











Colegio chileno mejora Simce al eliminar dulces
La Universidad de La Frontera lideró un proyecto educativo que aumentó en un 20% el consumo de comida saludable en un colegio chileno.
11 de noviembre de 2025
En Temuco, al sur de Chile, un pequeño colegio decidió hacer un cambio radical: eliminar la comida chatarra del kiosco escolar y reemplazarla por frutas, verduras y snacks saludables.
Lo que comenzó como un experimento para fomentar mejores hábitos alimenticios terminó convirtiéndose en una historia de éxito educativo que hoy llama la atención de todo el país.
Durante tres años, la Universidad de La Frontera (UFRO) acompañó al establecimiento en un proyecto pionero para enfrentar la creciente obesidad infantil. Bajo la guía de las académicas Fabiola Henríquez y Vanessa Arias, el plan incluyó talleres para estudiantes y apoderados, la creación de un huerto escolar y la transformación total del kiosco.
Los resultados sorprendieron a todos. En solo tres años, el colegio logró mejorar en un 20% el consumo de alimentos saludables entre sus alumnos y aumentar en cuatro puntos sus indicadores de desarrollo personal y social del Simce, el sistema nacional que mide la calidad educativa en Chile.
El proyecto no solo cambió las colaciones. Transformó la forma en que la comunidad escolar entiende la alimentación y el bienestar. Las familias comenzaron a preparar refrigerios más sanos, los niños se interesaron por cultivar en el huerto, y los profesores incorporaron la educación nutricional en sus clases.
"Hoy los niños eligen frutas por iniciativa propia y hablan en casa de lo que aprendieron en el colegio. Es un cambio cultural profundo"
Los investigadores también destacaron que los avances no se limitaron a la comida: los estudiantes mostraron mayor autoestima, mejor convivencia y más participación escolar, lo que se reflejó directamente en los resultados del Simce.
El caso de Temuco demuestra que pequeñas intervenciones sostenidas pueden tener un impacto enorme en la salud y el aprendizaje. El huerto escolar, además de proveer frutas frescas, sirvió como aula viva para enseñar sobre biología, sostenibilidad y trabajo en equipo.
Según la UFRO, la clave fue el compromiso de toda la comunidad educativa. Profesores, directivos, apoderados y alumnos participaron activamente en cada etapa, generando un entorno saludable y colaborativo que se mantuvo más allá del proyecto.
El éxito del colegio de Temuco está inspirando a otras escuelas del país. Diversas municipalidades han mostrado interés en replicar la experiencia, mientras el Ministerio de Educación analiza los resultados como posible modelo de política pública.
Con cifras que muestran que uno de cada tres niños en Chile sufre sobrepeso u obesidad, esta iniciativa ofrece una luz de esperanza: comer bien puede cambiar vidas… y también mejorar las notas.
Fuente: Publimetro




































