Un sistema constructivo que acelera procesos, reduce residuos y utiliza energía limpia. Así son los primeros resultados del proyecto Hormigón 3D y Eco Hormigón, del Programa Tecnológico Construye Zer o liderado por CTEC. Esta tecnología desarrollada por Acciona, Melón y CTEC y apoyada por EcoAza, René Lagos Engineers, Recylink, Yaku, Idiem y Facoro nace con un propósito claro, reducir la huella ambiental de los sistemas tradicionales de construcción, integrando tecnología de punta, materiales reciclados e insumos locales. “Este es un hito que marca el inicio de una nueva forma de construir en Chile. Desde CTEC impulsamos Construye Zero como una plataforma de articulación para acelerar tecnologías que permiten descarbonizar la industria”, señaló Daniela Vásquez, gerente general de Construye Zero. Uno de los principales diferenciales del sistema es su capacidad de imprimir en piezas y partes, en lugar de módulos completos como lo hacen otros sistemas. Esta decisión no es menor, ya que permite cumplir con la normativa sísmica nacional, además de adaptar la tecnología a distintos proyectos y escalas. Esto permite habilitar la posibilidad de instalar mini fábricas directamente en los terrenos de construcción, lo que disminuye drásticamente el impacto logístico y la huella de transporte. Esta flexibilidad técnica abre oportunidades para el desarrollo de viviendas sociales, donde la rapidez en la ejecución y la optimización de costos pueden contribuir significativamente a cerrar brechas habitacionales o infraestructura pública, como mobiliario urbano, que requieren soluciones personalizables y de alta resistencia. Este enfoque modular, descentralizado y sustentable representa una verdadera innovación en la forma de pensar la construcción en Chile, permitiendo que el avance tecnológico se alinee con las necesidades locales y los desafíos que requiere la industria y el país a nivel de acuerdos medioambientales. Tecnología de vanguardia con sello circular El sistema de impresión utilizado en el proyecto Hormigón 3D y Eco Hormigón se basa en un brazo robótico de alta precisión, que permite automatizar la fabricación de elementos estructurales en terreno. En términos simples, el proceso se compone de 4 etapas: carga del material en un silo, activación de la mezcla, impresión automatizada y limpieza de los equipos. Todo ello operado con eficiencia energética y reutilización de agua, asegurando un ciclo de producción limpio y controlado. El componente clave del sistema es un brazo robótico de impresión 3D, que se mueve con libertad sobre varios ejes para ir depositando la mezcla capa por capa, siguiendo un modelo digital previamente parametrizado. Esto permite producir piezas con geometrías complejas, personalizadas y repetibles, sin necesidad de moldajes, en tiempos considerablemente menores a los sistemas tradicionales. Esta tecnología fue aportada e implementada por ACCIONA, empresa con amplia trayectoria internacional en el desarrollo de impresión 3D con hormigón. En España, por ejemplo, la empresa fue pionera al imprimir el primer puente peatonal de hormigón reforzado 3D del mundo, y ha participado en múltiples desarrollos europeos que validan técnica y estructuralmente esta innovación. “En ACCIONA entendemos nuestro rol como catalizadores de un cambio en la industria, con un enfoque claro en la sostenibilidad. Trajimos a Chile este brazo robótico de impresión 3D y traspasamos el conocimiento a profesionales locales, potenciando así su desarrollo para acelerar la implementación de esta tecnología que generará una revolución en la industria de la construcción de nuestro país”, afirma Flavio Rodríguez, gerente de Calidad e Innovación de infraestructuras de ACCIONA. Una mezcla sustentable desarrollada en Chile Para que la impresión 3D funcione correctamente, no basta con tener tecnología de punta, sino que también se requiere una mezcla de hormigón especialmente diseñada, que combine fluidez, resistencia, fraguado rápido y bajo impacto ambiental. Este fue uno de los grandes desafíos del proyecto, abordado con éxito por Melón, empresa encargada del desarrollo del material. La primera mezcla utilizada incorpora insumos locales que permiten reducir el impacto ambiental de los traslados. Un segundo producto además de los insumos locales, cuenta con un alto componente de escoria de acero reciclada como árido (EcoAza), reduciendo así la extracción de materias primas vírgenes y valorizando residuos industriales. A esto se suma el uso de aditivos que optimizan la trabajabilidad y la cohesión, permitiendo que el material fluya de forma continua por el sistema de bombeo y mantenga su forma una vez impreso. “El uso de áridos artificial y reciclados es la construcción del futuro, por eso en la actualización de la norma se propone su uso NCh163” Áridos para morteros y hormigones – Requisitos”. En el diseño del eco hormigón se utilizó 100% de árido artificial, escoria de alto horno de ECOAZA, esto no sólo permite recircular materiales como lo son las escorias, sino que también reduce significativamente las emisiones”, explicó Marjorie Córdova, subgerente de Soluciones Constructivas en Melón. Gracias a esta formulación, la mezcla ha demostrado un excelente desempeño en pruebas de resistencia estructural, durabilidad y adherencia, lo que permite proyectar su uso tanto en vivienda como en infraestructura. Además, el diseño del material permite trabajar con bajo consumo de agua y energía, potenciando así los objetivos de sostenibilidad del sistema completo. El desarrollo de esta mezcla en contexto chileno no solo garantiza la adaptabilidad a normativas locales, sino también la escalabilidad de la tecnología a distintas zonas del país.
Un estudio alarmante revela que el cambio climático y la pérdida de hábitat están en camino de triplicar las extinciones impactando a especies claves en menos de un siglo. Así lo advierte un estudio de la Universidad de Reading publicado en Nature Ecology & Evolution, indicando que entre las afectadas están íconos como el cóndor andino, el albatros errante y el pingüino de Galápagos La cifra proyectada triplica el total de extinciones de aves registradas desde 1500 d. C. y afectará tanto a la biodiversidad taxonómica como a la funcional, es decir, al papel ecológico que cumplen las especies en el ciclo de la vida. “No es lo mismo perder un paseriforme que come semillas que un buitre que come carroña. El impacto no es el mismo”, explicó Manuela González-Suárez, autora principal del estudio. En ese sentido, las principales amenazas son la pérdida de hábitat, la caza, la agricultura y la introducción de especies invasoras. Incluso si se eliminan todas las presiones humanas, 250 especies podrían desaparecer igual, según las proyecciones. Y en ese escenario, las aves de gran tamaño y alas anchas, como el cóndor, son las más vulnerables. Una crisis de extinción sin precedentes Antes de la expansión humana, se esperaba la extinción de una sola especie por cada 10.000 aves en un siglo. Hoy, el ritmo de extinción se ha disparado y supera con creces ese patrón natural. “ Nos enfrentamos a una crisis de extinción de aves sin precedentes en la era moderna. Necesitamos medidas ambiciosas, coordinadas e inmediatas para reducir las amenazas humanas en todos los hábitats y programas de rescate específicos para evitar la desaparición de las especies más singulares y más amenazadas”, recalcó Kerry Stewart, coautora del trabajo. Entre las medidas que se pueden tomar está el detener la destrucción de hábitats tendría el mayor efecto positivo en el número de especies. También reducir la caza y las muertes accidentales protegería mejor a las especies funcionalmente más únicas. Y, finalmente, focalizar programas. De hecho, en solo 100 especies excepcionales podría conservar el 68% de la diversidad ecológica de las aves, según el análisis.
En el marco del Día Mundial de las Abejas, que se conmemoró el pasado 20 de mayo, la organización civil sin fines de lucro Bee:Wild, publicó un informe que revela las amenazas emergentes que podrían extinguirlas y también afectar a otros polinizadores. De acuerdo con el estudio científico, se identificaron 12 amenazas principales que puede acelerar la pérdida de estos en los próximos 5 a 15 años. Además de elementos obvios como la contaminación, por ejemplo, también encontraron que las zonas de guerra, los antibióticos e incluso el exceso de luz, como factores de riesgo para estos insectos. Simon Potts, académico de la Universidad de Reading (Reino Unido) experto en biodiversidad y autor principal del estudio, expresó que “identificar nuevas amenazas y encontrar formas de proteger a los polinizadores de manera temprana es clave para prevenir futuros descensos importantes”. “Los polinizadores son fundamentales para nuestros sistemas alimentarios, la resiliencia climática y la seguridad económica. Protegerlos significa protegernos a nosotros mismos “, añadió en un comunicado. Las 12 amenazas que podrían extinguir a las abejas 1. Simplificación de cultivos debido a los conflictos: las guerras afectan la utilización de los suelos y reducen la variedad de cultivos, lo que afecta directamente a los polinizadores. 2. Los microplásticos: estas pequeñas partículas de plástico, presentes ya en el agua, el aire, las plantas e incluso los humanos, pueden reducir la salud y la vida útil de las abejas. 3. Plantación de árboles mal planificada: plantar muchos árboles para ayudar al planeta, sin la planificación adecuada, puede hacerle más daño, especialmente a los polinizadores. 4. Los antibióticos: estos medicamentos contaminan el medio ambiente y pueden cambiar el comportamiento de las abejas. 5. Contaminación del aire: las emisiones dificultan la supervivencia y la reproducción de los insectos. 6. La agricultura en interiores: el aumento del cultivo en espacios cerrados reduce los hábitats naturales de las abejas silvestres. 7. Minería de metales: el aumento de la demanda en la minería de materiales como el litio y el cobalto, utilizados en baterías, daña la tierra y el agua. 8. Cócteles de pesticidas: los grandes productores usan distintos pesticidas puede debilitar a los polinizadores. 9. Contaminación lumínica: las luces artificiales brillantes durante la noche confunden a los polinizadores, como las polillas, por ejemplo. 10. Los metales pesados: la contaminación de los metales tóxicos, como el cadmio y el mercurio, puede dañar la salud, el comportamiento y la supervivencia de las abejas. 11. Incendios forestales: los incendios forestales, cada vez más frecuentes, destruyen los hábitats de los polinizadores, lo que dificulta su recuperación. 12. Pérdida regional del monitoreo de pesticidas: sin un seguimiento adecuado, el exceso de pesticidas dañinos mata polinizadores y elimina recursos florales. ¿Qué se puede hacer? La Dra. Deepa Senapathi, jefa del Departamento de Gestión Sostenible de Tierras de la Universidad de Reading y coautora del informe, dijo que y a existen soluciones prácticas que se pueden implementar para no seguir perdiendo a los polinizadores. “Las oportunidades más prometedoras son aquellas que abordan múltiples problemas a la vez. Una acción centrada y decidida podría frenar significativamente e incluso revertir el declive de los polinizadores, creando a la vez entornos que beneficien tanto a la naturaleza como a las personas”, planteó. “Necesitamos mantener, gestionar y mejorar nuestros hábitats naturales para crear espacios seguros para los polinizadores. Acciones individuales, como proporcionar alimento y zonas de anidación en nuestros propios jardines, pueden ser de gran ayuda. Pero los cambios en las políticas y las acciones individuales deben ir de la mano”, añadió. El informe entregó varias posibles soluciones para evitar la pérdida de las abejas, pero destacaron 5 como puntos clave. Estas son: 1. Poner leyes más estrictas que limiten la contaminación por antibióticos. 2. Transicionar a vehículos eléctricos para reducir las emisiones. 3. Producir cultivos con polen y néctar mejorados para que los polinizadores se nutran mejor. 4. Crear hábitats ricos en flores. 5. Desarrollar tratamientos basados en ARNi (ácido ribonucleico) para los cultivos, que atacan las plagas sin dañar a los polinizadores.
Un sistema constructivo que acelera procesos, reduce residuos y utiliza energía limpia. Así son los primeros resultados del proyecto Hormigón 3D y Eco Hormigón, del Programa Tecnológico Construye Zer o liderado por CTEC. Esta tecnología desarrollada por Acciona, Melón y CTEC y apoyada por EcoAza, René Lagos Engineers, Recylink, Yaku, Idiem y Facoro nace con un propósito claro, reducir la huella ambiental de los sistemas tradicionales de construcción, integrando tecnología de punta, materiales reciclados e insumos locales. “Este es un hito que marca el inicio de una nueva forma de construir en Chile. Desde CTEC impulsamos Construye Zero como una plataforma de articulación para acelerar tecnologías que permiten descarbonizar la industria”, señaló Daniela Vásquez, gerente general de Construye Zero. Uno de los principales diferenciales del sistema es su capacidad de imprimir en piezas y partes, en lugar de módulos completos como lo hacen otros sistemas. Esta decisión no es menor, ya que permite cumplir con la normativa sísmica nacional, además de adaptar la tecnología a distintos proyectos y escalas. Esto permite habilitar la posibilidad de instalar mini fábricas directamente en los terrenos de construcción, lo que disminuye drásticamente el impacto logístico y la huella de transporte. Esta flexibilidad técnica abre oportunidades para el desarrollo de viviendas sociales, donde la rapidez en la ejecución y la optimización de costos pueden contribuir significativamente a cerrar brechas habitacionales o infraestructura pública, como mobiliario urbano, que requieren soluciones personalizables y de alta resistencia. Este enfoque modular, descentralizado y sustentable representa una verdadera innovación en la forma de pensar la construcción en Chile, permitiendo que el avance tecnológico se alinee con las necesidades locales y los desafíos que requiere la industria y el país a nivel de acuerdos medioambientales. Tecnología de vanguardia con sello circular El sistema de impresión utilizado en el proyecto Hormigón 3D y Eco Hormigón se basa en un brazo robótico de alta precisión, que permite automatizar la fabricación de elementos estructurales en terreno. En términos simples, el proceso se compone de 4 etapas: carga del material en un silo, activación de la mezcla, impresión automatizada y limpieza de los equipos. Todo ello operado con eficiencia energética y reutilización de agua, asegurando un ciclo de producción limpio y controlado. El componente clave del sistema es un brazo robótico de impresión 3D, que se mueve con libertad sobre varios ejes para ir depositando la mezcla capa por capa, siguiendo un modelo digital previamente parametrizado. Esto permite producir piezas con geometrías complejas, personalizadas y repetibles, sin necesidad de moldajes, en tiempos considerablemente menores a los sistemas tradicionales. Esta tecnología fue aportada e implementada por ACCIONA, empresa con amplia trayectoria internacional en el desarrollo de impresión 3D con hormigón. En España, por ejemplo, la empresa fue pionera al imprimir el primer puente peatonal de hormigón reforzado 3D del mundo, y ha participado en múltiples desarrollos europeos que validan técnica y estructuralmente esta innovación. “En ACCIONA entendemos nuestro rol como catalizadores de un cambio en la industria, con un enfoque claro en la sostenibilidad. Trajimos a Chile este brazo robótico de impresión 3D y traspasamos el conocimiento a profesionales locales, potenciando así su desarrollo para acelerar la implementación de esta tecnología que generará una revolución en la industria de la construcción de nuestro país”, afirma Flavio Rodríguez, gerente de Calidad e Innovación de infraestructuras de ACCIONA. Una mezcla sustentable desarrollada en Chile Para que la impresión 3D funcione correctamente, no basta con tener tecnología de punta, sino que también se requiere una mezcla de hormigón especialmente diseñada, que combine fluidez, resistencia, fraguado rápido y bajo impacto ambiental. Este fue uno de los grandes desafíos del proyecto, abordado con éxito por Melón, empresa encargada del desarrollo del material. La primera mezcla utilizada incorpora insumos locales que permiten reducir el impacto ambiental de los traslados. Un segundo producto además de los insumos locales, cuenta con un alto componente de escoria de acero reciclada como árido (EcoAza), reduciendo así la extracción de materias primas vírgenes y valorizando residuos industriales. A esto se suma el uso de aditivos que optimizan la trabajabilidad y la cohesión, permitiendo que el material fluya de forma continua por el sistema de bombeo y mantenga su forma una vez impreso. “El uso de áridos artificial y reciclados es la construcción del futuro, por eso en la actualización de la norma se propone su uso NCh163” Áridos para morteros y hormigones – Requisitos”. En el diseño del eco hormigón se utilizó 100% de árido artificial, escoria de alto horno de ECOAZA, esto no sólo permite recircular materiales como lo son las escorias, sino que también reduce significativamente las emisiones”, explicó Marjorie Córdova, subgerente de Soluciones Constructivas en Melón. Gracias a esta formulación, la mezcla ha demostrado un excelente desempeño en pruebas de resistencia estructural, durabilidad y adherencia, lo que permite proyectar su uso tanto en vivienda como en infraestructura. Además, el diseño del material permite trabajar con bajo consumo de agua y energía, potenciando así los objetivos de sostenibilidad del sistema completo. El desarrollo de esta mezcla en contexto chileno no solo garantiza la adaptabilidad a normativas locales, sino también la escalabilidad de la tecnología a distintas zonas del país.
Un estudio alarmante revela que el cambio climático y la pérdida de hábitat están en camino de triplicar las extinciones impactando a especies claves en menos de un siglo. Así lo advierte un estudio de la Universidad de Reading publicado en Nature Ecology & Evolution, indicando que entre las afectadas están íconos como el cóndor andino, el albatros errante y el pingüino de Galápagos La cifra proyectada triplica el total de extinciones de aves registradas desde 1500 d. C. y afectará tanto a la biodiversidad taxonómica como a la funcional, es decir, al papel ecológico que cumplen las especies en el ciclo de la vida. “No es lo mismo perder un paseriforme que come semillas que un buitre que come carroña. El impacto no es el mismo”, explicó Manuela González-Suárez, autora principal del estudio. En ese sentido, las principales amenazas son la pérdida de hábitat, la caza, la agricultura y la introducción de especies invasoras. Incluso si se eliminan todas las presiones humanas, 250 especies podrían desaparecer igual, según las proyecciones. Y en ese escenario, las aves de gran tamaño y alas anchas, como el cóndor, son las más vulnerables. Una crisis de extinción sin precedentes Antes de la expansión humana, se esperaba la extinción de una sola especie por cada 10.000 aves en un siglo. Hoy, el ritmo de extinción se ha disparado y supera con creces ese patrón natural. “ Nos enfrentamos a una crisis de extinción de aves sin precedentes en la era moderna. Necesitamos medidas ambiciosas, coordinadas e inmediatas para reducir las amenazas humanas en todos los hábitats y programas de rescate específicos para evitar la desaparición de las especies más singulares y más amenazadas”, recalcó Kerry Stewart, coautora del trabajo. Entre las medidas que se pueden tomar está el detener la destrucción de hábitats tendría el mayor efecto positivo en el número de especies. También reducir la caza y las muertes accidentales protegería mejor a las especies funcionalmente más únicas. Y, finalmente, focalizar programas. De hecho, en solo 100 especies excepcionales podría conservar el 68% de la diversidad ecológica de las aves, según el análisis.
En el marco del Día Mundial de las Abejas, que se conmemoró el pasado 20 de mayo, la organización civil sin fines de lucro Bee:Wild, publicó un informe que revela las amenazas emergentes que podrían extinguirlas y también afectar a otros polinizadores. De acuerdo con el estudio científico, se identificaron 12 amenazas principales que puede acelerar la pérdida de estos en los próximos 5 a 15 años. Además de elementos obvios como la contaminación, por ejemplo, también encontraron que las zonas de guerra, los antibióticos e incluso el exceso de luz, como factores de riesgo para estos insectos. Simon Potts, académico de la Universidad de Reading (Reino Unido) experto en biodiversidad y autor principal del estudio, expresó que “identificar nuevas amenazas y encontrar formas de proteger a los polinizadores de manera temprana es clave para prevenir futuros descensos importantes”. “Los polinizadores son fundamentales para nuestros sistemas alimentarios, la resiliencia climática y la seguridad económica. Protegerlos significa protegernos a nosotros mismos “, añadió en un comunicado. Las 12 amenazas que podrían extinguir a las abejas 1. Simplificación de cultivos debido a los conflictos: las guerras afectan la utilización de los suelos y reducen la variedad de cultivos, lo que afecta directamente a los polinizadores. 2. Los microplásticos: estas pequeñas partículas de plástico, presentes ya en el agua, el aire, las plantas e incluso los humanos, pueden reducir la salud y la vida útil de las abejas. 3. Plantación de árboles mal planificada: plantar muchos árboles para ayudar al planeta, sin la planificación adecuada, puede hacerle más daño, especialmente a los polinizadores. 4. Los antibióticos: estos medicamentos contaminan el medio ambiente y pueden cambiar el comportamiento de las abejas. 5. Contaminación del aire: las emisiones dificultan la supervivencia y la reproducción de los insectos. 6. La agricultura en interiores: el aumento del cultivo en espacios cerrados reduce los hábitats naturales de las abejas silvestres. 7. Minería de metales: el aumento de la demanda en la minería de materiales como el litio y el cobalto, utilizados en baterías, daña la tierra y el agua. 8. Cócteles de pesticidas: los grandes productores usan distintos pesticidas puede debilitar a los polinizadores. 9. Contaminación lumínica: las luces artificiales brillantes durante la noche confunden a los polinizadores, como las polillas, por ejemplo. 10. Los metales pesados: la contaminación de los metales tóxicos, como el cadmio y el mercurio, puede dañar la salud, el comportamiento y la supervivencia de las abejas. 11. Incendios forestales: los incendios forestales, cada vez más frecuentes, destruyen los hábitats de los polinizadores, lo que dificulta su recuperación. 12. Pérdida regional del monitoreo de pesticidas: sin un seguimiento adecuado, el exceso de pesticidas dañinos mata polinizadores y elimina recursos florales. ¿Qué se puede hacer? La Dra. Deepa Senapathi, jefa del Departamento de Gestión Sostenible de Tierras de la Universidad de Reading y coautora del informe, dijo que y a existen soluciones prácticas que se pueden implementar para no seguir perdiendo a los polinizadores. “Las oportunidades más prometedoras son aquellas que abordan múltiples problemas a la vez. Una acción centrada y decidida podría frenar significativamente e incluso revertir el declive de los polinizadores, creando a la vez entornos que beneficien tanto a la naturaleza como a las personas”, planteó. “Necesitamos mantener, gestionar y mejorar nuestros hábitats naturales para crear espacios seguros para los polinizadores. Acciones individuales, como proporcionar alimento y zonas de anidación en nuestros propios jardines, pueden ser de gran ayuda. Pero los cambios en las políticas y las acciones individuales deben ir de la mano”, añadió. El informe entregó varias posibles soluciones para evitar la pérdida de las abejas, pero destacaron 5 como puntos clave. Estas son: 1. Poner leyes más estrictas que limiten la contaminación por antibióticos. 2. Transicionar a vehículos eléctricos para reducir las emisiones. 3. Producir cultivos con polen y néctar mejorados para que los polinizadores se nutran mejor. 4. Crear hábitats ricos en flores. 5. Desarrollar tratamientos basados en ARNi (ácido ribonucleico) para los cultivos, que atacan las plagas sin dañar a los polinizadores.