12 de marzo de 2024
¿Los líderes nacen o se hacen? Los expertos lo tienen claro: un poquito de ambas. La identidad de liderazgo es un intrigante viaje de exploración, como un puzzle que se va montando poco a poco. A medida que los líderes asumen sus funciones y obtienen el reconocimiento de aquellos a quienes dirigen, las piezas van encajando en su sitio.
¿Cuáles son esas piezas? Curiosamente, un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Nueva York del que hablan en The Oxford Review, destaca ciertos procesos que llevan a la configuración del líder.
¿Qué caracteriza la identidad de los nuevos líderes en la actualidad?
Cuando pensamos en las figuras de liderazgo organizacional del siglo XXI, ¿qué nos viene a la cabeza? No, no hablamos de esos gigantes tecnológicos ni de los gurús de las redes sociales. Nos referimos a esas personas al frente de equipos de cualquier departamento en pequeñas, medianas o grandes empresas.
Personas capaces de navegar por la profunda incertidumbre de un mundo cambiante, al tiempo que entienden el impacto de su trabajo y actitud en el bienestar de las personas.
Así lo destaca Deloitte cuando habla de los nuevos líderes de la Generación Z. Porque sí, esos jóvenes nativos digitales ya son adultos que trabajan y que reclaman a sus superiores un estilo de liderazgo más abierto y empático que mantenga al equipo motivado y valorado. Algo que los diferencia significativamente de los baby boomers, que principalmente esperaban de sus líderes disciplina, autoridad y supervisión.
Los líderes de hoy enfocan una ética de trabajo basada en la colaboración, tolerancia e innovación, que se centre en el aprendizaje y el crecimiento para atraer y retener el talento laboral de la Generación Z. Además, se espera que sean flexibles y honestos a la vez, y que estén dispuestos a escuchar las opiniones de los miembros de su equipo.
El papel de las organizaciones a la hora de formar nuevos líderes
Las organizaciones tienen un papel fundamental en el desarrollo de la identidad de sus nuevos líderes. Pueden hacerlo a través de una formación formal que establezca los estándares y expectativas deseadas para el comportamiento y el estilo de liderazgo. Pero también pueden hacerlo observando cómo se comportan los demás, para entender cómo se relacionan los líderes actuales con la cultura organizacional.
Lo cierto es que la transición al liderazgo es un desafío constante. Aquellos que no logran adoptar su nueva identidad dentro de un tiempo aceptable, podrían ser penalizados o eventualmente descartados. Los resultados dependerán tanto del contexto y los apoyos que encuentre en su equipo y en sus superiores, como en las creencias que tenga el individuo sobre el poder y la influencia.
Claves para la formación de la identidad de los nuevos líderes
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York concluyó que la identidad de los nuevos líderes puede desarrollarse a través de una serie de elecciones personales y situacionales del entorno laboral. Estos procesos incluyen:
La percepción personal del liderazgo:
Cada persona tiene sus propios enfoques sobre el poder y sobre qué forma de dirigir es la más adecuada. Son creencias determinadas por sus valores, actitudes y experiencias individuales.
Por ejemplo, los líderes enfocados a crear comunidad se guían por la responsabilidad social más que por el interés propio: buscan capacitar a los miembros del equipo mediante procesos de toma de decisiones compartidos. En comparación, los líderes que asumen un papel más autoritario, utilizan recompensas o castigos como motivadores del comportamiento cuando es necesario.
La percepción de la cultura organizacional del liderazgo:
Las organizaciones que fomentan una cultura de control pueden crear líderes dominantes, mientras que las que promueven la capacitación y la creación de equipos tienden a desarrollar estilos de liderazgo orientados a la comunidad.
Creencias sobre el poder:
Las creencias personales sobre el poder de los nuevos líderes suelen proceder de sus interacciones con otros líderes a lo largo de su carrera profesional. En este sentido, pueden desarrollarse liderazgos más centrados en el poder como estrategia para generar respeto, confianza y una comunicación bidireccional abierta entre ellos y sus subordinados. O, por otro lado, pueden darse liderazgos que entiendan el poder de una forma más autoritaria que ayuda a establecer una jerarquía a través de las órdenes y la comunicación unidireccional.
Capacidad de evaluar las situaciones:
El liderazgo es un acto de equilibrio entre lo que necesita la organización y cómo interpretan los líderes esas demandas. Es importante que los nuevos directivos mantengan la mente abierta para determinar cuándo es necesario aplicar unos métodos de liderazgo u otros.
Motivación para liderar:
Aceptar un rol de líder es aceptar también más responsabilidades y obligaciones. Las personas asumen funciones de liderazgo por muchas razones: pueden estar impulsadas por valores y creencias firmes, por un sentido del deber o por una conexión emocional con su función.
Quienes eligen el liderazgo a menudo descubren que es profundamente gratificante, a pesar de los costes personales asociados al cargo.
Estar dispuesto a equivocarse para aprender
Los líderes se esfuerzan por perfeccionar sus habilidades y mejorarlas, a menudo probando distintas estrategias para descubrir cuáles son las más beneficiosas. Mediante el ensayo y el error, desarrollan un estilo personalizado que puede ayudar a maximizar la eficacia dentro de la situación laboral actual.
¿Mano dura o refuerzo positivo?
Como líder, es importante reconocer el poder del refuerzo. Felicitando y celebrando los éxitos con elogios y comentarios positivos, puedes fomentar un entorno en el que los comportamientos de éxito pasen a formar parte la identidad de líder. Por el contrario, si eres más de corregir o señalar los errores, serán precisamente los fallos los que se relacionen más con tu identidad.
Abierto al cambio
Cuando los nuevos líderes eligen o desarrollan su «estilo», tienden a internalizarlo y hacerlo parte de su propia identidad. Pero no se trata de algo estático. La identidad de los líderes debe evolucionar con el tiempo, creciendo y adaptándose a las valoraciones que reciben de quienes les rodean.
El concepto de líder existe desde tiempos inmemoriales, pero la forma en la que se construye su identidad ha ido cambiando a lo largo de los siglos. Los nuevos líderes de hoy requieren grandes dotes de comunicación, decisión, planificación estratégica y empatía.
No existe un enfoque único para convertirse en líder, la identidad de liderazgo se encuentra dentro de cada persona. Tener una comprensión clara de lo que se necesita para convertirse en uno puede ayudar a los aspirantes a capitanes en el viaje hacia la búsqueda de su verdadero yo como líder.