Comer lentamente no solo te ayuda a disfrutar más cada bocado; es un camino hacia una mejor digestión y satisfacción.
Beneficios de reducir la velocidad:
Al comer despacio mejoramos nuestra digestión y potenciamos la sensación de saciedad. Además, disminuye la «tasa de ingesta» – es decir, la cantidad de alimento consumido por minuto – lo que puede significar menos calorías ingeridas y una mayor apreciación de los sabores.
Ocho trucos para comer pausadamente:
- Sin distracciones: aleja el celular y apaga la televisión para centrarte en cada bocado y evitar comer a toda velocidad.
- Usa la mano no dominante: un simple cambio de manos puede enlentecer tus movimientos y hacer que te tome más tiempo llegar con cada bocado a tu boca.
- Posa los cubiertos: dejar los cubiertos sobre la mesa después de cada bocado, corta el ciclo de comer sin pausa.
- Ajusta las porciones: sirve raciones adecuadas. Ni muy pequeñas que hagan que te apures para servirte más, ni tan abundantes que sientas prisa por terminar.
- Elige texturas desafiantes: alimentos más duros requieren ingerir bocados más pequeños y suponen más tiempo de masticación.
- Cubiertos inteligentes: estos utensilios te avisan mediante luces o vibración si se está comiendo demasiado rápido. Sí, existen – el futuro es hoy.
- Prueba con palillos: cambiar los cubiertos habituales por palillos puede ser un divertido desafío que disminuye la ingesta.
- Evita usar los dedos: comer con utensilios siempre será más lento que con las manos.
Comer lentamente es un arte que beneficia tanto a la mente como al cuerpo. Incorporar estos simples trucos puede transformar tu alimentación en un acto de salud y placer. Anímate a ralentizar, a degustar y a conectarte más con cada comida. Tu cuerpo te lo agradecerá con una digestión más eficiente y una mayor sensación de plenitud. ¡Buen provecho!