
¡Hazaña agrícola! Logran sembrar arrozales en el árido desierto de Atacama
Un innovador tipo de arroz, desarrollado en el país, ha demostrado no necesitar inundaciones para crecer. Este avance promete ser clave ante los desafíos del cambio climático y se proyecta su expansión hacia el sur de Chile.
21 de julio de 2025
Fundamental en la alimentación del mundo, el arroz suele crecer bajo agua. Inundar los arrozales permite controlar malas hierbas y proteger el cultivo, a la vez que le proporciona el agua que necesita en abundancia este grano para crecer de forma óptima.
Ahora, un nuevo tipo de arroz creado en Chile logra crecer usando poca agua, y bajo sistemas de riego en lugar de inundación. Con ayuda de esta variedad nacional y genéticamente modificada llamada Jaspe FL INIA, científicos buscan lograr lo impensado: cultivar arroz en el desierto de Atacama.
La iniciativa es liderada por el mismo centro que creó el arroz Jaspe. El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), que realizó las primeras siembras de esta variedad en la región de Arica en mayo de 2025.
Son más de 10 años de trabajo, gracias al apoyo de la @subseagricultura , en conjunto con los productores y el sector privado, que culmina con Jaspe: una variedad que resiste bajas temperaturas, mantiene la calidad nutricional del arroz chileno y aporta notablemente a la transformación sostenible de la agricultura nacional, al utilizar menos agua en tiempos de escasez hídrica
El objetivo es comenzar a multiplicar las semillas del arroz y ponerlo a prueba en condiciones de estrés hídrico que eventualmente se irán prolongando hacia la zona centro sur del país, donde las proyecciones climáticas prevén menos lluvias y un aumento en las temperaturas. También exploran la viabilidad de este cultivo en el norte como una oferta más para el desarrollo local de zonas extremas.
La siembra experimental se hizo en el predio Pampa Concordia del centro regional del INIA en Arica, y los ensayos están bajo dos modalidades: algunos cultivos fueron tratados con bioestumulantes a base de hongos endófitos (microorganismos que crecen dentro de las plantas) y otros fueron sembrados sin este tratamiento, para probar su efectividad.
Los especialistas prevén que en cinco o seis meses se pueda realizar la primera cosecha de arroz en el desierto. Próximamente también buscan iniciar ensayos para otros cultivos de interés productivo en el mismo predio.


