18 de mayo de 2025
Una de las grandes problemáticas con los que viene aparejado al crecimiento de las ciudades es el de los atochamientos vehiculares en los llamados “horarios punta” y las largas filas para poder tomar locomoción colectiva en los paraderos, escenario que actualmente es pan de cada día en la conurbación de La Serena-Coquimbo, sobre todo tras el término de la jornada laboral.
Consultado el director del Departamento de Arquitectura de la Universidad de La Serena, Alejandro Orellana, explicó que “la congestión vehicular es un fenómeno vinculado a la metropolización que está experimentando la conurbación La Serena-Coquimbo, ya que vivimos en un sistema urbano donde los desplazamientos en vehículo son imprescindibles para la mayoría, lo que presiona una infraestructura vial que no está preparada”.
Agregó que el problema de la congestión vehicular “es de larga data en La Serena, desde la década de 1990, pero estaba acotado al centro de la ciudad y ahora se ha masificado por toda la conurbación”, lamentó.
Según el experto “el aumento explosivo del parque automotriz, especialmente desde la pandemia; una infraestructura vial obsoleta con problemas de conectividad, que genera cuellos de botella en puntos críticos como el puente El Culebrón, la intersección de la ruta 5 con la avenida Francisco de Aguirre y el entorno del aeropuerto, entre otros; la falta de un sistema integral de transporte eficiente, cómodo y seguro, es quizás el factor más importante que explica la congestión vehicular”, indica.
Por lo mismo, afirma, “las personas van a preferir usar su propio vehículo, donde pueden ir cómodamente sentados, con calefacción, escuchando su propia música y demorándose lo mismo o menos que arriba de una micro”, remató.
POSIBLES SOLUCIONES
Por su parte, el ingeniero civil mecánico y académico de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica Norte, sede Coquimbo, Pedro Reyes, sostuvo que el aumento del parque automotriz y la falta de infraestructura adecuada “genera efectos inmediatos en las conductas del conductor, que con la ansiedad por terminar su jornada laboral, va provocando toma de decisiones temerarias, que muchas veces terminan en accidentes que provocan mayor congestión”.
En ese sentido, explicó que la planificación urbana y en especial la infraestructura vial, “ha evidenciado baja adaptabilidad al crecimiento demográfico y vehicular de la región, con mayor cantidad de proyectos inmobiliarios que inciden en sectores antes menos demandados, como el sector oriente de La Serena, Cerro Grande, y en Coquimbo, Sindempart y La Herradura”, señaló.
Entre las posibles soluciones, Reyes destacó que “como acciones inmediatas, desde la gestión de tránsito se puede ajustar sistemáticamente, con revisión y actualización diaria, las secuencias de semáforos y su sincronización. Hoy en día esto se hace dentro de los organismos a cargo en la región, sin embargo, la exigencia del sistema obliga a un trabajo intensivo para adaptar las vías al flujo diario”.
Reyes también indicó que “se requiere la activación de vías reversibles en horarios punta, el control de vehículos mal estacionados y atención en las zonas de detención a la espera de semáforo en rojo, donde se presentan artistas urbanos o servicios informales que afectan los tiempos de flujos calculados para el semáforo”.
Ahora, como acciones de largo plazo, explica que se requiere de “una mesa de coordinación intercomunal y regional, que permitiría convocar a todos los interesados en la toma de decisiones relativa a inversiones en tecnología, como semáforos inteligentes, e infraestructura vial, como nuevas rutas, vías exclusivas, metros y tranvía, de acuerdo al diagnóstico actual y sobre todo en la proyección de los siguientes 10 años, considerando que cualquier obra pública en nuestra actualidad demora al menos un par años en ser inaugurada”, recalcó.
CONDUCTAS DE RIESGO
En cuanto a los efectos que genera la congestión vehicular en la salud mental de las personas, la psicóloga y académica de la Universidad de La Serena, Susan Galdames, advirtió que “el atochamiento y esperar tanto tiempo por la locomoción, es un escenario conductualmente riesgoso para que se produzcan situaciones de violencia, ya que las personas vienen cansadas y tienen menor tolerancia a la frustración y, por supuesto, que empiezan a desplegarse conductas antisociales, en el sentido de que no se estará muy disponible a colaborar con los demás”.
Fuente: DiarioElDia Región