros vinculados a la misma materia, mejorar la precisión en los diagnósticos y también identificar patrones que permitan pronosticar anticipadamente su aparición en las personas. «Todavía falta poder identificar bien los mecanismos y diferenciar distintas fuentes o alteraciones biológicas que generen los mismos síntomas en estas enfermedades para poder diagnosticarlas mejor. Esto nos permite también generar un diagnóstico precoz de estas condiciones; lo que después podría derivar en el seguimiento de los tratamientos para encontrar aquellos que sean más efectivos a través de estudios multimodales», explicó.
Para la mayoría de las personas moverse y comunicarse son acciones cotidianas. Sin embargo, existen trastornos neurológicos poco comunes en los que pacientes presentan dificultades para realizar movimientos y expresar sus pensamientos. El proyecto Fondecyt de Iniciación que se encuentra desarrollando la Dra. Carolina Saavedra, académica de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), se asocia con estos casos, ya que estudia nuevos componentes para aplicar en señales de interfase cerebro – computador (BCI). La idea, comentó la profesora del Departamento de Informática, es «desarrollar componentes de tiempo-frecuencia para redes neuronales profundas y así mejorar específicamente la identificación de patrones en electroencefalografía (EEG), que miden la actividad eléctrica generada en el cerebro «. Según indicó la Dra. Saavedra, lo que buscan es la integración de métodos tiempo-frecuencia en redes neuronales profundas, ya que así esperan mejorar el rendimiento en la identificación de patrones EEG. Redes neuronales para decodificar el pensamiento Para entender el proceso, la académica de la USM explicó que un ejemplo de este tipo de interfaz consiste en presentar al usuario una matriz de letras en una pantalla. Estas se iluminan de forma aleatoria y, «cuando la persona fija su atención en una letra específica, se produce un patrón cerebral distintivo conocido como potencial evocado, el cual aparece aproximadamente 300 milisegundos después del estímulo. Estos patrones pueden ser detectados por algoritmos para interpretar lo que el paciente desea comunicar». Sobre estas señales la Dra. Carolina Saavedra trabaja en el Fondecyt «Incorporación de transformaciones tiempo-frecuencia en redes neuronales profundas para mejorar la identificación de patrones en EEG.», que tiene una duración de tres años, y cuyos desafíos son « mejorar los sistemas actuales para que reconozcan con mayor precisión cuándo una persona quiere seleccionar una letra o realizar una acción, todo solo con su pensamiento». El proyecto también considera la creación de una librería de software libre que permitirá compartir los algoritmos desarrollados con la comunidad científica. «Queremos que los avances estén disponibles para todos. La idea es que otros investigadores y desarrolladores puedan aprovechar nuestras herramientas para seguir avanzando en el área», concluyó la Dra. Saavedra. Cabe señalar que el equipo del proyecto no trabaja directamente con pacientes, utiliza bases de datos públicas disponibles en internet y colabora la Dra. Inga Griškova-Bulanova de la Universidad de Vilnius, quien graba señales EEG para validar sus métodos. «Además del ámbito médico, otras áreas como los videojuegos están muy interesadas en esta tecnología. Imagínate poder jugar solo con la mente «, puntualiza la académica.
Por años, las muelas de juicio, esos terceros molares que suelen aparecer entre los 17 y los 25 años, fueron vistas como un problema dental. Dolor, infecciones y falta de espacio las convirtieron en candidatas habituales para la extracción preventiva, muchas veces antes incluso de que dieran señales de vida. Pero hoy, eso está cambiando. “ La indicación de extraerlas ya no es sistemática. Hoy se evalúa cada caso según los síntomas, la posición del diente, el acceso para la higiene y si hay riesgo de patologías”, explica el doctor Enrique Solano, catedrático de la Universidad Alfonso X El Sabio. Y es que más allá de los motivos clásicos para sacarlas, las muelas de juicio tienen un potencial oculto que hasta hace poco era impensado: pueden ser una fuente rica de células madre mesenquimales, capaces de regenerar tejido óseo, piel e incluso nervios. Investigadores del Centro Nacional de Investigación de Ingeniería de Biomateriales de China descubrieron que la pulpa dental de estas piezas contiene células madre con propiedades similares a las que se extraen de la médula ósea, con capacidad para regenerar tejidos, algo que podría aprovecharse en tratamientos de hueso, piel y hasta nervios. “Las muelas de juicio, que antes se descartaban sin más, pueden ser fuente de vida en un futuro cercano ”, afirman los investigadores. Y no es solo teoría: en países como Estados Unidos y Japón ya existen bancos dentales que ofrecen conservar estas piezas para un eventual uso terapéutico. Eso sí, aún no es una práctica extendida, pero marca una tendencia: lo que hasta ahora era basura clínica, podría convertirse en una herramienta médica. Aunque el uso de estas células madre aún está en fase experimental, los resultados prometen, ya que su aplicación podría tratar enfermedades autoinmunes, regenerar huesos y hasta neuronas. ¿Extraerlas o no? Esa es la pregunta Esto no significa que todas deban conservarse, ni que se elimine la necesidad de extraerlas cuando causan problemas. Si hay inflamación, caries en piezas contiguas, infecciones o afectan la mordida, la intervención sigue siendo necesaria. La diferencia es que ahora se suma un nuevo criterio: el valor biotecnológico. Por eso, los especialistas insisten en la importancia del diagnóstico temprano y el seguimiento odontológico regular.
Todos los ingredientes utilizados en el suministro de alimentos y bebidas no alcohólicas en América latina —incluidos los colorantes, que forman parte de los aditivos alimentarios autorizados— han sido evaluados por autoridades científicas regionales y globales para garantiza su seguridad para el consumo humano. En este marco, los aditivos son aprobados para consumo humano por el Comité Conjunto de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA, por sus siglas en inglés), de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO). Esto significa que especialistas acreditados por las máximas autoridades mundiales en salud y alimentación realizan evaluaciones científicas internacionales sobre todos los aditivos alimentarios y garantizar su seguridad. Así lo dio a conocer en un comunicado la Alianza Latinoamericana de Asociaciones de la Industria de Alimentos y Bebidas (ALAIAB), asverando que “nuestra industria cumple rigurosamente con las especificaciones establecidas por normas internacionales, como el Codex Alimentarius, dependiente de la OMS y FAO”. Asimismo, agregaron, todos los aditivos —naturales y sintéticos— son también revisados y regulados por agencias nacionales competentes. Este sistema multinivel de evaluación y regulación garantiza la seguridad de los alimentos y las bebidas. Aspectos críticos La evaluación de los aditivos alimentarios contempla diversos aspectos críticos, tales como la toxicidad, la determinación de la ingesta diaria admisible (IDA), los niveles de pureza, los usos específicos autorizados y la regulación continua, siempre conforme a estándares internacionales. Por ello, cualquier cambio o revisión normativa debe basarse en la ciencia objetiva y en los conocimientos más actualizados, con el objetivo primordial de proteger la salud de los consumidores. En ese sentido, la ALAIAB señala que la importancia de que cualquier revisión regulatoria relacionada con ingredientes previamente aprobados se base en procesos técnicos rigurosos, consistentes y alineados con los principios de evaluación científica internacionalmente reconocidos. De igual forma, consideran que es valioso que estas decisiones se aborden de manera técnica y coordinada, evitando generar percepciones erróneas que puedan provocar incertidumbre en la población. Fuente: Publimetro