














Historia de acompañamiento en adopción: Libro de Vida
Desde 2021, 986 niños, niñas y adolescentes han sido adoptados a través del Servicio de Protección. El 53% son niños y el 47% niñas, con el 58% menores de 4 años al momento de la adopción.
29 de diciembre de 2025
Después de más de una década de tramitación en el Congreso Nacional, este año se aprobó la nueva Ley de Adopción, cuya aplicación comenzará una vez que finalice el proceso de elaboración de los reglamentos necesarios para su implementación.
Entre sus aspectos más relevantes destaca la disminución de los tiempos de tramitación del proceso adoptivo, poniendo en el centro el interés superior de niños, niñas y adolescentes. Asimismo, la normativa permite el contacto postadoptivo con la familia de origen o biológica, siempre que exista voluntad expresa del niño, niña o adolescente, y garantiza igualdad de condiciones en la evaluación de todas las familias y postulantes, independientemente de su composición familiar.
Es importante aclarar que no todos los niños, niñas y adolescentes que viven en residencias pueden ser adoptados. Mientras permanecen bajo el cuidado institucional, los equipos trabajan con sus familias de origen para evaluar la posibilidad de reunificación. En Chile, a septiembre de 2025, existían 15.400 niños, niñas y adolescentes en residencias y familias de acogida, pero solo 254 eran susceptibles de adopción.
La mayoría de las familias postulantes tiene la expectativa de adoptar lactantes. Sin embargo, solo el 2% de los niños declarados susceptibles de adopción tiene menos de un año, mientras que más del 71% supera los cuatro años de edad.
Desde la creación del Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia, en el período 2021–2025, 986 niños, niñas y adolescentes han sido adoptados en Chile. De ese total, un 47% corresponde a niñas y un 53% a niños, mientras que el 58% tenía menos de cuatro años al momento de la adopción.
Avanzar en la restitución del derecho a vivir en familia y en el cuidado definitivo de niños, niñas y adolescentes en situación de desprotección sigue siendo un desafío prioritario, complementando los procesos adoptivos con iniciativas como los libros de vida.
LA HISTORIA NO ES INVISIBLE
En cada residencia, los equipos destinan parte de su labor a la elaboración del libro de vida de niños y niñas, un valioso registro impreso —actualizado permanentemente— que narra las principales experiencias y logros. Estos libros se convierten en un recurso fundamental para las familias adoptivas al contener hitos como la primera sonrisa o los primeros pasos.
A medida que los niños crecen, surge el deseo natural de conocer o recordar su infancia. El libro de vida permite reconstruir su historia durante la estadía en una residencia o con una familia acogida, siendo clave en procesos terapéuticos y personales.
"Nuestra tarea es proteger, reparar y acompañar a los niños en situación vulnerable. El libro refleja esas acciones garantizando derechos como el cuidado y afecto", señala Anita Bonell Bravo.
Cuando un niño es adoptado pasa a formar parte de su familia definitiva. Una madre expresó al adoptar por segunda vez: "Aquí tenemos mucho cariño para darte". Conserva ambos libros como tesoros que fortalecen su maternidad e integran la historia familiar.
Fuente: DiarioElDia Región




































